International Resumen electrónico de EIR, Vol.III, núm. 15
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Empieza una nueva era en Alemania; ciudadanos responden al llamado de Helga Zepp LaRouche


Las manifestaciones que realizaron cientos de miles de alemanes, bajo la consigna de “Somos el pueblo”, resultaron en la caída del régimen comunista, en la revolución pacífica de 1989. Hoy, nuevamente decenas de miles salen a la calle en pro de la justicia social.

por Nancy Spannaus

Pese a las manifestaciones multitudinarias en contra del programa de austeridad denominado “Hartz IV”, el canciller alemán Gerhard Schröder reiteró el 18 de agosto que el mismo será aplicado “sin cambio alguno”. Schröder insistió que las “decisiones necesarias se tomaron”, y que los temores de la población “en muchos casos son infundados”. Además, no era justo comparar su Gobierno “con un régimen dictatorial” de hace 15 años, dijo, refiriéndose a las “Montagsdemonstrationen”, las “manifestaciones de los lunes” con las que fue derrocado el régimen comunista de Alemania Oriental en 1989, táctica que ha vuelto a ponerse en práctica en contra del Hartz IV.

En la opinión del economista y estadista estadounidense Lyndon H. LaRouche, las declaraciones de Schröder marcan el principio efectivo del derrumbe del sistema monetario–financiero mundial, derrumbe que ya está en marcha, y que sólo podrá detenerse adoptando las medidas de emergencia recomendadas por él, dijo (ver pág. 9).

Las manifestaciones a las que Schröder hizo alusión empezaron en grande a partir del lunes 9 de agosto, cuando decenas de miles de alemanes salieron a protestar contra el programa de austeridad del Gobierno, y a favor de uno de pleno empleo productivo. Ese día hubo manifestaciones en al menos 33 ciudades, la mayoría en el este del país, donde el desempleo es mayor, destacando las de Leipzig y Magdeburgo. Leipzig es el centro histórico de las manifestaciones de los lunes de 1989, que originaron el movimiento popular que derrocó al régimen comunista de Alemania Oriental.

Como la chispa que enciende la mecha, el llamado a renovar las manifestaciones de los lunes ha avivado el fermento social. Esta chispa la prendieron Helga Zepp–LaRouche, presidenta del Bürgerrechtsbewegung Solidarität (BüSo), y el Movimiento de Juventudes Larouchistas (MJL), con un volante que emitieron en julio instando a revivir las concentraciones de los lunes. El MJL empezó las concentraciones en Leipzig a mediados de julio. El número de personas aumentó cada semana, hasta llegar a sumar varios cientos. Pronto, otros estratos políticos adoptaron la idea de Zepp–LaRouche de crear semejante movimiento pacífico, no sólo contra la austeridad, sino a a favor de un programa de justicia social, convirtiéndola en el centro del debate y el fermento político del país.[FIGURE 2]

En otro volante el 4 de agosto (ver pág. 12), la señora Zepp–LaRouche dijo que “nos encontramos en medio de un derrumbe sistémico cual no hemos visto desde el otoño de 1989, sólo que esta vez el temblor es mundial”.

El Hartz IV es el acabóse

Para iniciar esta fase de la lucha por la justicia social y económica, Helga Zepp–LaRouche tuvo muy presentes las lecciones de 1989, cuando la dirigencia de las manifestaciones de masas logró echar abajo al régimen comunista, pero carecía de las ideas y del poder necesarios para bregar con la crisis económica. La oposición al programa de austeridad Hartz IV tiene que plantear una alternativa de creación de empleos, insistió Helga Zepp–LaRouche.

El programa Hartz IV, así llamado para deshonra de su proponente, el asesor gubernamental Peter Hartz, y que fue aprobado por el Gobierno verdirrojo encabezado por el canciller Gerhard Schröder, cortará en más de la mitad las prestaciones que reciben los desempleados. Las medidas afectarán de cuatro y medio a cinco millones de alemanes, un millón y medio de ellos niños y adolescentes, quienes caerán en la indigencia. Ya que la actual tasa de desempleo en Alemania es de 10%, el Hartz IV sería el acabóse.

