Crisis mundial de alimentos

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXV, núm. 5
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Crisis mundial de alimentos

Memorando de LaRouche PAC:

Acabemos con la OMC;

doblemos la producción

de alimentos

“Si esta noche no tienes comida qué poner en la mesa para mañana, eso es algo personal. Y se vuelve universal”.

—Lyndon LaRouche, a 7 de mayo de 2008.

Introducción

Es algo bien demostrado que el mundo enfrenta hoy una crisis alimentaria, a causa de décadas de directrices librecambistas y de la demencia reciente de los biocombustibles. Sin embargo, no tenemos años para debatir si se pueden limar las asperezas de la globalización o no. Entre más éxito tiene la globalización, más peligra la civilización. Esta escasez actual de alimentos es una consecuencia intencional del libre comercio, un sistema que alguna vez (y todavía) impusieron los cañones del Imperio Británico. A los cañones modernos se les llama, con cortesía, “acuerdos comerciales”, “restructuración de deudas” y “condiciones”.

Sólo nos quedan días para que los políticos del mundo se fajen los pantalones, acaben con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y doblen la producción mundial de alimentos. Ésa es la política de LaRouche PAC que el economista estadounidense Lyndon LaRouche emitió en abril, para que la adoptaran la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación o FAO, que tuvo lugar del 3 al 5 de junio de 2008, así como las naciones en los próximos días. La presidenta del Instituto Schiller, Helga Zepp–LaRouche, emprendió una movilización internacional en torno a esta política a principios de mayo. Desde entonces, dirigentes mundiales han dado a conocer declaraciones y estrategias incipientes para abordar la crisis alimentaria. Sin embargo, sólo la política de LaRouche ataca de manera explícita la causa sistémica del problema.

El “mapa del hambre” de la FAO identifica a unas 2 mil millones de personas, de 82 naciones, con una alimentación deficiente. Hasta ahora, los disturbios por la comida han estallado en 37 países, y los precios siguen disparándose. Este descenso al infierno empezó no hace mucho. El mundo de la posguerra tenía todos los motivos para ser optimista: se derrotó el fascismo y el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt lo remplazó con el sistema de Bretton Woods, el cual se diseñó para garantizarle condiciones económicas estables al desarrollo de largo plazo. La industria y la agricultura podían ahora prosperar, junto con las olas de libertad política, en naciones en las que los imperios europeos nunca antes lo habían permitido. Programas como el Plan Marshall, Átomos para la Paz y la “revolución verde” crearon una dinámica alimentaria, hidráulica, energética y de transporte que tenía el potencial de elevar sustancialmente la calidad de vida de la gente en cada rincón del planeta.

Tabla 1

Producción mundial de cereales per cápita, de 1970 a 2007

(lo ideal son 0,6 toneladas por persona al año)

Año

1970

1980

1990

2000

2007

Total (miles de millones de toneladas métricas)

1,079

1,565

1,969

2,077

2,082

Toneladas métricas per cápita

0,292

0,348

0,372

0,341

0,315

Población mundial (miles de millones)

3,707

4,446

5,272

6,070

6,600

Este memorando presenta un análisis de la producción total de alimentos de 1970 al 2007, que muestra su grave insuficiencia, dado el crecimiento demográfico, y proyectos que estaban listos y que hubieran satisfecho las necesidades alimentarias actuales, de haberse construido. Luego tenemos una estrategia diseñada para lograr la autosuficiencia, evitando de inmediato el peligro actual de hambruna, y una alianza de largo plazo entre las cuatro potencias Rusia, China, India y Estados Unidos.

La historia en curso

Aquí tenemos una instantánea de parte del mundo en 1970, justo antes del fatal desmantelamiento del sistema de Bretton Woods a manos del Gobierno de Richard Nixon en agosto de 1971, el cual puso en marcha el actual dominio mundial del sistema de la globalización, convirtiendo a las economías del orbe en casas de apuestas. Otro acontecimiento ejemplar es el primer Día de la Tierra el 22 de abril de 1970. El virulento príncipe Felipe de Gran Bretaña inauguró el movimiento ambientalista enemigo de la ciencia y el desarrollo, que arremetió con todo contra la energía nuclear. La nuclear es la única fuente capaz de satisfacer las necesidades crecientes de consumo energético, y quienquiera que se oponga a su desarrollo condona el genocidio.

