Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 22

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Estudios estratégicos

LaRouche habla desde Berlín:

La crisis mundial en vísperas de las elecciones en EU

El economista y estadista norteamericano Lyndon LaRouche habló el 31 de octubre de 2006 desde Berlín, Alemania, en una videoconferencia internacional que organizó su Comité de Acción Política Lyndon LaRouche, sólo unos días antes de que la voluntad popular dejara muy mal parado al Gobierno de George W. Bush en las elecciones intermedias estadounidenses del 7 de noviembre, al concederle una victoria arrolladora al Partido Demócrata. En el diálogo también participó un público reunido en la ciudad de Washington, Estados Unidos, y otros lo vieron por internet en diversas reuniones “satélite” organizadas alrededor del mundo, entre ellos cientos de personas en universidades de Colombia, Perú, Argentina, México, Bolivia y Centroamérica. Los moderadores del diálogo fueron la dirigente del Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) Jessica Tremblay y el asesor científico de LaRouche Jonathan Tennenbaum desde Berlín, y Debra Freeman, vocera nacional de LaRouche, desde la capital estadounidense. A continuación reproducimos la transcripción de la presentación de LaRouche.

Tremblay: Hoy es 31 de octubre de 2006, y creo que este día pasará a la historia como un parteaguas en la decisión de qué rumbo tomará la humanidad; en realidad, el futuro de toda la humanidad.

Mi nombre es Jessica Tremblay y tengo el gran honor de presentarles al estadounidense más grande que tenemos, Lyndon LaRouche, y el mejor economista de nuestros tiempos. Quiero darle la bienvenida a todos los invitados reunidos aquí en Berlín, a esta sala repleta, y también a todos los invitados en Washington. Sé que hay centenares de reuniones en todo el mundo hoy, y todos esperamos con muchas ansias las muy sabias palabras del señor Lyndon LaRouche. Y la razón es que el sistema financiero actual está desintegrándose. Por tanto, LaRouche está aglutinando a aquellas fuerzas que de verdad van a representar y a luchar por el bienestar general, ya sea que estén en el gobierno o entre la población. Y quisiera decir, también de manera específica, en especial a los miles de jóvenes de todo el mundo que son quienes vivirán los próximos cincuenta años y aportarán algo grande a la posteridad.

Así que, sin más preámbulos, de veras quiero darle una gran bienvenida al señor LaRouche, y creo que nos divertiremos mucho hoy.

LaRouche: Muchas gracias.

Como saben, casi siempre los peores y los mejores momentos de la historia le caen a la gente de sorpresa. Y ése será el caso con lo que está pasando en el mundo actualmente. Ahora estamos al término de todo un período de la historia. A mediados de septiembre, en EU y en otras partes del mundo afectadas directamente por EU, dio inicio una nueva depresión de la economía mundial. Esto es un tanto complicado porque hay una campaña electoral, una llamada elección intermedia en este momento en EU. El partido gobernante está perdiendo poder, o sea, en términos del apoyo de la población. Está preparándose para cometer un gran fraude electoral en EU para tratar de retener algo de ese poder. Está listo para ir a la guerra a fin de tratar de adelantarse a la situación, la situación política, para retener el poder. Pero también tiene intenciones de largo plazo de establecer una dictadura mundial llamada globalización, lo cual significaría un desastre para toda la humanidad.

Estos acontecimientos se suceden con rapidez. Algunas cosas buenas ocurren en el mundo, al igual que estas cosas malas, pero vienen juntas, como suele ocurrir, al mismo tiempo. Como en la guerra: una guerra terrible estalla, y hay gente que se apresta para pelear, pero no sabe lo que es la guerra. Entonces, de pronto la prueba, y no era lo que esperaba. Y a veces la guerra se le revira al atacante, y eso es bueno. Eso también ocurre de repente, conforme acontecimientos sorprendentes y la movilización de la población y las instituciones hacen que la gente resista el mal. Lo mismo aplica a grandes depresiones económicas. Una gran depresión económica toma a todos por sorpresa, aun a quienes la predijeron, porque cuando llega, no lo hace tal como pensaron que lo haría.

De modo que, en términos de los gobiernos alrededor del mundo hoy día, como los conozco y sé lo que dicen, a la mayoría de los gobiernos del mundo, entre ellos los que hemos referido aquí hoy en lo principal, en Eurasia, los tomará por sorpresa; en China, en Japón, en India, en Rusia, todavía no tienen la menor idea de lo que está por ocurrir. Tienen cierto sentido de que hay una crisis, pero sueñan, creen poder controlar su situación con ciertas creencias con las que funcionan ahora, y no podrán hacerlo. Se les exigirán cosas que los agarrarán por sorpresa.

Los motivos de optimismo

A mí particularmente no me sorprende. Tengo muy buena idea de lo que pasará. Y también soy más optimista, porque sé que lo bueno de esta crisis —y también tiene cosas muy malas—, es que lo que la mayoría de la gente piensa caerá en el descrédito. Lo que la mayoría pensaba ayer, descubrirá mañana que ya no lo cree. Les parecerá que todo lo que creían de pronto se convierte en mentira.

Lyndon LaRouche da una videoconferencia internacional desde Berlín, Alemania, el 31 de octubre. “Tenemos que contar con una orientación a la misión para organizar este mundo en torno a ese sentido de misión, ver dos generaciones adelante, a unos 50 años, y decir: ‘¿Cómo podemos salir ahora del infierno que hicimos de este planeta?’ ” (Foto: Helene Möller/EIRNS).

