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El 'scramjet' : haciendo realidad la IDE de LaRouche

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Resumen electrónico de EIR, Vol. XXII, núm. 6
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Cómo definí el 'scramjet'


Diagrama del “scramjet” Hyper–X rebasando la velocidad de Mach 8.

por Lyndon H. LaRouche

El renacimiento del proyecto “scramjet” (estatorreactor “traga aire”) de Sänger, del modo que ahora lo representa la fase piloto del X–43A, fue una alternativa que tomé como parte de mi trabajo en el diseño de lo que el presidente Ronald Reagan adoptó como su Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE). Como parte de mi labor de desarrollar un paquete de diseño factible para una forma concreta de la Fase I de la propuesta de la IDE, participé en las discusiones técnicas pertinentes con la ahora desaparecida firma alemana MBB, la cual tenía uno de los trabajos más eficientes del mundo en el diseño de estrategias de intercepción de proyectiles termonucleares.

Entre los retos técnicos involucrados estaba la necesidad de abaratar el costo físico de poner en órbita las capacidades de intercepción pretendidas. Esto requería eliminar el costo excesivo de transportar el oxígeno comprimido que requieren esfuerzos tales como el lanzamiento de un transbordador espacial. El diseño del scramjet, del modo que lo elaboró en un principio el científico alemán Eugen Sänger, ofrecía los principios tecnológicos probados necesarios para superar el desafío.

Mediante nuestra labor constante en estos y otros recursos científico–técnicos pertinentes, adoptamos un modelo para una operación scramjet que usaría un avión a reacción de diseño especial, el cual podría despegar y aterrizar en aeropuertos comunes o instalaciones semejantes. La ventaja sobre el actual sistema del transbordador sería algo aproximado a un factor de diez veces mejor. La capacidad de explorar el espacio avanzaría un margen de no menos de varias décadas. Las conclusiones que adopté para este propósito fueron parte de un programa especial de televisión en los Estados Unidos, llamado “La mujer en Marte”, cuya trasmisión fue parte de mi campaña de 1988 por la candidatura presidencial del Partido Demócrata de los EU.

La prueba piloto del proyecto X–43 Hyper–X es producto del trabajo hecho por la NASA y otros, en tanto retoño del proyecto de la IDE. También fue reflejo de mi diseño de un programa de desarrollo a 40 años para establecer una estación de exploración científica tripulada permanente en Marte, un programa que tracé a mediados de los 1980 y que presenté en mi programa cuasi de ficción de 1988, “La mujer en Marte”. El uso de la tecnología scramjet para la fase inicial de despegue desde la superficie hasta una posición baja orbitando la Tierra (y luego a una posición geoestacionaria), fue parte integral de ese programa de televisión, incluyendo los aspectos específicos del diseño general de la propia nave scramjet.

El progreso en la exploración espacial y campos relacionados ha tenido cuatro obstáculos principales desde mediados de los 1960. Primero, el inicio de la suspensión de un filón científico–tecnológico importante del programa, que empezó en el año fiscal de 1966–67. Segundo, la degradación de los últimos cuarenta años de la cultura europea, desde el inicio de la “contracultura juvenil del rock, las drogas y el sexo” de fines de los 1960 y los 1970. Tercero, el impulso hacia la “globalización”, que comenzó con el cambio de 1971–72 del presidente estadounidense Nixon, como el surgimiento del sistema monetario–financiero de tipos de cambio flotantes que hoy está en la quiebra irremediable. Cuarto, en todas partes ha habido una resistencia de fricción al progreso científico y relacionado, aun en centros de educación científica avanzada.

Este conflicto era un problema medular con el cual tuve que bregar, incluso dentro de las filas de ese cuerpo de élite que formó la base de la otrora poderosa Fundación de Energía de Fusión (FEF); un problema también encontrado en centros científicos pertinentes tales como los Laboratorios Lawrence Livermore. Esto quiere decir que, a excepción de figuras excepcionales como el finado profesor Robert J. Moon, los típicos científicos de vanguardia asociados con mi trabajo en la IDE y proyectos relacionados eran típicos descubridores originales realizados de entre los profesionales de la física experimental, a quienes a menudo los conjuros místicos de ese sacerdocio babilónico moderno de los comités examinadores intimidaron y confundieron; un sacerdocio cuyas opiniones místicas radicalmente reduccionistas “de torre de marfil”, y su influencia aparejada de corte inquisitorial en cuanto a las matemáticas abstractas, han dominado el trabajo de los comités examinadores. Ese sacerdocio representa la misma suerte de incompetencia que subyace y empapa a esa manada de sabios idiotas fanáticos, quienes son responsables de la propagación de esa enfermedad conocida como la opinión hoy prevaleciente en el campo de la doctrina económica en general, y de la toma de decisiones del gobierno en particular.

Era esa clase de científicos, como los asociados con la FEF, la que hizo posible el éxito relativo de esa labor mía que llevó al diseño conceptual de la IDE y a otros proyectos relacionados que ahora están vertidos en los programas espaciales. La idiotez suprema que mostró el Gobierno de Bush en su actual esfuerzo por cortar el programa X–43A, que es un verdadero avance científico en el espacio y campos relacionados, es típico de un gobierno que no está contento con dispararse él solo en el pie, sino que insiste en dispararse también en la cabeza.