Las estadísticas sobre la producción de alimentos son parte del cuadro, que aquí se demuestra con la producción total de cereales desde 1970 hasta el presente (ver tabla 1). El Comité de Acción Política Lyndon LaRouche (o LaRouche PAC) estima que el consumo ideal son 0,6 toneladas por persona al año. Como puedes ver, de 1970 a 1990, la cantidad de comida disponible por persona aumenta, pero después disminuye y, para el 2000, cae por debajo de los niveles de 1980. Otras consideraciones hacen estas estadísticas aun más sombrías: la comida no se distribuye entre la gente de manera pareja, del modo que lo hacen estos números. Como se mencionó arriba, la FAO concluye que 2 mil millones de personas no consiguen comida suficiente. En segundo lugar, estos granos también se usan para alimentar al ganado, así que, a los niveles actuales de producción, la opción de una dieta que incluya proteína animal no está disponible para cualquiera que la necesite o que la quiera. Tercero, estas cifras no dan cuenta de lo que se perderá por el desperdicio y el procesamiento, ni lo que se aparta como reserva y como semilla. El hecho de que los cereales no son el alimento básico de todo el mundo no altera el principio de que las calorías diarias y la nutrición caen muy por debajo del nivel ideal o, para muchos, de supervivencia. Doblar la producción de alimentos es el punto de partida para darle una salida a esta crisis.

¿Qué causó un abasto menguante de comida? El libre comercio y sus instituciones, el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles de Aduanas y Comercio) y la OMC. La “Ronda Uruguay” del GATT, sobre la reforma al comercio agrícola, empezó en 1984 y culminó con el establecimiento de la OMC en 1995. Bajo su dictado, se proscribieron la seguridad alimentaria, la diversidad y la autosuficiencia, mientras que un número cada vez más pequeño de carteles graneleros multinacionales estilo Compañía de las Indias Orientales británica ampliaron su dominio, tales como ADM, Cargill y Bunge. El derrumbe de la Unión Soviética en 1989–1990 ofreció una oportunidad de impulsar el desarrollo industrial del antiguo bloque soviético, pero la venganza de la “terapia de choque” que desencadenaron los librecambistas destruyó, en cambio, la productividad de esas naciones. Hoy, a pesar de los disturbios y la escasez, la OMC insiste en continuar con la ronda de Doha para ponerle el último clavo al ataúd de la suficiencia alimentaria.

El verdadero desarrollo físico

La otra parte del cuadro económico incluye las obras de infraestructura que yacen en la mesa de diseño, para ayudar en la producción y distribución de comida, así como también las que transformarán la dotación de recursos de continentes enteros. A continuación incluimos algunos ejemplos típicos para cada región del mundo.


Los números en el mapa son los mismos de los proyectos que se describen a continuación.

1. Los proyectos hidráulicos para las Américas

La Alianza Norteamericana de Agua y Energía (NAWAPA) es un proyecto de ingeniería de gestión de aguas que diseñó la compañía Ralph M. Parsons para captar y redistribuir el agua dulce de Alaska y Canadá, a zonas de este país y de EU y México en las que escasea. Entró al diario oficial del Congreso estadounidense en 1964 y pedía 369 obras independientes. Una serie de presas captarían el agua de varios ríos en Alaska y del Yukón canadiense, que de otro modo se derramaría al océano Ártico, y mediante trincheras, canales, túneles, lagos, presas y sistemas de transferencia se transportaría hacia el sur a través de las montañas Rocosas y, al este, por la Zona de las Praderas, así como también a través de un canal que cruce el sur de Canadá hasta el lago Superior. Se proyectaba que la NAWAPA proporcionaría energía hidroeléctrica, irrigación agrícola, canales navegables que atravesaran el continente, agua limpia para suelos y lagos contaminados, y un abasto continental de agua adecuado para 100 años. El costo estimado original era de 80 mil millones de dólares.

