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Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 16

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Internacional

 

‘El sistema se vendrá abajo en septiembre’, de no actuar para impedirlo

por David Ramonet

   

“Tenemos que estar preparados para la expectativa de que el sistema se vendrá abajo en septiembre”, dijo Lyndon LaRouche el 20 de julio desde Washington, en una conferencia que se transmitió al mundo vía internet. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS).

   

“Tenemos que estar preparados para la expectativa de que el sistema se vendrá abajo en septiembre. Quizás no, quizás sí. Quizás se venga abajo poco después. Yo lo podría arreglar, yo podría arreglar esto. Si yo fuera Presidente de Estados Unidos, podría enfrentar esto”.

Tal fue la advertencia que hizo el estadista norteamericano y dirigente demócrata Lyndon LaRouche el 20 de julio en Washington, D.C., ante un nutrido público de 200 personas, entre ellas representantes del cuerpo diplomático, varios funcionarios por elección y representantes sindicales de diversos estados de la Unión Americana, y miembros del Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM). LaRouche delineó la grave crisis que enfrenta el mundo en este momento, y la gran traición que se está cometiendo contra los mejores intereses de Estados Unidos al interior mismo de sus instituciones de gobierno.

LaRouche detalló cómo, debido a las debilidades propias de la generación (sesentiochera) que ocupa los altos cargos del poder, las instituciones han sucumbido hasta ahora a las manipulaciones de los banqueros sinarquistas nazis como Félix Rohatyn, de Lazard Frères. El título de la conferencia, “Rohatyn como Satanás”, quedó claro para el público en general luego de la exposición y el diálogo que siguieron, en el que hubo una participación muy notable de diversos representantes del Congreso de Estados Unidos, y de los dirigentes sindicales y organizaciones del Partido Demócrata que consideran estas conferencias como un diálogo institucional con LaRouche y una oportunidad para consultarlo sobre materias diversas.

La conferencia se transmitió, vía internet, a un grupo de 120 estudiantes y docentes reunidos en el auditorio de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad San Simón de Cochabamba, en Bolivia, quienes hicieron de antemano todos los arreglos técnicos necesarios para estar presentes. Asimismo, desde Lima, Perú, otra veintena de personas reunidas en la Universidad Agraria también siguieron la conferencia e intervinieron con varias preguntas que se transmitieron por correo electrónico, y que decidieron después retransmitir la conferencia para que otro grupo de estudiantes pudiera verla. Del mismo modo, en Argentina, Colombia, México y República Dominicana, varios grupos se congregaron para escuchar a LaRouche e incorporarse a la movilización continental.

Los cañones de agosto

De hecho, subrayó LaRouche, “el sistema económico–financiero mundial, y al mismo tiempo gran parte del sistema político, se encuentra actualmente en un proceso de derrumbe. Y por ese motivo, porque hay una correlación entre lo que sucede en el Sudoeste de Asia, lo que sucede en la India, lo que sucede en el marco de la reunión cumbre del G8 en San Petersburgo, en Rusia, estamos al borde de una situación equivalente a la de los cañones de agosto de 1914 y de 1939. No estamos ante una Guerra del tipo que clasificaríamos como Primera Guerra Mundial o Segunda Guerra Mundial. Estamos hablando de algo peor, no menos peligroso. Estamos hablando del peligro de una desintegración general de la civilización global. Y todo eso viene pegado a la situación económica presente”.

La crisis en el Sudoeste de Asia no es un problema local. No se trata de los israelíes ni de los palestinos, ni siquiera de Dick Cheney y George Bush, quienes están atizando el conflicto, sino de sus amos, los banqueros sinarquistas como Rohatyn que están generando esas circunstancias, explicó LaRouche.

Hemos llegado al momento, dijo LaRouche, en que se tiene que evaluar lo siguiente: “Tenemos que estar preparados para la expectativa de que el sistema se vendrá abajo en septiembre”.

El enemigo lo sabe muy bien. La gente que está detrás del Gobierno de Cheney y Bush, Félix Rohatyn, lo sabe muy bien. “Saben que aproximadamente para esa fecha tienen que pensar en que el sistema se va a venir abajo. La cuestión para ellos es que quieren tener al mundo bajo su control mediante el caos, para cuando ocurra el derrumbe”, explicó LaRouche. Quieren impedir que surja un Franklin Roosevelt, o alguien como LaRouche que intervenga como lo hizo Roosevelt a principios de marzo de 1933.

