Economía Resumen electrónico de EIR, Vol. I, núm. 22

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El alza de las tasas de interés augura
desplome económico


Volsa de Valores de Nueva York

por John Hoefle

Washington (EIRNS)—Pocas cosas podrían ser más devastadoras para el sistema financiero de Estados Unidos que un alza aguda en las tasas de interés. Sin embargo hay indicios que apuntan precisamente a eso.

EIR calcula que la amortización del capital y los intereses de la deuda pendiente representa tanto como el 70% del producto interno bruto. Tan elevados niveles de endeudamiento ponen en riesgo la economía estadounidense en varios frentes, que van desde una crisis potencial del dólar y una reducción en los flujos de capital foráneo, hasta tasas de interés más altas que aumentarían la carga del servicio de la deuda. De hecho, la vulnerabilidad de EU a un aumento agudo de las tasas de intereses es tal que, el precandidato presidencial demócrata Lyndon H. LaRouche insiste que los bancos centrales podrían recurrir a un aumento brusco de las tasas de interés para hacer trizas la economía de EU e imponer una dictadura de los mismos banqueros centrales.

Empiezan a subir los intereses

El Banco de Reserva de Australia anunció el 5 de noviembre un aumento en la tasa de interés del efectivo de 0,25%, a 5%, el primer aumento en 17 meses, para enfriar el alza desmedida de los préstamos hipotecarios. Estos han venido aumentando de manera pronunciada llegando a 20% anual.

La Reserva australiana considera que una "política expansionista ya no es prudente", explicó el gobernador de ese banco central, Ian MacFarlane, al anunciar el aumento.

Al día siguiente, en lo que seguramente fue una acción concertada, el Banco de Inglaterra también anunció un aumento de 0,25% en su tasa preferencial, a 3,7%, alegando igualmente que era necesario controlar la euforia de los préstamos hipotecarios, que en septiembre llegó a 8,8 mil millones de libras esterlinas (15 mil millones de dólares), una cifra sin precedentes. El aumento de intereses del Banco de Inglaterra fue el primero impuesto por uno de los cuatro banco centrales principales del mundo desde el 2000.

Los motivos planteados por Australia y la Gran Bretaña valen también para EU, concedió de manera indirecta el presidente de la Reserva Federal de EU, Alan Greenspan, en un discurso dado el 6 de noviembre.

"Ningún banco central podría nunca permanecer menos que vigilante ante la posibilidad de la inflación", dijo.

Bajo sir Alan Greenspan, la Reserva de EU ha mantenido una posición "acomodaticia", por así decirlo, de inyectarle dinero a la burbuja económica a un ritmo suficiente para evitar que se desinfle. La combinación de inyectar liquidez, (des)regulación fiscal, especulación de derivados y relacionadas, y la acumulación de deuda ha logrado mantener a flote el quebrado sistema financiero norteamericano, pero este "éxito" se sustenta también en los fujos de inversiones que EU chupa de todo el mundo.


Sir Alan Greenspan

Para que EU siga encubriendo su bancarrota del público es necesario una campaña continua de propaganda, con reiteradas referencias a una mítica "recuperación" sustentada en el fraude, la manipulación y en estadísticas falsas. También es necesario concertar fusiones de empresas para ocultar la bancarrota de bancos y otras instituciones financieras, utilizando a Fannie Mae, Freddie Mac y el mercado de instrumentos financieros hipotecarios para mantener en marcha el proceso especulativo de convertir tierra virgen en hipotecas infladas, entre otros trucos. Cualquier cambio, y será la ruina.

Anteriormente había un consenso entre las principales naciones de inundar a EU con capital para crear una gran burbuja, cosa de generar ganancias y desviar la atención mientras el verdadero progreso económico permanecía estancado. Este programa antieconómico y desindustrializador tuvo tanto éxito que las economías de las naciones grandes también se derrumbaron. Ahora, ante la necesidad de apuntalar sus propias economías, estas naciones se han vuelto cada vez más renuentes a permitir que los EU les chupen su capital. El consenso ahora se desmorona, y surgen los conflictos tras bastidores.

¡Que se cae...!

LaRouche ha insistido por meses que el sistema financiero y económico mundial está aniquilado. Si bien mantienen al público y a la mayoría de los políticos embobados con una recuperación inexistente, tras bastidores los magos financieros se concentran en cómo sobrevivir el derrumbe que bien saben que está en marcha.

So capa de una "reforma", los financieros están echando mano de la secuela de escándalos como el de Enron y WorldCom, y los más recientes sobre los fondos mutuos, para instalar a sus fichas en posiciones de poder. En meses recientes, los banqueros se han hecho de la Comisión de Valores, el Consejo Supervisor de Contabilidad y, ahora, de la Bolsa de Valores de Nueva York. William Donaldson, presidente de la Comisión de Valores, es cofundador de Donaldson Lufkin & Janrette, firma que resucitó el mercado de bonos chatarra luego de que Drexel Burnham Lambert de Rothschild–Morgan se fuera a pique. William McDonough, ex mandamás de la Reserva de Nueva York, ahora encabeza el consejo de contabilidad donde trabaja al lado del ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, quien ahora encabeza el Comite Internacional de Normas de Contabilidad, que prepara las nuevas pautas de contabilidad a nivel mundial.

Los cambios en la Bolsa de Nueva York son sintomáticos. Su ex presidente Richard Grasso renunció a raíz de un escándalo y fue remplazado por John Reed, ex presidente del Citigroup. Reed está reestructurando la Bolsa atiborrando el consejo con miembros de la oligarquía, entre ellos sir Dennis Weatherstone, ex presidente de JP Morgan y funcionario del Banco de Inglaterra, y Euan Baird, el recién jubilado presidente de Schlumberger y asesor del Banco de Francia. No es fortuito que Weatherstone forme parte de la operación de contabilidad de Volcker, mientras que varios otros directores tienen antecedentes en la liquidación de valores y en operaciones electrónicas de compraventa.

La intención de los financieros es evitar hundirse ellos con el sistema, haciendo que la población estadounidense cargue con todo el peso del derrumbe.