1. La NAWAPA–Más para Norteamérica

En el 2008 la NAWAPA cuenta con una versión mejorada, que ofrece aun más beneficios. Y como no se ha adoptado ningún proyecto integral de gestión de aguas semejante, el agua en EU se ha venido agotando bastante, como en el acuífero de Ogallala, la fuente principal de agua para 4,5 millones de hectáreas de tierra de cultivo de primera en EU.

La “NAWAPA–Más” es aun más audaz, un plan a 30 años que combina a la NAWAPA con dos ambiciosos proyectos de gestión de aguas en México: el PLHINO (Plan Hidráulico del Noroeste) y el PLHIGON (Plan Hidráulico del Golfo Norte), que también se conceptualizaron y sistematizaron en los 1960 y 1970. El plan actual está basado en el diseño del ingeniero Manuel Frías Alcaraz, de la Ciudad de México. El norte, centro y noroeste de México cuentan con 32% del agua disponible y 77% de la población, en tanto que la región del sureste, que es más pequeña, tiene 68% del agua del país y sólo 23% de la población. El PLHINO transferiría la afluencia de cinco ríos de la zona central de la costa del Pacífico mexicano, mediante canales, presas, túneles y estaciones de bombeo, hasta el río Yaqui en el norte de México. La mayor parte de esta agua es para irrigación agrícola, y se calcula que la construcción llevaría 10 años, a un costo de 10 mil millones de dólares. El PLHIGON se diseño para controlar las inundaciones históricas en Tabasco, construir hidroeléctricas, reabastecer los acuíferos y transportar agua dulce a lo largo del golfo de México, hasta la frontera con Texas y hacia el oeste, al centro y norte de México, que forma parte del Gran Desierto Americano. Con esta actividad podrían recuperarse 1,5 millones de hectáreas para la producción agrícola.

Pero, en vez de la colaboración en la construcción de naciones, lo que ha definido la relación entre Canadá, EU y México ha sido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte o TLCAN. Lo más terrible de esta situación son los apuros que pasan los inmigrantes mexicanos, que en realidad son refugiados económicos en EU, 20% de ellos empleados en la construcción de viviendas para una burbuja de los bienes raíces que ya reventó. A cientos de miles se les regresa a México; pero, ¿para qué? La política librecambista ha destruido la economía ahí, y estas obras de infraestructura son la única solución de un muy necesario empleo bien remunerado. Eso es tan cierto para México como para cualquier otro país.

2. Sudamérica

La propuesta de conectar los tres principales sistemas fluviales de Sudamérica, el Amazonas, el Orinoco y el Río de la Plata, ha estado en los libros desde el siglo 18, cuando Alejandro de Humboldt estudió por primera vez estos complicadísimos sistemas y propuso varias redes de canales. Una vez construidos, harían más fácil viajar por el interior de Sudamérica y desarrollarían la tierra de la región, obligando a la creación de un triángulo de tierra productiva en el interior de Brasil y Perú.

Los británicos, con su viejo sistema de libre comercio, no sólo se aseguraron de impedir que estos proyectos fructificaran en los 1970, sino que, desde los 1800, han erigido una política de degradación animal de los pueblos de Sudamérica, con la clara intención de nunca permitirles alcanzar la condición de su vecina, Norteamérica.

3. La capacidad de máquinas–herramienta de Europa

3. El Triángulo Productivo de LaRouche

Para 1970, Europa estaba en la posición económica y geográfica de darle bienes de capital y tecnología al resto del mundo. Francia ideó un sistema para producir componentes de plantas nucleares a gran escala, y de 1977 a 1993 construyó 3,4 plantas al año. Alemania negoció con Brasil en 1976 la construcción de ocho plantas nucleares, y después hizo tratos similares con Irán y varias naciones en vías de desarrollo. La región que abarca el norte de Francia, Bélgica, Alemania, la República Checa y Austria tenía la densidad más grande de infraestructura industrial y fuerza productiva. Lo necesario para esto es una fuerza laboral científica y altamente educada, y la moral para producir lo que las naciones en vías desarrollo necesiten.