Creen saber cómo administrar una economía. Los gobiernos creen que pueden bregar con la economía. Intentan posponer el crac que ya tienen encima. No pueden posponerlo. Quizás lo posterguen por un corto tiempo con otra inflexión hiperinflacionaria, como en EU. ¡La economía de EU se está desintegrando! No está desplomándose, se desintegra. La pérdida de la industria automotriz en el transcurso del último año continuó en éste; EU ya no tiene una industria automotriz. Tiene algunas plantas en su territorio, pero ya no son una industria automotriz estadounidense. Son propiedad y están en control de extranjeros. Lo mismo pasa con la producción de acero en muchas partes del mundo: nada de lo esencial lo controlan los Estados nacionales y sus pueblos.

De modo que la gente alberga ilusiones: “Todo saldrá bien; nuestro gobierno se encargará”. El Gobierno de Francia, el Gobierno de Italia no es un gobierno; está muerto, esperando que lo entierren. Y esto es característico de muchas partes del mundo.

Eso es lo que se nos viene encima. Ahora bien, como indiqué antes, el viraje se dio a mediados de septiembre, con la arremetida de los años de desplome de la economía mundial, que en realidad ha estado en marcha desde más o menos 1971–1972. Algunos se hacían ricos, pero a expensas de otros. Las economías decaían. Vean a EU, condado por condado de todo el país. En prácticamente todos los condados donde solía haber producción, ya no la hay. La gente ya no vive con un alto grado de destrezas, lo hace como camareras o meseros, u otra clase de cosas; los llamados “empleos de servicios”, en gran medida trabajo inventado que ni siquiera es necesario. No preparas una hamburguesa en casa; vas al puesto de hamburguesas. Uno no necesita eso.

De manera que la economía ha venido desintegrándose. Pero el 20% de mayores ingresos, en particular el 20% de arriba que ahora ocupa puestos de poder —por lo general personas entre los 50 y 65 años de edad—, esa generación en gran medida vive una ilusión. Piensa que su mundo se ha realizado, cree que ésta es una sociedad posindustrial; cree que eso es bueno. ¡Piensa que la globalización es buena! La globalización es una enfermedad que va a destruir al planeta entero y aniquilará la mayoría de los niveles de la población actual. ¡Es un imperio! ¡Es imperialismo! Es la restauración de una caricatura de lo que pasó en Europa en la Edad Media.

Y todas estas cosas están ocurriendo. Y la gente no está preparada para el choque que súbitamente cambiará [todo]. En EU, la característica, como dije, es la campaña electoral. El intento de posponer que surja la realidad, sólo por unas cuantas semanas más, en la esperanza —del Gobierno de Bush— de poder engañar a la gente, a pesar de que están perdiendo la elección, su popularidad, y en la esperanza de poder aferrarse al poder un “asalto” más.

Miren a Berlín hoy día: ¿dónde está la industria? Thatcher y Mitterrand le ordenaron a Alemania que se autodestruyera como el precio a pagar por la unificación. Eso se llama “globalización”. (Foto: Ilya Karpowski/EIRNS).

EU se destruye solo

Mucha gente cree, por ejemplo, que el mal proviene de EU, cuando en realidad no es así. EU no es el origen de este problema; el origen está aquí mismo, en Europa, en la élite liberal angloholandesa de Europa. Y lo que tenemos en EU es una extensión de eso; podemos debatirlo, pero es una extensión de eso. Y lo que EU hace no es tratar de conquistar el mundo; lo que hace es destruir a EU. ¿Cómo destruyes una nación poderosa? Induciéndola a desprestigiarse ella misma. La corrompes, la llevas a que se desacredite sola. Pierde la confianza de su propio pueblo, pierde la confianza de fuera; se desespera por tratar de conservar el poder, comete errores, como lo ha hecho EU.

Miren, por ejemplo, el Sudoeste de Asia. Vean esta guerra en Afganistán, vean esta guerra en Iraq, vean la propagación de esta misma clase de guerra a otras regiones, ¡el objetivo en Irán! El objetivo de desmembrar a Turquía —que también es parte del plan, así como todo el Sudoeste de Asia—, la intención de partir a Pakistán, la de partir a India, la de desestabilizar a China, la de empezar un conflicto con Rusia, como en Transcaucasia.

EU es clave para hacer todo esto. No es el autor único de este desastre, pero sí lo encabeza. ¿Qué hace EU? EU, que hace seis años aún era admirado por muchos en Europa y otras partes, ya no lo es. ¡El Gobierno de Bush y Cheney ha destruido la influencia de EU, su credibilidad en todo el mundo! EU ha destruido partes enteras del mundo, y está propagando eso a otras partes. Lo que pasa en el proceso es lo que ven figuras militares prestantes de EU, figuras importantes de la inteligencia, personalidades políticas destacadas que entienden estas cosas: ¡la autodestrucción de EU con Bush y Cheney!

Globalización significa imperio

Entonces, ¿quién se beneficia de la destrucción de EU? Bueno, ¿quién puso a este Gobierno de Bush y Cheney en el poder? Pregúntenle a los caballeros en Londres cómo se hizo. ¡Porque el objetivo tiene un nombre que ustedes conocen! ¡Lo han escuchado! Es el nombre de un veneno; pero no lo consideran como tal, lo consideran inevitable. La sentencia es que “¡la globalización es inevitable! ¡No puedes regresar de la globalización al Estado nacional! Es inevitable”.

Pero la globalización es el imperio. La globalización es la reducción del nivel de vida en todo el mundo. Consideren una planta en Alemania, ¡como en Berlín! Vean a Berlín desde 1992: ¿se benefició Berlín con el rompimiento de la República Democrática Alemana? En cierto sentido. Hubo más libertad, pero, ¿libertad para qué? La libertad de no trabajar, libertad de no poder mantener la ciudad, porque le quitan su industria.

¿A dónde se fue la industria? A veces simplemente desapareció. En ocasiones los empleos se mandaron a partes del mundo donde la gente es pobre, donde no tiene infraestructura, donde no tiene servicios de salud. Trabaja por menos, porque su nivel de vida es mucho más pobre.

