International Resumen electrónico de EIR, Vol. I, núm. 5

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Ex funcionario alemán dice la verdad sobre el 11 de septiembre



Andreas von Bülow, ex viceministro de Defensa alemán y veterano diputado ante el Bundestag (Parlamento) de Alemania, escribió un artículo realmente sorprendente, publicado en la revista militar alemana Deutsche Militarzeitschrift. Titulado "Reflexiones sobre el 11 de septiembre de 2001", elartículo lleva el subtítulo "Las pruebas, como pisadas de una manada de elefantes".

El relato de von Bülow detalla, en forma que nadie lo ha documentado aparte de Lyndon LaRouche y este servicio noticioso, el fraude total de la "versión oficial" sobrelos ataques del 11 de septiembre. El artículo, que aparece en momentos en que el aparato utopista partidario de un "choquede civilizaciones" impulsa al mundo hacia la guerra, como presunto mecanismo para "administrar" el desplome de todo su sistema monetario posterior al régimen de Bretton Woods y establecer un nuevo imperio mundial angloamericano, podría hacer que importantes medios dirigentes del mundo piensen-ojalá- y encuentren coraje para actuar.

No hay pruebas

Von Bülow comienza señalando que los Estados Unidos, con todo y sus 26 organismos distintos de inteligencia y seguridad, no lograron impedir los ataques del 11 de septiembre, ni tenían idea de lo que estaba por ocurrir.(Lyndon LaRouche, en una declaración de principios dejunio, lo planteaba de esta manera: "Nadie, fuera de un puñado de conspiradores de muy alto nivel, podía tener el menor conocimiento real de esta operación por adelantado".

LaRouche dijo que "como bin Laden y compañía eran intrínsecamente incapaces de organizar las operaciones del 11de septiembre, ningún órgano estadounidense de inteligencia oseguridad hubiese podido tener conocimiento pertinente previoa los ataques, a menos que fuese cómplice de los mismos".) Irónicamente, sin embargo, como lo destaca von Bülow, alas 48 horas de perpetrados los ataques el FBI pretendía contar con una lista detallada de todos los responsables. En menos de diez días, sin embargo, resultó que al menos siete de los presuntamente muertos en las acciones terroristas aún gozaban de buena salud en sus respectivos países. Y hasta la fecha, señala von Bülow, el director del FBI se ha negado aaclarar esta contradicción.

Como resultado de los actos terroristas del 11 de septiembre, el gobierno de los Estados Unidos anunció que la nación está "en guerra". Pero para eso, señala von Bülow, cualquier gobierno tiene que averiguar primero quiénes son sus enemigos. Los Estados Unidos reconocen que con las pruebas que dicen tener no bastarían para condenar en un tribunal a ninguno de los presuntos terroristas. Dicen que el líder de los terroristas era Mohammed Atta, pero hasta CNN ha tenido que reconocer las listas de pasajeros no dicen suficiente para corroborarlo.

Los perpetradores dejaron tantas huellas, continúa vonBülow, que le recuerdan a uno "las pisadas de una manada de elefantes". Emplearon tarjetas de crédito con sus propios nombres; se matricularon en escuelas de aviación bajo sus identidades verdaderas; dejaron vehículos de alquiler con literatura islámica y detalles sobre cómo pilotear grandes aviones de pasajeros. Es como si las pruebas de hubieran dispuesto adrede para dejar el rastro. Von Bülow agrega que los datos recuperados de las cabinas de vuelo no dan ninguna indicación de lo que pasó.

¿Qué hay detrás de los ataques?

Von Bülow aborda, a continuación, los temas de fondo de los siniestros del 11 de septiembre. Gracias a este monstruoso ataque, observa, las democracias de Occidente se han visto sometidas a "lavado cerebral". De nada sirve ya,señala, el antiguo Feindbild (imagen del enemigo) de los comunistas. El nuevo Feindbild, dice, es el odio a los pueblos de fe musulmana

.Esta idea de un nuevo Feindbild, explica von Bülow, proviene de Zbigniew Brzezinski y Samuel Huntington, a quienes describe como dos destacados exponentes de los mediosde relaciones exteriores e inteligencia secreta de losEstados Unidos; y, podría agregarse, fueron identificados por Lyndon LaRouche como principales autores intelectuales de los actos del 11 de septiembre.

A mediados de los años noventa, señala von Bülow, Huntington había dicho que Europa y los Estados Unidos necesitan a quién odiar, para fortalecer los lazos de identificación de los estadounidenses con su propia sociedad.Y Brzezinski había dicho ya, desde sus tiempos en el gobiernode Jimmy Carter, que los Estados Unidos tienen un derecho omnímodo de propiedad de las materias primas del mundo, especialmente el petróleo y el gas natural.

Para von Bülow resulta obvio que los hechos del 11 deseptiembre encajan perfectamente con estos conceptos, que emanan de la industria bélica y de todo el complejo "militar-industrial-académico". Las inmensas reservas de materias primas del territorio de la antigua Unión Soviética-incluidas las rutas de paso obligado para nuevos oleoductos-ahora están completamente a disposición de estos intereses.

'Conspirólogo'

Von Bülow acepta que muchos podrían ridiculizar su stesis en tanto "teorías de conspiración", pero insiste que las acciones del 11 de septiembre fueron una obra maestra técnica y organizativa. En breves minutos cuatro gigantescos aviones de pasajeros fueron secuestrados y conducidos a sus objetivos mediante complejas maniobras aéreas.Es inconcebible, asegura, que ello hubiese podido ocurrir sin años de apoyo por parte del aparato secreto del estado y la industria. (En un recuadro adjunto aparece una cita de von Bülow, en que dice que "este ataque sólo podría ser posible con apoyo de los servicios de inteligencia estadounidenses".) Von Bülow apostilla que, pese a lo horrendo de estas acciones, él nunca ha dejado de ver claramente quiénes le han sacado ventaja, y quiénes desventaja. Cuando acecha la duda, recomienda, lo mejor es ver el mapa. ¿Dónde están las concentraciones de materias primas y las rutas de acceso?¿Dónde están los focos de conflicto y las guerras civiles de ahora? Todos coinciden. Y donde quiera que se presenta esta pauta, nunca andan muy lejos los servicios secretos estadounidenses.

Concluye que este panorama es apenas la punta del iceberg, y apenas alcanza a imaginar las dimensiones de la porción sumergida, que bien pudieran causar la siguiente andanada de desastres. Este es el tipo de análisis que nunca encuentra uno en los medios de difusión estadounidenses, aparte de las comunicaciones de LaRouche y este servicio noticioso.