Hoy aún existe una concentración de tecnología de producción avanzada en Europa, pero también está lo del tratado de Maastricht. Al aceptar el tratado de Maastricht y todos las grilletes imperiales británicos del libre comercio y la banca central, Europa se ha echado encima un obstáculo enorme a la inversión de capital. El FMI ha ordenado el fin de grandes programas de infraestructura en las naciones en vías de desarrollo, haciendo que la demanda de exportaciones de alta tecnología de Europa se desplome para, de nuevo, dañar también a esas economías avanzadas. Una excepción notable es China, que, en su intento por desarrollar infraestructura moderna, voltea hacia Alemania, como en el caso de los trenes magnetolevitados o “maglev”. Por desgracia, Alemania padece un grave desorden mental llamado ambientalismo, el cual ha obstruido el avance nuclear y del maglev, y dado pie a que la canciller Ángela Merkel comente que la culpa de la actual crisis alimentaria la tiene India, cuya población ahora “quiere” comer dos veces al día.

4. El Plan Oasis para el Oriente Medio

Históricamente, el Oriente Medio ha sido víctima de violentos juegos geopolíticos, lo que ha dejado el desarrollo de esta región en manos imperiales británicas. El desbarajuste civil y político ha relegado una y otra vez el desarrollo económico a un segundo plano. En consecuencia, el potencial cabal y la ubicación estratégica de la región y de su población aún están por desarrollarse. En 1975, Lyndon LaRouche propuso su Plan Oasis, junto con un llamado a establecer un Banco Internacional de Desarrollo que financiara dichas obras, a fin de darle marcha atrás a esta política retrógrada. El plan consistía en usar el financiamiento del banco para instalar ferrovías de alta velocidad que conectaran a África, Asia y Europa, y crear proyectos de gestión de aguas tales como la desalación nuclear, la modernización del canal de Suez y la apertura de nuevos corredores de desarrollo hidráulico. La pieza central del proyecto era un sistema propuesto de canales y túneles que conectaran el Mediterráneo con el mar Muerto. En septiembre de 1993, los acuerdos de Oslo para la paz pedían protocolos económicos e hidráulicos para la región que estuvieran a la altura del Plan Oasis, lo cual generaría miles de empleos y el cultivo de muchísimas hectáreas de tierra productiva. Lamentablemente, los conflictos de los últimos diez años destruyeron este potencial. LaRouche afirmó en una conferencia el 26 de mayo del 2002, que “el desarrollo de la producción y la gestión de agua dulce, la cual está enlazada con la función del petróleo, es el fundamento indispensable de cualquier otra perspectiva optimista de desarrollo interno pacífico y políticamente estable de la región del Oriente Medio. . . No habrá paz sin un abasto adecuado de agua”. Ahora más que nunca, con la crisis alimentaria, se necesita el Plan Oasis de LaRouche para el desarrollo del Oriente Medio.

5. Una red ferroviaria continental para África

La red ferroviaria actual de África es el legado del colonialismo con el que se estigmatizó a ese continente. En 1978, Lyndon LaRouche le encargó un estudio a la Fundación de Energía de Fusión sobre los requisitos básicos para industrializar a África. El primer elemento clave que puso de relieve ese estudio es un sistema ferroviario transcontinental que abra el interior al desarrollo, al conectar las ciudades costeras importantes. El sistema ferroviario propuesto se fundamenta en planes y estudios que ya han completado gobiernos y organizaciones africanas. Aunque algunas naciones como China y Japón trabajan, como dijo el primer ministro japonés Yasuo Fukuda, “hombro con hombro al lado de los pueblos de África” para su desarrollo, aún tenemos a esa Némesis colonial, los británicos, provocando inestabilidad política y económica, como lo hacen en contra del Gobierno de Robert Mugabe en Zimbabue.