Entonces, lo que pasa es que, con la destrucción de Alemania, la destrucción de la economía alemana, la de Berlín en particular, por órdenes de Londres y Francia —las órdenes de Margaret Thatcher y François Mitterrand—, Alemania tuvo que autodestruirse como el precio a pagar por la unificación. El mundo se torna más pobre; conforme EU se destruye a sí mismo, su economía, el mundo se vuelve más pobre.

El empleo se embarca a sectores del mundo cada vez más pobres. Se exportaron empleos a México. Pero México también es muy caro; enviaron los trabajos a Centroamérica. Lo mismo ocurre en todo el mundo. El empleo en la producción se muda de regiones con altos niveles de calificación y condiciones de vida para la población, a partes cada vez más pobres del mundo. Eso se llama “globalización”.

Es la eliminación del Estado nacional, la eliminación de la protección, del nivel de vida, de la atención médica, de los sistemas educativos. Se está destruyendo todo esto. Tenemos —¿qué?— 10% de la planta de trabajo de Alemania sin esperanza, sin futuro. Está destruyéndose a Alemania; está destruyéndose a Italia. Algunos empleos van para China.

¿Qué si el dólar cae?

Muy bien, pero examinemos esto, este mito del imperio estadounidense: ¿qué si EU se desploma? Supongamos que el valor del dólar se desploma 20, 30%. ¿Significa eso que otras partes del mundo de pronto mejoran porque toman el lugar de EU? No.

Si EU se hunde, el resto del mundo también se hunde inmediata y automáticamente. ¿Por qué?

En 1971, en agosto de 1971, el Gobierno de entonces, el Gobierno de Nixon, a través de un individuo llamado George P. Shultz —el hombre que después puso al dictador Pinochet en el poder en Chile, junto con Henry Kissinger y Félix Rohatyn—, ¡puso a flotar el dólar! O sea que, hasta entonces, el dólar había representado una moneda regulada dentro de un sistema de paridades fijas entre monedas a nivel internacional. En esencia el dólar todavía era tan bueno como el oro. El dólar fue la única moneda mundial al término de la Segunda Guerra Mundial. Su poder, su estabilidad mediante cosas como el plan Marshall y acuerdos similares, y el sistema de tipos de cambio fijos, le permitió a Europa Occidental recuperarse, les permitió a otras partes del mundo recuperarse por medio de cosas como el Kreditanstalt für Wiederaufbau en Alemania; como vehículos de movilización del crédito para reconstruir la economía de una Alemania destrozada por la guerra, la de Francia, para levantar la economía de Italia, lo cual continuó hasta fines de los 1960.

En 1971 la decisión de un gobierno convirtió al dólar en papel higiénico (ver gráfica 1). Esto lo respaldó una reunión del Fondo Monetario Internacional en 1972. De nuevo, George Shultz estuvo ahí. Tenían un sistema de tipos de cambios flotantes; ¿qué respaldaba al dólar? Bueno, éste ya no era el dólar estadounidense; era el dólar del FMI: un dólar estadounidense denominado en condiciones del FMI; sin sustento alguno, salvo la buena fe y la confianza de que todo saldría bien.

Todo en el mundo está relacionado ahora con este dólar. China tiene vastos activos financieros denominados en dólares. En todas partes del mundo tienen vastos activos denominados en dólares. ¿Qué pasa si el dólar cae 30%?

Entonces China se desploma, India se desploma, no sólo porque el dólar vale menos en su llamada lista de activos, sino porque el desplome del mercado estadounidense, su derrumbe de reacción en cadena, sus efectos en otras partes del mundo, significan la caída de las economías de India, China y demás. Y también de Europa. Así que un desplome del dólar estadounidense es un desastre para cada rincón del mundo.

Y la gente no entiende eso. Hay unos cuantos en EU que sí lo entienden; creo que Paul Volcker, el ex presidente del sistema de la Reserva Federal, probablemente entiende eso. Sé que algunas otras personas importantes en EU lo entienden: no puedes devaluar el dólar. Si lo haces, echas abajo todo el castillo de naipes del sistema mundial, porque el comercio mundial se calcula y denomina en dólares. El grueso de los activos, de los activos financieros del mundo, está denominados en dólares.

Si el dólar cae, todo cae. Por tanto, tienes que preocuparte por lo que le pase a EU, porque sólo si EU actúa con el consentimiento y cooperación de otras naciones para que el dólar sea un valor fijo de seguridad, manteniendo así el sistema crediticio del que ahora depende la totalidad del mundo, sólo en esas condiciones puedes evitar que al mundo entero le ocurra algo comparable a lo que le pasó a Europa en el siglo 14, cuando el sistema bancario lombardo se desplomó y toda Europa cayó en la prolongada Nueva Era de Tinieblas. El derrumbe del dólar hoy en el mercado mundial haría que el planeta se hundiera en una nueva Era de Tinieblas.

Por consiguiente, esto es típico de lo que sucede el día de la crisis: de pronto enfrentas un momento en el que está a punto de ocurrir un colapso del dólar, y dices: “Bueno, el dólar se va a desplomar, el resto de nosotros la libraremos; China estará bien, India estará bien, Europa se las arreglará, Rusia saldrá adelante. . .” No. No, el mundo caerá en el caos. Es como una de esas cosas que pasan en tiempos de crisis, cuando a la gente la toman por sorpresa, y las cosas que siguen diciéndose a sí mismos que eran verdad, de repente demuestran no serlo. Y los sobrevivientes son aquellos que se espabilan pronto y reconocen que lo que creían era un fraude, una mentira.