En un volante que sacó el 4 de agosto, Zepp–LaRouche dijo: “Ahora pagamos el precio de no haber aprovechado la gran oportunidad de 1989, bien descrita entonces como la hora de esplendor de Alemania. Porque, por desgracia, tras la caída de la Cortina de Hierro, en vez de modernizar al este con infraestructura y ‘corredores de desarrollo’ modernos, como propuse en mi programa del ‘Triángulo Productivo París–Berlín–Viena’, su economía fue desmantelada por completo”.

Zepp–LaRouche insistió que la clave de un movimiento exitoso ahora es responder a la demanda por una alternativa real al desplome del sistema financiero mundial. Esta alternativa radica en los programas del Nuevo Bretton Woods y el Puente Terrestre Eurasiático de Lyndon LaRouche, que crearían al menos 8 millones de empleos en Alemania, y 10 millones en los EU, para la reconstrucción de la economía mundial.

Al presentar estos programas, la Juventud Larouchista en Alemania ha usado el poder creativo de la música clásica, en particular, y de la geometría, para elevar a la población al nivel en que puede concebir una solución a la devastadora crisis. El potencial de este enfoque ya ha capturado la imaginación de alguna gente, como muestra el texto que acompaña a una foto del MJL cantando, y que publicó leipzigfoto.com, una agencia que vende fotografías para usos comerciales y turísticos: “Hasta ahora, no son muy prominentes, ¡pero eso puede cambiar rápidamente! El Bürgerrechtsbewegung BüSo toca el alma de la nación. . . busca crear un nuevo espíritu de solidaridad en la tradición del bien común”.

Las concentraciones han recibido el apoyo de sectores religiosos, de sindicalistas y de partidos políticos, en tanto que los políticos a favor del Hartz IV han respondido negando la realidad y con histeria. Veteranos de las protestas de 1989, como Hans–Jochen Tschiche, hicieron declaraciones de apoyo. Tschiche, cofundador del principal grupo opositor de Alemania Oriental a fines de 1989, el Neues Forum, dijo que las nuevas manifestaciones de los lunes tienen sentido porque ahora los derechos sociales de los ciudadanos peligran, igual que hace 15 años. Tschiche añadió que, a su parecer, las nuevas protestas son el nacimiento de un “verdadero movimiento ciudadano”.

Otro veterano del movimiento de 1989, Friedrich Schorlemmer, dijo en una entrevista el 6 de agosto que, “si pierde la confianza en el futuro, una sociedad se desintegra. Lo que pretende el Hartz IV puede crear una pobreza generalizada”. “Temores existenciales” dominan a todos los que encaran la suerte del desempleo de largo plazo, dijo Schorlemmer, a lo que añadió que “está arrancándose de cuajo el estado de bienestar social de la tradición europea”, y que con el Hartz IV vienen “los cortes más profundos en el gasto social desde la fundación de la República Federal [de Alemania]” en 1949. “Está convirtiéndose al este en un territorio de los desempleados, los retirados y los enfermos. Por eso es que cuando la ideología neoliberal gobierna, es necesaria la intervención del Estado”, dijo.

En la estela de las protestas del 9 de agosto, la prensa alemana estuvo repleta de comentarios, y aun ataques, por la idea del BüSo de que el gobierno debe crear empleos, y no cortar los servicios sociales. Zepp–LaRouche respondió el 11 de agosto: “Éste es precisamente el asunto crítico que nos diferencia de la ideología neoliberal. El Estado puede crear empleo productivo pleno. Esto es exactamente lo que Franklin D. Roosevelt hizo con su política del Nuevo Trato en los 1930, y la forma con que superó la depresión en los EU, al tiempo que nosotros en Alemania fuimos lo bastante estúpidos como para ir de Brüning a Hitler”.

La señora LaRouche añadió: “El padre [Christian] Fuehrer y el Frankfurter Allegmeine Zeitung insinúan que llamé por las manifestaciones de los lunes sólo con fines electorales. Ese parecer es absurdo. El sistema financiero mundial realmente enfrenta un crac sistémico; ese no es ningún truco electoral, sino la realidad. Mi interés es proteger a la población de un gran daño, poniendo en práctica una orientación económica diferente a tiempo.

“Es más, los partidos tienen una tarea constitucional. Si uno considera cuánto le costó al movimiento de los derechos civiles de Martin Luther King lograr el derecho al voto, y cómo muchos de los que hoy no votan están renunciando a este derecho sin reflexionar, entonces uno no debe calumniar a los partidos por hacer campañas electorales porque están convencidos de que tienen mejores ideas. Ésa es la esencia de la democracia”.