6. La gestión de aguas en China

6. Construcción de la presa de las Tres Gargantas

Históricamente, el río Yang–tze ha causado daños tremendos en China cuando se desborda, en promedio, cada diez años. El concepto original de construir una presa en el Yang–tze se remonta a Sun Yat–sen. En 1940, Chang Kai–shek ordenó un estudio de factibilidad y recibió asesoría de expertos estadounidenses de la Administración del Valle de Tennessee (TVA) para la presa de las Tres Gargantas. Siguieron investigaciones, conferencias y diseños, y en 1970 China comenzó la construcción de las presas auxiliares. En 1992, el Gobierno chino tomó la decisión final, y la construcción de la presa de las Tres Gargantas empezó en 1994. Espera terminarse del todo el 2011, a un costo de 30 mil millones de dólares. Y es increíble; es la hidroeléctrica más grande del mundo, y ya ha generado más de la quinta parte de la electricidad necesaria para sufragar su costo. Con la edificación de esta gran obra de infraestructura, China se lleva como recompensa el control de las inundaciones, electricidad, un sistema de esclusas que permiten la navegación río arriba, y un embalse y una red de canales para transferir el agua al tan árido norte de China.

7. El transporte en el Sudoeste de Asia

La principal ruta de transporte por el Sudoeste de Asia es el estrecho de Malaca, el cual se ha congestionado bastante. La Thai Oil Refining Company de Tailandia llevó a cabo un estudio a principios de los 1970 para la construcción de un canal e instalaciones portuarias de altura a través del istmo de Kra. Lo que distinguió a este estudio de los anteriores es que se escogió un lugar para un canal a nivel, sin esclusas, de modo que hasta los grandes buques cisterna pudieran pasar a velocidad normal, y que consideró métodos de excavación nuclear. Los puertos a ambos lados del canal han de desarrollarse como zonas industriales al usar los depósitos de petróleo y gas natural del golfo de Tailandia, modernizando el país con construcción naviera, construcción pesada y fábricas de bienes de capital primordiales. Con los métodos convencionales de los 1970, se calculó que la construcción tomaría de 10 a 12 años, pero si se usan los métodos nucleares, el tiempo y el costo se reducirían en 40%. El Laboratorio Lawrence Livermore realizó el detallado informe técnico sobre el uso pacífico de explosiones nucleares para el proyecto en 1974 y sugirió desarrollar la tecnología de separación isotópica nuclear y la del láser en estas zonas industriales.

Con un sistema financiero desregulado, Tailandia no se modernizó. Hoy su moneda nacional es un juguete de especuladores multimillonarios como George Soros, quien hizo pedazos el baht tailandés en 1997. Y, en general, a las naciones asiáticas se les convierte en centros de mano de obra esclava.

De haberse construido estas y otras obras, hace mucho que se hubieran satisfecho las necesidades de alimentos básicos.

La política de LaRouche PAC

Las principales naciones del mundo empiezan a enfrentar la sobria realidad de que la crisis alimentaria actual no fue el producto accidental de una orientación económica y agrícola bienintencionada, aunque no por eso menos destructiva, sino más bien de una astuta política premeditada de genocidio. Esto no puede comprenderse a plenitud, a menos que enfrentemos el factor subyacente, también de sobriedad, pero deliciosa, de nuestra condición económica mundial, el proverbial “elefante en medio de la sala”; o sea, el fin del actual sistema financiero global. De modo que las naciones, en particular aquellas recientemente devastadas por la drástica escasez de alimentos y disturbios horrendos, deben ahora defenderse de los pretendidos efectos hiperinflacionarios de esta crisis global afirmando su soberanía contra el moho lamoso del libre comercio globalizado que dirigen los británicos, y actuando de inmediato para volverse autosuficientes en la producción de alimentos. Ésa es la política de LaRouche PAC.