En esa ocasión, recordó LaRouche, hubo un intento de golpe en Estados Unidos en contra de Roosevelt, por parte de los mismos banqueros que pusieron a Hitler en el poder, los mismos banqueros sinarquistas que precedieron a Rohatyn. Y éstos son los que están mandando a Israel en una “misión suicida”, la gente que está detrás “del pobre estúpido de Bush”, para gloria única de Dick Cheney y Félix Rohatyn.

Para detenerlos, LaRouche convocó a la gente con agallas que quede en el Congreso, a que se le una para hacer lo que es necesario ahora mismo.

Es hora de actuar

Durante el período del diálogo, LaRouche respondió a varias preguntas provenientes de la Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos, así como de varias instituciones vinculadas al Partido Demócrata, en donde la influencia de Rohatyn ha hecho estragos, al punto de haber paralizado la movilización que encabezó LaRouche el año pasado, con la que remoralizó a las bases del partido.

Asimismo, la intervención de dos dirigentes locales del sindicato de trabajadores automotrices (UAW) aportó una buena dosis de realidad a la reunión, ya que el sector automotriz de Estados Unidos se encuentra en proceso de ser desmantelado, precisamente por los mismos financieros ligados a Rohatyn que ya antes desmantelaron las industrias siderúrgica y aeroespacial.

Joe Joseph, presidente del local 1970 de la UAW en Detroit, Michigan, y Tony Currington, vicepresidente del local 696 de la UAW en Dayton, Ohio, introdujeron el tema de la función de la Reserva Federal estadounidense y de la intervención del gobierno federal para reconvertir la industria automotriz, de manera parecida a como lo hizo Roosevelt durante el período previo a la Segunda Guerra Mundial.

LaRouche explicó que el gobierno federal tiene la facultad para crear una entidad del Estado que se haga cargo de la capacidad ociosa de máquinas–herramienta de la industria automotriz, misma que, por lo pronto, la gerencia de la industria está rematando como chatarra y exportando al exterior para reinstalarla en sitios donde abunda la mano de obra esclava. Esta entidad estatal puede intervenir la industria y encargarse de echar a andar el sector, para emplear esa capacidad en la producción de infraestructura, generar empleos y servir como centro de capacitación laboral para muchos jóvenes que, por ahora, no tienen ninguna esperanza.

Esta perspectiva para reactivar la economía también la explicó LaRouche para el caso de los países productores de petróleo, a raíz de una intervención que hizo el señor Larry Fajuko, del Centro de Liderazgo Político e Investigación de Comunicaciones de Lagos, Nigeria.

Se acerca el momento en que el petróleo ya no seguirá siendo la fuente de energía primordial en el mundo, explicó LaRouche, aunque el petróleo como tal se seguirá usando para otros fines. La realidad es que no hay esperanza para el planeta en el mediano plazo, si no hay un dominio pleno de la energía nuclear como la fuente primordial de energía para todo tipo de uso, industrial, doméstico, etc. El uso de la tecnología nuclear va a cambiar toda la estructura de la economía, e incluso el concepto de la química, para dar paso a lo que sería una economía de isótopos.

Ésta es la perspectiva para el mundo. Pero, para llegar allá, es necesario deshacerse de la gente como Rohatyn, que quiere conducir al mundo por senderos que llevan al infierno, y con demasiada rapidez.

La última pregunta vino del LYM de Washington, D.C., que durante la semana previa había realizado una vigorosa campaña organizativa en las instituciones de la capital de Estados Unidos. Un joven preguntó si, en suma, el mensaje para el Congreso era, puntualmente: enjuiciar a Cheney, sacar a Rohatyn y respaldar el plan de reconstrucción económica de LaRouche.

LaRouche dio una explicación muy emotiva de por qué esas tareas no bastan: “Porque tienen que pensar que, si alguien va a hacer algo, ¿qué nutrirá su fortaleza para que lo haga?. . . Bach, ¡Bach! Para desarrollar su alma. Porque sin alma, se darán cuenta de que pueden caer muy fácilmente. Y también te hace un ser humano más sociable, que es lo que tienes que ser, en particular cuando piensas en el ambiente del que provienes. Piensas en la generación de tus padres. . . ¡Uuuy! Tienes un problema, amigo. Tienes que bregar con eso. . . Mejoren su alma aprendiendo a cantar mejor. Bach, por ejemplo. Segundo, tienes que tener una orientación científica”, explicó LaRouche.