Una cultura de sofistería

Porque la gente vive mentiras. Ésta también es una cultura sofista. El mundo de la posguerra en gran medida ha devenido en una cultura sofista; Europa y EU en particular. Somos sofistas que siguen la misma suerte de sofistería que llevó a la Atenas de Pericles a destruirse ella misma en la guerra del Peloponeso. Esa clase de sofistería: las palabras ya no significan nada; la verdad ya no existe. ¡Es sofistería! “Pero, no sé. . . ¡Tú dices que es cierto! Pero la opinión popular dice que no. Tú dices que esto es bueno, pero la opinión popular dice que no. La opinión popular dice que esto es bueno, pero tú dices que no”. ¿Qué autoridad tienes? “La opinión popular”, o lo que percibes que es la opinión popular o la de algún grupo. Pero es creer en algo sin comprobar, que no es verdad.

Y así es como se destruyen las civilizaciones, en especial las europeas, desde la caída de Atenas con Pericles: “¡La era dorada de Atenas!” Resulta que la “era dorada” cayó como un chorro, y Atenas se fue por el caño. “Era dorada”; ése es el veneno.

Cómo defender al dólar

Ahora veamos la otra cara. Ésa es la cara mala. No sólo estamos en un período de guerra, estamos al borde de una edad oscura inminente, de un desplome del dólar, un desplome del mundo. Todo esto está ahora en marcha.

Bueno, dije que tenemos que defender el dólar. Permítanme explicar esto de nuevo, como lo he hecho recientemente en algunas cuestiones al respecto: primero que nada, el mundo está denominado —en especial el mundo denominado en dólares— en una suerte de seudomoneda llamada derivados financieros, tales como los de los fondos especulativos. Ahora bien, ¿qué son los fondos especulativos? ¿Qué son los derivados financieros? Representan deudas de juego. No hay producto en los fondos especulativos. No hay producto en los derivados financieros. No tienen nada de valor físico. Lo que son es, ¡una apuesta, una apuesta de juego! Y luego se convierten en apuestas a las apuestas de juego, donde los fondos especulativos compiten apostando unos contra otros. El mundo ha devenido en un casino gigantesco desde 1987, desde que Volcker dejó el sistema de la Reserva Federal y entró Alan Greenspan, ¡y legalizó lo que debió prohibirse como una práctica delictiva llamada derivados financieros! Y al mundo lo dirigen y dominan ahora derivados financieros. Y ésta es una burbuja que está por estallar. ¿Mmh?

Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Lo primero que tenemos que hacer es deshacernos de estos papeles: cancelar todos los fondos especulativos, todos los derivados financieros. Pues bien, alguna gente pegará de gritos cuando digas esto, pero tienes que hacerlo. Lo harás de un modo o de otro: o lo haces de manera ordenada mediante acciones de gobiernos y acuerdos entre gobiernos, ¡o te pasará de todos modos! Y, si te pasa en cualquier caso, te caerá como un choque, no como una decisión de gobiernos. Porque nunca podríamos pagar, el mundo jamás podría pagar, sustentar las obligaciones denominadas en fondos especulativos, en derivados financieros en general. No se podría hacer. La deuda es muchísimo más grande que todo el producto anual del mundo y, en especial con las tasas de interés actuales, nunca podrías pagarla.

Por tanto, mientras te aferres a los derivados financieros y los fondos especulativos, estás perdido. Si tu país los apoya, está perdido. Y se encontrará un nuevo gobierno; tal vez uno que resuelva el problema, pero será un gobierno nuevo, sea que lo resuelva o no. Eso es, la crisis sucederá.

Entonces, lo primero que tenemos que hacer es someter al mundo a una reorganización por bancarrota. Tenemos que ponernos de acuerdo en que el dólar ha de convertirse, de nuevo, en una unidad de cambio fija. ¿Por qué? ¿Por qué ése es su valor? No; porque vamos a hacer que ése sea su valor. Vamos a virar la economía mundial al someterla a una reorganización por bancarrota, como en cualquier reorganización por bancarrota ordenada: vamos a someter al sistema financiero mundial a una reorganización por bancarrota; vamos a convertir las obligaciones de corto plazo, de ser viables, en obligaciones de largo plazo. Vamos a funcionar con una tasa de interés baja, como lo hicimos en los 1930, cuando empezó la recuperación en EU. Ahora vamos a recrear un sistema bancario, porque tenemos que salvarlo. No podemos salvar a muchos de los banqueros, que están locos, pero sí al sistema bancario. Porque lo necesitamos: el sistema bancario es el método por el cual uno maneja los depósitos de la gente, por el cual haces circular el crédito, por el cual generas crédito de largo plazo para inversiones, esa clase de cosas.

De manera que los gobiernos tendrán que intervenir para recrear, en una reorganización por bancarrota, una conjunto de bancos, con frecuencia los mismos que existen ahora, para regresar y hacer negocios de un modo cuerdo, a diferencia de la manera demente en la que hemos venido funcionando a últimas fechas. Porque necesitamos los bancos, necesitamos que apoyen la inversión en la industria local y demás, y en las cuentas privadas de los ciudadanos y demás, y en las comunidades locales.

Así, ahora tenemos que contar con un sistema crediticio sólido, fundado en crédito de largo plazo, en la eliminación de las obligaciones denominadas en derivados financieros o cosas parecidas. Ahora descubrimos que en la economía mundial, en especial en Europa, como en Alemania, por ejemplo, o en Francia, pero tomemos aquí el caso de Alemania: el problema es que no hay suficiente producción o empleo productivo para que Alemania pueda pagar sus impuestos de modo que tenga un país estable y crecimiento. De forma que el problema es una escasez de crédito, porque tenemos gente que todavía está capacitada, y si pudiera empleársele de vuelta en sus profesiones, si pudieran emprenderse empresas que fueran útiles —en especial en industrias, como en la industrialización de Berlín—, entonces podríamos empezar a tener, con mucha rapidez, una recuperación de la economía, con suficiente crédito y una reorganización de las finanzas. Esto es cierto en todas partes del mundo, más o menos. Por ende, eso significa que necesitamos un nuevo abasto de crédito, crédito de largo plazo, con ese fin.