Una vez establecidas esas medidas preliminares, la siguiente línea de defensa contra el modelo depredador británico yace en el desarrollo de economías nacionales soberanas integrales. Es decir, la autosuficiencia puede y debe darse sólo en el marco de economías funcionales tomadas de conjunto. Esto puede lograrse con las propuestas del Nuevo Bretton Woods y del Acuerdo de las Cuatro Potencias de LaRouche mediante una colaboración de largo plazo entre naciones, para que las menos desarrolladas se apresuren a atender las necesidades económicas básicas a las que todo Estado tiene derecho. Estos acuerdos han de adoptarse a un tipo de cambio fijo para proteger de los ataques especulativos las tan necesarias inversiones de capital. La intención de esto es elevar la calidad de vida del miembro promedio de la nación respectiva, al facilitar el desarrollo productivo e intelectual de esos ciudadanos. Para esto, los componentes del conjunto tienen que ser de una naturaleza física, y no estadística ni meramente financiera. Han de consistir en infraestructura física, tecnologías de alta densidad de flujo energético, con un acento especial en la energía nuclear, e incrementos en el empleo calificado en trabajos productivos, a diferencia del barato del sector servicios, mediante el fomento de sistemas crediticios soberanos.

Ésta es la misión de largo plazo que necesita ahora el mundo.

A continuación mostraremos: 1) lo que puede hacerse ahora para alimentar a aquellas naciones con una necesidad extrema de comida, y 2) cuáles países están uniéndose o haciéndose eco ya del llamado de LaRouche a hacer alianzas económicas estratégicas contra el sistema británico, para que tú, lector, puedas apresurarte a derrotarlo.

Repudiemos de inmediato la hambruna

Más de 800 millones de personas están al borde de la hambruna, y no podemos seguir contemplando estadísticas y números; tenemos que actuar de inmediato para escapar a la crisis alimentaria. Abajo encontrarás las medidas a adoptar de manera expedita y eficaz para tomar la vía hacia un sistema económico que funcione:

1. Los países deben cortar, ipso facto, toda y cualquier afiliación con organizaciones librecambistas británicas tales como la OMC y el TLCAN.

2. Toda producción y subsidio gubernamental de los biocombustibles debe parar en el acto; en vez de eso, ¡produzcamos comida!

3. Los gobiernos deben actuar para establecer políticas proteccionistas, entre ellas los precios justos para la producción agropecuaria fundados en el principio de la paridad de precios, tasas de interés bajas para proyectos agrícolas y de inversión en la infraestructura, y aranceles que protejan la importación y exportación de bienes.

4. Romper el dominio del cartel de los productos básicos sobre el comercio de alimentos; en especial el error de patentar la genética de los cultivos y las semillas.

5. Los gobiernos deben subsidiar el costo del combustible y de los fertilizantes para los agricultores, así como el de otros insumos.

6. Hay que imponer una moratoria inmediata a todos los embargos de granjas y deudas agrícolas.

7. Restaurar toda la tierra potencialmente arable y ponerla a producir cuanto antes.

8. La práctica de desviar el agua de la irrigación y las tierras de cultivo para usarla en timos ambientalistas descabellados, tiene que desaparecer al instante; en cambio, debe comenzar ya una colaboración en la desalación de agua y otras obras de infraestructura hidráulica.

9. Las naciones han de acordar comprometerse a proporcionar toda la ayuda alimentaria posible para socorrer a quien lo necesite.

10. Los gobiernos tienen que establecer o restablecer una política de reservas de comida y cereales de contingencia para situaciones de emergencia.

11. Por último, es necesario que se lleve a cabo una auditoría internacional de los cereales y los ganados disponibles lo antes posible.

Además de las medidas anteriores, debemos permitirles a las naciones con superávit que hagan todo lo necesario para cultivar tantos comestibles básicos como sea posible para alimentar al mundo. Históricamente, son seis las naciones que se consideran los “graneros” del mundo: EU, Canadá, Argentina, Sudáfrica, Francia y Australia. A continuación aparecen casos de unas cuantas de estas naciones, y cómo hay que llevarlas a actuar ahora para sortear la crisis alimentaria mundial.

