Evaluación estrtégica
Resumen electrónico de EIR, Vol. III, núm. 09

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Como que ya va siendo hora de cambiar

Hace 30 años los Estados Unidos se vieron obligados a evacuar Vietnam, tras haber "ganado cada batalla", pero perdido la guerra. Y, no obstante, aquí estamos otra vez.

El horror de esa guerra, la primera aventura imperial de los EU, aterró a toda una generación. Incluso militares profesionales como Colin Powell juraron que los EU nunca más caerían en semejante situación, en la que los políticos de Washington enviaran tropas estadounidenses a morir en una guerra inútil que no puede ganarse. Otros quedaron traumados y huyeron al reino de la fantasía conocido como la sociedad del placer y el consumo.

Pero hubo otro estrato que sobrevivió a esa guerra, con la idea de que habría otras guerras coloniales, incluso guerras perpetuas. Estos eran los utopistas, los vástagos de H.G. Wells y Bertrand Russell, los fanáticos de un nuevo imperio angloamericano. De este estrato fue que salieron, como los Morlocks de "La máquina del tiempo" de H.G. Wells, Dick Cheney y Donald Rumsfeld.

Como dice el precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche en un documento que escribió el 11 de mayo, titulado "La marca de la bestia": "Díganle a esos lunáticos que han estado rezando por que venga la batalla del fin del mundo (en la esperanza de que, en recompensa, no tendrán que pagar la renta el mes que viene), que la conducta del Gobierno de Bush en el escándalo de lo de los prisioneros en Iraq le da a cualquier oficial de inteligencia competente claras evidencias probatorias de que esas fotografías son pistas de un crimen cometido por aquellos que, como el notorio gran inquisidor Tomás de Torquemada, llevan 'la marca de la bestia'. Los que perpetraron el crimen contra los iraquíes cautivos son parte del mismo círculo del vicepresidente Cheney y demás, a quienes denunciamos como nada menos que 'hombres–bestia' ".

Y detrás de ese estrato hay un grupo menos visible de oligarcas financieros sin ideología, pero que encuentran muy útil contar con sirvientes —como Cheney—, y crear las guerras y el terror que mantienen sometidos a los pueblos a sus exigencias.

La gente hizo lo mejor que pudo por desentenderse de estos hombres–bestia, y pretendió continuar su vida. Se dieron cuenta de que las condiciones de vida y la cultura han decaído, pero creyeron que su familia libraría lo peor y que todo saldría bien. Pero ahora los horrores de un nuevo Vietnam, sus atrocidades, sus mentiras y sus crímenes, han regresado. Brotan de la televisión y de los periódicos. Cada vez es más claro que estos horrores no desaparecerán así como así.

Lo que esto significa es que tendrás que cambiar. tendrás que hacerte responsable de cambiar el rumbo del mundo antes de que nos hundamos en una nueva Era de Tinieblas. Por fortuna cuentas con la mejor ayuda: el liderato de LaRouche, quien ha probado ser, en estos mismos 30 años, una guía confiable para lo que debe hacerse. Como dice LaRouche en su reciente documento, "para liberarse de la culpabilidad permanente del delito en marcha", el Presidente de los EU debe decir: "Encontré al enemigo en Iraq, y somos nosotros". Por nuestra parte, como que ya va siendo hora de cambiar.