La misión de desarrollar a Eurasia

Todo esto encaja en un cuadro mundial: tenemos dos partes de Eurasia.

Por un lado tenemos a la civilización europea, como maduró en Eurasia desde la época de la Grecia antigua, los tiempos de Solón de Atenas, por ejemplo. Eso es civilización europea. Esto se ha dado, con todos sus problemas de por medio, entre medio y antes, con toda clase de acontecimientos; la civilización europea es una institución muy sólida. Pueda que no sea sólida en el modo como a veces se comporta, pero es una idea muy buena. De hecho, es la idea más exitosa para el desarrollo y mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos. El Estado nacional, como se desarrolló en Europa, es una forma de institución que, cuando evoluciona como es debido, es la institución más eficaz que conocemos para fomentar las mejoras al bienestar de la humanidad. Ése es el caso hoy día.

Por el otro, los pueblos de Asia, que hasta hace poco, hasta que ocurrió el avance de la modernización, en esencia han tratado a la masa de la humanidad como ganado. Sí, algunos son ricos, algunos tienen una cultura impresionante, algunos tienen esto, etc.; pero la masa de la población, el 80 a 90%, está empobrecida y vive casi como bestias, con la esperanza de vida de las bestias, el nivel de vidas de las bestias, esclavizado, sin un desarrollo mental real del individuo, cosa que en los mejores casos en Europa y EU sí tuvimos.

Por tanto, el problema es que ahora hemos llegado al momento, a este respecto nada más, en que tenemos que pensar en el mundo: tenemos una población creciente en Asia, una región de crecimiento en Asia. Tenemos que pensar en reactivar la civilización europea con una orientación a la misión del desarrollo de toda Eurasia en las próximas dos generaciones, lo que significa que Europa tiene que activarse de nuevo como una fuente de producción científica y tecnológica en la forma de crédito de largo plazo, de inversión de largo plazo en el intercambio con Asia, para levantar a países, como al cerca de 70% de los pobres de India, de los pobres de China, de los de otros países donde no pueden hablar de un futuro.

Distrito comercial de Shangai. ¿Qué pasa cuando el dólar cae? China cae, India cae: “Un desplome del dólar estadounidense es un desastre para cada rincón del mundo”. (Foto: PRNews Foto).

Y tenemos que contar con una misión de construir un mundo justo fundada en la cooperación entre Estados nacionales, con el principio westfaliano de que tenemos que pensar, en toda política, como lo hicieron los autores del tratado de Westfalia: primero tenemos que pensar en el prójimo, más que en nuestras propias demandas. ¿Qué estamos haciendo por el prójimo? ¿Qué estamos haciendo, como nación, como pueblo, por el prójimo, por las demás naciones? Hay que tender lazos de cooperación, de cooperación a largo plazo entre pueblos y naciones en base a esto.

Así que tenemos que organizar para salir de esta depresión que ahora nos azota, tenemos que organizar en razón de una perspectiva de largo plazo, de aproximadamente 50 años, para desarrollar al continente eurasiático.

Cambiemos la relación del hombre con la naturaleza

Esto tiene otro aspecto, al que me referí la última vez que tuve una reunión aquí en Berlín. Y es que hemos llegado al momento en que tenemos un cambio fundamental en la relación del hombre con la naturaleza. El crecimiento demográfico y el avance de la tecnología, el mejoramiento de la tecnología necesario para ese crecimiento demográfico, ha generado una situación en la que consumimos materias primas de primera calidad más rápido de lo que el planeta puede regenerarlas.

Los pobres de China: la gran mayoría, un 70% de la población de China, India y otros países pobres, no tienen futuro si no hay un cambio fundamental en la política estadounidense. (Foto: clipart.com).

Ahora bien, también hemos entrado a un período, el período de los procesos de fisión y fusión, en el que de hecho no sólo podemos regenerar materias primas de alta calidad, es decir, ayudarle a la biosfera a recuperarse del daño que le causa nuestro consumo; también estamos entrando en una fase en la que crearemos nuevas condiciones y nuevos materiales en este planeta que nunca antes existieron. Porque vamos a pasar al período transuránico del desarrollo del planeta, en el que desarrollaremos nuevas clases de materiales, con nuevos propósito, nuevos compuestos, cosas nuevas que nunca antes hemos hecho. Tendremos que hacerlo para satisfacer la demanda de la población, digamos, de China, de más de un millón trescientos mil; la de India, con más de mil millones de habitantes, ¡70% de ellos pobres! ¿Cómo producir lo suficiente para satisfacer la demanda de energía, materias primas, desarrollo y producción alimenticia? ¿Cómo hacer esto para sostener a la población, a los hijos de la población de Asia, darles la oportunidad de un nivel de vida que les permita sobrevivir y progresar?

Por tanto, hemos entrado a un período en el que ya no pensamos en aprovechar y explotar materias primas. Hoy pensamos en aprovechar y desarrollar el equivalente de las materias primas del planeta, lo cual significa poner más que nada el acento en las tecnologías de fusión termonuclear y las relacionadas.

