Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 22

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Internacional

Derrotamos a Bush; ahora reconstruyamos al mundo

El 7 de noviembre la población estadounidense se volcó a las urnas para quitarle el poder a George Bush y Dick Cheney, y a sus amos de la oligarquía financiera internacional. El factor catalítico decisivo de esa victoria fue la campaña emprendida por el estadista y ex precandidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, Lyndon H. LaRouche, y su Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM), quienes lograron movilizar al estrato de jóvenes en edad universitaria para que votaran —dos a uno— a favor de los demócratas, y en contra de Bush y Cheney. Ahora es necesario, para el futuro de México y del mundo entero, adoptar las medidas de recuperación económica que LaRouche acaba de proponer durante una videoconferencia internacional que dio el 16 de noviembre desde Washington, D.C., donde dijo:

Ninguna de las principales autoridades financieras y económicas bienintencionadas de EU o Europa Occidental, o del mundo en general, tiene idea alguna de cómo resolver la crisis monetario–financiera y física internacional que ahora embiste: ¡ninguna! ¡Yo sí! Por tanto, en este caso, es mi deber plantear con franqueza cuál es esa solución e identificar la naturaleza del problema al cual ha de aplicarse este remedio, esta medicina, para curar al paciente enfermo. Si no hacemos lo que sé que tenemos que hacer, si no damos algunos de los pasos necesarios, entonces, en el intento de enfrentar la crisis, empeoraremos el desorden. Y, si empeoramos el desorden ahora, en una crisis que es mucho más grave que la del período de 1929 a 1933, si hacemos eso, lo que tenemos es una era de tinieblas.

Por ende, hay que actuar ahora, tiene que tomarse la decisión ahora; la medicina tiene que ser la correcta; la solución, el plan, tiene que ser el plan correcto. Y podemos salir vivitos y coleando, y librarnos de algunas de las enfermedades que nos han afectado hasta este momento. Ése es mi deber.

Mi deber es decir lo que hay que hacer, porque otros no saben qué tiene que hacerse. [El ex secretario del Tesoro estadounidense] Bob Rubin no sabe qué hacer, y él es de lo más inteligente que tenemos en EU en esta materia. Y tampoco el ex presidente Clinton. Tampoco ninguno de los encargados de las comisiones del Congreso ni del Senado ni de la Cámara de Representantes: ninguno de ellos sabe qué hacer. Los mejores de ellos tienen la intención de hacer algo; quieren saber qué hacer. Mi tarea es decirles la solución y qué hacer. Y ojalá que estén de acuerdo, por el bien de todos nosotros y de las generaciones futuras de la humanidad. . .

Bueno, ¿qué hay que hacer?

Ahora bien, ¿qué hay que hacer? Para ir al grano, ¿cuál es la solución? Bueno, lo primero es no hundir al dólar; porque si el dólar se devalúa hoy a un grado significativo, digamos 20 o 30%, significaría que la totalidad del sistema, el sistema mundial entero, caería, como en reacción en cadena, en una era de tinieblas planetaria. Porque todo el sistema mundial depende de un dólar que no tiene valor intrínseco. El dólar tiene un valor convencional, no uno físico.

En 1971–1972 destruimos el dólar. Lo sacamos del sistema de Bretton Woods y dijimos que estaba “flotando”. ¿Qué quiere decir “flotando”? ¿Saben qué cosa flota, eh?

Pero el asunto era que el Fondo Monetario Internacional seguía usando el dólar como la unidad monetaria y de denominación. De modo que el sistema mundial es un sistema del dólar, a pesar de que algunas partes del mundo están tratando de desligarse de fuertes compromisos en dólares con otras monedas. Ésa tampoco es ninguna salida, porque el sistema mundial entero está basado en la capacidad de cobrar en. . . ¡dólares estadounidenses! Si no puedes cobrar a una paridad con el dólar estadounidense, ¡entonces también estás quebrado! Cada nación del mundo —China entra en una crisis, India se desploma—, ¡cada región del mundo se viene abajo si el dólar cae 30%!

Así que, lo primero que uno tiene que entender es que no hay solución a menos que evitemos que el dólar caiga. ¿Cómo puedes evitar que el dólar caiga? Bueno, hay que hacer dos cosas: el Gobierno de EU tiene que deshacerse de estos Presidente y Vicepresidente. Si quieren salvar su trasero, desháganse de este Presidente. Mándenlo por donde ponen su trasero.

Porque, a menos que pueda cambiar su política —y el tipo padece una demencia bastante porfiada— a menos que puedan hacer lo que quiero hacer, lo que el presidente Franklin Roosevelt hubiera hecho, a menos que quieran hacer eso, no sirven para nada, son peor que inútiles, son un freno a las ruedas del progreso. Si yo fuera Presidente de EU o pudiera lograr que alguien más que fuera presidente hiciera las cosas bien, podríamos parar la crisis. Con el poder político podemos decir: “Vamos a defender la paridad del dólar en los mercados internacionales”. ¡A condición de que otros países cooperen con nosotros para hacerlo!