Regresemos a la energía nuclear

De manera que los próximos 50 años tendrán que representar esa clase de transición. Eso significa, ahora, regresar a la energía nuclear. Por ejemplo, veamos la crisis de agua: tenemos en este planeta una crisis de agua dulce. Esto es en particular cierto en India. Vean, por ejemplo, el Sudoeste de Asia: la crisis esencial en el Sudoeste de Asia, aparte de todos los problemas políticos, es la falta de agua, ¡la falta de agua potable! ¡Agua para cultivos, para beber! Las guerras, como la de Israel con Siria, ¡fueron por agua! Israel tenía una población en expansión; tuvo que robarle el agua a Siria, y se la arrebató a todos a su rededor para satisfacer sus necesidades. Es una crisis de agua. Esto es algo que sabíamos desde principios del siglo pasado. Desde antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial sabíamos que no se puede tener estabilidad alguna en el Oriente Medio sin generar un abasto de agua dulce, sin cambiar el clima mediante la aplicación de una gestión de agua y energía que cree un ambiente que soporte una población más grande, per cápita, en toda esa región.

En India y otras partes tenemos ahora poblaciones que viven de lo que se conoce como fuentes de agua fósil o semifósil. Tenemos agua atrapada en la Tierra, en una cavidad en algún lugar, por los últimos 2 millones de años de la glaciación. El derretimiento de los glaciares puso agua, la depositó como si fuera algún metal, en lo profundo de la tierra. Y la gente, como en Australia, extrae ahora esta agua fósil, o como en EU, que la extrae del acuífero de Ogallala; saca agua dulce de los acuíferos con más rapidez de la que puede reabastecerse en estos momentos.

Así que tenemos una crisis de agua. Tenemos agua de sobra. ¿Conocen los océanos! Tenemos bastante agua. Ése no es el problema. Pero necesitamos cierta calidad de agua potable para el desarrollo de la agricultura, para reverdecer y mejorar el clima con simples árboles; con árboles, pastos y demás, mejorar el clima. Entre más vida tengamos en la tierra, en la forma de vida vegetal, mejor estaremos, en especial cultivos. Así que tengámosla, la necesitamos. Necesitamos agua dulce, limpia y potable para la gente. No podemos lograrlo de manera económica sin el uso a gran escala de energía atómica, de la fisión nuclear.

La India tiene una población muy pobre, el 70%. Es una población, este 70%, con una educación muy pobre. Por tanto, tienes que encontrar una palanca para elevar el nivel de vida, cuando uno no tiene la base educativa en la población para que lo haga con simple tecnología. Así que, ¿qué haces? Introduces la energía nuclear; de pronto tienes una infusión de energía y agua barata y eficiente, y has cambiado las condiciones de vida de la gente aumentado su productividad al mejorar su ambiente, en tanto ambiente productivo. Esto se aplica a otras partes del mundo, como el Oriente Medio; tenemos que transformar estas regiones para hacerlas más habitables y que sacien las necesidades de sus poblaciones, hoy y mañana. Ésta tiene que ser la clase de misión que nos ocupe en los próximos 25 y 50 años.

Cuando estamos erigiendo una economía, reconstruyendo una economía de los escombros en los que la convertimos desde 1970, en particular, tenemos que pensar en estos términos: hemos de pensar en dos generaciones al futuro. Debemos pensar en términos del tratado de Westfalia: ¿qué estamos haciendo por el prójimo? ¿Qué estamos haciendo por Asia desde Europa? ¿Qué estamos haciendo por otras naciones de Europa? ¿Qué estamos haciendo por África, por el mundo en general? Y, por ende, en cierto sentido nuestra vida tiene ahora un propósito. No vivimos como sesentiocheros codiciosos que tratan de satisfacer sus propios placeres mientras siguen en este planeta. Ofrecemos un propósito en la vida, una misión en la vida.

Todos morimos. ¿Cuál es nuestro propósito en la vida si todos morimos, nuestra satisfacción mientras vivimos? ¿O será que lo que hacemos con nuestra vida mientras vivimos, que tiene un valor continuo para la raza humana después, es lo que hace que valga la pena para la humanidad que vivamos, de lo que podemos enorgullecernos a los ojos de nuestros hijos y nietos, lo que hacemos por ellos y por el mundo que nos sucederá?

Descripción artística de una planta nuclear flotante para la generación de electricidad y la desalación de agua. “Tenemos en este planeta una crisis de agua dulce. . . Necesitamos agua dulce, limpia y potable para la gente. No podemos lograrlo de manera económica sin el uso a gran escala de energía atómica, de la fisión nuclear”. (Foto: Batelle/Laboratorio Nacional Oak Ridge).

Ésa es la pasión que tiene que acogernos, si es que vamos a salir de este desastre. Por tanto, tenemos que pensar en términos mundiales, no en términos de globalización. Tenemos que pensar en la orientación hacia la misión, para unir a las naciones, para que pongan su propia casa en orden, para poner en orden nuestras relaciones entre naciones; para crear un sistema mundial de cooperación financiera y relacionada que se organice para satisfacer esta clase de necesidades y darnos de nuevo, no el orgullo de la arrogancia, sino de que somos necesarios, cada uno de nosotros, y cada nación, para el beneficio del mundo entero.

A ése momento hemos llegado, y así están las cosas ahora.

¿Qué es la economía en realidad?

Uno de los problemas que tenemos es que la mayoría de la gente cree saber algo de economía. Y puedo decirles que la mayoría no sabe nada de economía. Sabe lo que le han enseñado, lo que le han enseñado sobre el dinero, los procedimientos monetarios.

No entiende la economía física, por ejemplo; y en particular los sesentiocheros no entienden para nada la economía física. Acuérdense, la generación de los sesentiocheros, la del 20% de mayores ingresos familiares que ahora andan, digamos, entre los 50 y 65 años de edad, no entiende nada de la economía. Primero que nada, como por lo general ahora, se oponía a la producción; ¡significaba trabajo! Y ellos no creían en el trabajo, ¡creían en el placer! Toda clase de placer. Y se tiraron a algunos placeres y los enfermaron. Así, cambiaron de placer o cayeron en el sadismo como una forma de placer.

Miembros del coro del Movimiento de Juventudes Larouchistas interpretan el motete de J.S. Bach, Jesu, meine Freude, en una escuela de cuadros que tuvo lugar hace poco en Berlín. “Bach fue el cimiento de la civilización moderna, su obra musical, su trabajo con el contrapunto, su redescubrimiento de lo que habían entendido los pitagóricos hace mucho tiempo: la coma”. (Fotos: Helene Möller/EIRNS).

De modo que tenemos una sociedad que ya no piensa en términos de valores reales, ya no piensa en términos de la inmortalidad, en el sentido de, “¿Eres un animal?” Si lo eres, vienes y vas, y mueres; vives feliz o de manera miserable, pero mueres. ¿Cuál es la consecuencia de tu muerte? ¿Recuerda alguien a una mascota, a un animal que tenía en la granja? Pero, ¿qué importancia tuvo ese animal, en tanto individuo, para el futuro de la especie? Ninguna.

Los seres humanos somos diferentes. Somos capaces de razonar. Somos capaces de descubrir principios universales, como en la ciencia física y el arte clásico. Nos comunicamos para desarrollar estos principios para las generaciones venideras. Así aumentamos el poder de las próximas generaciones, beneficiamos a las generaciones futuras de la humanidad.

La generación del 68 perdió eso. No quería producir; quería placer, quería emociones, quería poder ignorar lo que le pasaba al mundo a su alrededor. Así que destruimos. . . Tuvimos la revolución verde, no verde en términos de vegetales, sino de: “Yo no trabajo, no produzco”. Vivimos en un mundo en el que la mayoría se muere de hambre, y su inanición se intensifica, y no nos importa lo que producimos o dejamos de producir. Somos indiferentes al resto de la humanidad. Pensamos en términos de nuestra codicia o nuestro placer, nuestros estilos de vida, nuestros hábitos. No pensamos en lo que hacemos que nos hace inmortales, en el sentido de lo que contribuimos al futuro de la humanidad.

Hemos perdido el sentido de identidad, que fue el fundamento de la civilización europea. Antes en la civilización europea pensábamos en lo que estábamos haciendo por nuestros nietos y los que vendrían después de ellos; la gente se sacrificaba por sus hijos y nietos, y los que vinieran después, se sacrificaba para construir algo de lo que una generación futura pudiera enorgullecerse, porque lograron eso. Construyeron eso, lograron aquello. Pasamos de ser una generación que pensaba en hacer aportes, contribuciones permanentes al futuro de la humanidad, a una totalmente egoísta: “Lo que obtengo, mi satisfacción, mi placer”. Y así fue que nos destruimos.

Nos destruyó nuestra propia sofistería. Queríamos el respeto de gente como nosotros, en especial de sesentiocheros. No nos importaba lo que le pasara al resto de la humanidad. Queríamos ganarles, queríamos encontrar a alguien a quien ganar, para sacarle ventaja. Nunca aprendimos, como lo hizo la gente del tratado de Westfalia, tras una experiencia horrible, que la forma de triunfar es cuidando del prójimo primero. Y así es cómo construyes una civilización que tiene una orientación al futuro. Eso es lo que necesitamos ahora.

El problema viene de que la gente ya no tiene el valor que solía ser el fundamento de la economía europea, o sea, la idea de una producción mejor: condiciones de producción mejores, generar condiciones de vida mejores, condiciones físicas de vida mejores, condiciones mentales de vida mejores para la producción física, etc. Una cultura, más que sólo el placer arbitrario; hemos perdido eso. De modo que hemos perdido el sentido de lo que es el valor real.

El poder de las ideas

¿En qué radica el valor? En aquella clase de ideas, ideas descubiertas y elaboradas, que nos permiten mejorar la condición de la humanidad, per cápita y por kilómetro cuadrado de este planeta; que le dejan un mundo mejor que el que tuvimos a una generación venidera. Esto se hace con trabajo, produciendo cosas, empleando destrezas más avanzadas, aumentando el poder per cápita para elevar el poder del hombre en y sobre la naturaleza, ¡desarrollando las mentes, de modo que la gente pueda pensar con claridad! La gente hoy no tiene tiempo de pensar, está demasiado ocupada procurando el placer o evitando el dolor. Por consiguiente, no pensamos en el propósito de la vida; por ende, no entendemos qué es un valor económico.

Obviamente, un valor físico–económico es lo que podemos hacer hoy para mejorar la vida de la humanidad, en términos de desarrollar cosas útiles para el futuro, lo cual implica la producción física de cosas útiles para el futuro y desarrollar ideas que, al comunicarse a las generaciones futuras, éstas las usarán para mejorar las cosas. Así que todo está ligado a lo que llamamos progreso científico y tecnológico, y también cultural.

Por ejemplo, hemos venido trabajando en esta cuestión con Bach. La gente ha olvidado lo que Bach representaba; algunos nunca lo supieron. Bach fue el cimiento de la civilización moderna, su obra musical, su trabajo con el contrapunto, su redescubrimiento de lo que habían entendido los pitagóricos hace mucho tiempo: la coma. Todo lo cual se expresa en las grandes interpretaciones de las obras corales de Bach y de las grandes obras de los compositores clásicos; todo se fundamenta en eso. Lo cual implica la misma chispa de genialidad, en una aplicación diferente de la del desarrollo de descubrimientos científicos fundamentales.

Lo importante en una sociedad saludable es el hecho de que estás tratando con ideas, sea en términos de implicaciones científicas físicas o artísticas culturales, ideas que creas o mejoras en el sentido de creación que delegas a generaciones futuras, para que de algún modo la humanidad progrese. Porque las generaciones del futuro serán más poderosas e inteligentes que lo que somos hoy para enfrentar los problemas de la humanidad.