Así, lo que hacemos es ponernos de acuerdo en que vamos a establecer un regreso a algo como el sistema de Bretton Woods que Nixon canceló en 1971–1972. Vamos a decir que la política de EU es establecer una relación de paridades fijas con otras monedas, con otras naciones y monedas del mundo. Vamos a crear un nuevo sistema que estará denominado en dólares, pero a una proporción fija. Vamos a convertir las obligaciones de corto plazo, en masa, en obligaciones de largo plazo de hasta 25 a 50 años mediante tratados. Y, de ese modo, podemos estabilizar al mundo fundados en el acuerdo con países que estén dispuestos a hacerlo.

Entonces, con esa base, podemos emitir crédito nuevo a entre 1 y 2%, como crédito autorizado por gobiernos o conforme a tratados, acuerdos comerciales y crediticios de largo plazo entre gobiernos. Por ejemplo, tomemos el caso de Alemania y China. Es un buen ejemplo, porque Alemania es en gran medida un socio comercial de Rusia y China. Ésa es la clave de que Alemania tenga una economía en lo absoluto.

Estos países tienen diferentes clases de sistemas políticos, económicos y monetarios. Pero, si tienen tratados de gobierno a gobierno, que abarquen un período de 25 a 50 años, a tasas de interés simple de entre 1 y 2% a lo largo de ese período, entonces ahora pueden establecer un nuevo conducto de crédito para financiar los grandes proyectos que necesitan los países asiáticos en particular, porque no tienen instalaciones suficientes ahora como para completar obras necesarias para sus propios países.

De modo que podemos arreglar esto con costes de préstamo a tasas bajas. Activamos a Europa, empezando con Alemania. La activamos para que produzca los productos que Asia necesita, en particular para bienes de capital, inversiones de capital, mejoras de capital. Financiamos el negocio de bulto a entre 25 y 50 años. También usamos un sistema monetario reformado, de la variedad de Bretton Woods —no el sistema de Bretton Woods, sino uno como ése—, un sistema de tipos de cambio fijos, y amarramos al mundo con un conjunto de acuerdos para la recuperación físico–económica y el crecimiento. . .

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El Movimiento de Juventudes Larouchistas canta durante la videoconferencia que dio Lyndon LaRouche el 16 de noviembre. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS).

Los amigos de Bush quieren traer la mano de obra mexicana barata del otro lado de la frontera a Texas. La quieren. Otra gente, gobernadores, organizaciones políticas, ¡la quieren! Ahora quieren agarrarla contra esta pobre gente que viene acicateada por la desesperación, por lo que le hicimos a México desde 1982. Destruimos la capacidad de México para desarrollarse. Lo saqueamos. ¡Lo clausuramos! Ahora esta gente está desesperada por trabajos, desesperada por un ingreso, ¡cruzan la frontera estadounidense porque no pueden conseguir trabajo en México! Comunidades enteras dependen de este sistema. Ésta es una injusticia contra el pueblo, una injusticia criminal. A este respecto, es una indiferencia por una nación que es nuestra vecina más cercana. Y salimos con esta hipocresía de: “¡Vamos a defender nuestras fronteras!” ¡Tenemos que defender nuestras fronteras de lo que ha infestado a la Casa Blanca!. . .

Movilicemos una fuerza revolucionaria de jóvenes

Tenemos que movilizar a una fuerza revolucionaria que no implique violencia, sino emprender un cambio fundamental de orientación, y [en todo el mundo] tienen que generar un grupo concertado de gente, de gente joven, que hará ahí lo que estamos tratando de hacer con el movimiento de juventudes en EU. Y tienen que hacer lo que nosotros, lo que estamos haciendo con los proyectos de Kepler y otros parecidos; eso es lo que tienen que hacer. Porque tienen que construir esto en torno a un cimiento científico competente, y también uno musical. . .

Por consiguiente, al hacer que la gente domine al mismo tiempo los conceptos de principio científico, como lo hicieron Bach y demás, que realmente aprenda lo que esto ignifica, obtienes la clase de personalidad que tiene la confianza de la certeza del conocimiento, que es lo que le da la confianza para llevar a cabo revoluciones de una u otra clase. Y necesitamos ver eso en otras partes del mundo. Ésa es la única esperanza. La única esperanza radica en la nueva generación que guiará y sacará al mundo del atolladero, y que inspirará a los que quedan con vida de generaciones más viejas a unírsele en la causa. La generación más vieja no iniciará este esfuerzo, pero a muchos los inspirará el ejemplo de la generación más joven, y ésa es la única solución.