Y, como vemos, tenemos que contar con esto, porque hemos llegado a este momento de crisis de las materias primas. Ya no podemos resolver el problema que hoy encaramos con la suerte de enfoque para las materias primas que teníamos hace dos generaciones. No podemos hacerlo, no sin el desarrollo de una tecnología de fusión termonuclear y lo que conlleva, no podríamos enfrentar con éxito los problemas de este planeta hoy. Sin energía nuclear, no podríamos abordar con eficacia la crisis de agua de muchas partes de este planeta en la actualidad. Así que este proceso de progreso, de progreso científico, cultural en general, es necesario, y es el valor esencial, el valor físico, el verdadero valor humano que debiera imperar en una economía en tanto sentido de valor. Y a lo que asignemos un precio mayor o lo que valoremos en términos de dinero, en mayor grado, debieran ser esas cosas valiosas para la condición futura de la humanidad: el mejoramiento físico de las condiciones de la humanidad, de la capacidad física de sobrevivir de los seres humanos, para las generaciones futuras, el desarrollo de la mente humana a un nivel superior de desarrollo cultural mediante el avance cultural que produzca a un individuo cuya visión sobre la posición y función del hombre en este universo se eleve a un nivel superior. Ésas son las cosas que valen.

Un técnico del Servicio Nacional de Conservación de Recursos ajusta un medidor de flujo del agua de riego. “Lo que valoremos en términos de dinero, en mayor grado, debieran ser esas cosas valiosas para la condición futura de la humanidad: el mejoramiento físico de las condiciones de la humanidad, de la capacidad física de sobrevivir de los seres humanos, para las generaciones futuras”. (Foto: Tim McCabe/Departamento de Agricultura de EU).

Una sociedad sin valores

Pero, ¿qué tenemos ahora? Los precios más altos, los salarios más altos se le pagan a la gente más inútil, los depredadores; mientras que la gente a la que se le niega el derecho a trabajar, aun en un empleo sencillo y respetable que corresponda a sus destrezas, ¡no tiene trabajo! Las oportunidades agrícolas, en un sentido tradicional ¡ya no existen donde las había! Las oportunidades para el diseñador de máquinas–herramienta, para el fabricante de máquinas–herramienta, para el fabricante de un producto mejor hecho, ¡a la mayoría se le niega la oportunidad de tener eso! Oh, puedes tener un empleo, un empleo por un solo euro.*[1] ¡Pero no puedes tener un trabajo valioso para la sociedad!, un trabajo que te dé la oportunidad de sentirte digno por lo que haces en la sociedad, la clase de trabajo que diga: “Eres útil en mi comunidad. Ha de respetársete como una persona útil”. Ya no se tiene ese tipo de trabajo.

MAPAS 1a y 1b

Empleo en el sector servicios por condado, de 1975 al 2000, como porcentaje de la fuerza laboral total

Fuente: Oficina de Estadísticas Laborales de EU; (mapas de Mapinfo).

Vean las cifras en EU, como las vemos nosotros: cada condado de EU que estudiamos. Y lo que ven, en el condado, es cuánto empleo y cuánta actividad económica hubo para producir cosas útiles en la agricultura, la industria y demás. A diferencia del llamado “empleo de servicios”, ¿lavándole los platos a alguien más? ¿Como mesero del restaurante en el que come alguien más? ¿Recogiendo basura, haciendo baratijas, haciendo un hoyo para tapar otro? Y uno ve un cambio en EU en los últimos 30 años, de gente que era productiva —condado por condado— en condados en los que la mayoría de la gente tenía un empleo productivo, a una situación en la que muy pocos, una proporción muy pequeña de la gente tiene un trabajo productivo (ver mapas 1a y 1b).

Y la gente que supervisa ese trabajo inútil, ¡es la que se lleva los billetes grandes!

Por eso, tenemos un problema moral aquí, y es un problema de valor. El problema del valor, de este término, “valor”, tiene connotaciones físicas, como lo he ilustrado. Esta clase de producción arroja beneficios físicos para la humanidad, en tanto que la simple producción de placer, de la que la prostitución es un ejemplo, no es muy productiva; su intención no es ser productiva. Y ése es nuestro problema.

Así que tenemos que contar con una orientación a la misión para organizar este mundo en torno a ese sentido de misión, ver dos generaciones adelante, a unos 50 años, y decir: “¿Cómo podemos salir ahora del infierno que hicimos de este planeta?” Y, digamos, que en 50 años a partir de ahora, cuando la generación que ahora llega a la adultez se acerque a la edad del retiro nominal, cuando haya completado sus dos generaciones de trabajo —50 años—, podrá decir: “Hemos aportado algo al futuro de la humanidad, hemos contribuido al beneficio de las condiciones de vida de la población en Asia, nos hemos dado a respetar por lo que estamos haciendo en Europa o en EU, hemos acabado con esas prácticas que sabemos son inmorales y aberrantes, hemos acabado con el abuso contra sectores enteros de la raza humana”. Y adopten eso como un objetivo.

Y eso es lo que necesitamos.

Estamos entrando en una crisis, en una crisis de valores. Lo que la gente acepta hoy como normal, está podrido y es perverso. Tenemos que cambiar; tendremos que cambiar, porque nos veremos obligados a hacerlo. No podemos seguir funcionando como lo hemos hecho desde 1970, más o menos. Ya no podemos seguir haciéndolo en la civilización europea; tenemos que cambiar, y nos veremos obligados a hacerlo.

Si no cambiamos, la mayoría de los idiomas del mundo desaparecerán conforme desaparezcan las naciones, conforme desaparezcan las fronteras nacionales, en la globalización. Ésa es la situación que tenemos.

Bueno, creo que ahora tendremos un intercambio.


*Según el plan social Hartz IV de Alemania, alguien que pierde su trabajo sólo puede recibir pago por desempleo si acepta trabajar por [1] euro la hora (como 1,28 dólares).