El caso de Australia

De manera típica, Australia ha sido un granero del mundo y tiene el potencial de convertirse ahora en uno de los productores más grandes de comida del mundo. Sin embargo, en los últimos 40 años, organizaciones de los carteles financieros británicos fascistas que pretenden destruir la capacidad agropecuaria de Australia, han cortado su productividad. En nombre de la mentira descarada del calentamiento global, el Gobierno australiano está confiscando y acaparando toda el agua que por lo general se usa para irrigación, y desviando su flujo innecesariamente hacia el mar. Y para ahondar el corte abrasador a la productividad de Australia, el gobierno está pagando más de 100 mil dólares por granja familiar, ya sea pequeña o mediana, para incautarlas y dejarlas ociosas en medio de la crisis alimentaria más grande del mundo. Conforme el derrumbe económico acelera, Australia debe actuar ahora para parar la necedad y ponerse a la altura de su potencial como un gran exportador de cereales. En las próximas semanas, los agricultores australianos sembrarán las semillas para los meses venideros. Con subsidios estatales al precio de las semillas, los combustibles y los fertilizantes, esta temporada bien puede rendir una cosecha abundante que alimente a los millones de hambrientos del planeta. El Consejo Electoral Ciudadano, que es el movimiento de LaRouche en Australia, ha instado al gobierno a adoptar de inmediato nueve medidas clave para ayudar a resolver la actual crisis alimentaria mundial y restablecer su lugar como una nación decisiva en la producción de alimentos.

El caso de Argentina

En los últimos 30 años, tras la dictadura militar de 1976–1983, las directrices económicas británicas han expulsado y destruido a los pequeños y medianos agricultores, al desplazarlos con grandes carteles que han creado un sistema esclavista en torno al monocultivo de la soja. Esta semilla ha asegurado la destrucción física de la tierra y de la capacidad productiva que tenía Argentina para ser un líder mundial en la producción de cereales y otros alimentos básicos. La solución aquí es sencilla: expulsar a los carteles librecambistas que han arruinado al país y tomar medidas gubernamentales para restaurar la protección de la tierra. El Gobierno argentino ya está actuando. El senador Alberto Cantero, en una continuación de lo que hizo el presidente Juan Domingo Perón al crear el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio), ha introducido una solución que le permitirá a esta agencia estatal regular los alimentos y fomentar la seguridad alimentaria (ver entrevista en pág. 36). Debiera promulgarse lo antes posible esta legislación, sacarse a los carteles argentinos de la comida y tomarse todas las medidas para reducir los costos de los agricultores a fin de aumentar la producción.

El caso de Canadá

Canadá es el sexto productor de trigo más grande del mundo y actualmente su producción está bajo ataque. A principios del siglo 20, a fin de contrarrestar la ofensiva usurera de los principales carteles graneleros para destruir a los agricultores canadienses imponiéndoles precios superbajos a los cereales, productores de trigo de toda la nación reunieron su trigo y exigieron que los carteles pagaran su precio. Con esta política, la Junta Canadiense del Trigo se estableció como una agencia que mediara entre los intereses del agricultor cerealero y los principales carteles del mundo. Ahora está tomándose a la Junta del Trigo y otras instituciones tales similares para deshacerse de los agricultores canadienses y destruir la productividad. El gobierno debe restablecer la Junta del Trigo de manera inmediata y plena, para que empiece a labrarse toda la tierra productiva disponible. ¡Permítanle a esta nación alimentar al mundo!

¡Activemos los graneros del mundo! Démosles la tierra, el combustible, los fertilizantes y las semillas, y, al funcionar a plena capacidad, estas naciones pronto pueden producir más de un millón de toneladas de cereales. Al sumar esto a la producción actual del resto del mundo, ¡alcanza para alimentar a la población mundial y evitar la hambruna! ¿Qué estamos esperando? Los superávit de estas naciones pueden enviarse a la brevedad a las naciones que necesitan ayuda y preparar el terreno para una mayor colaboración económica y desarrollo.

Únete o muere

LaRouche llamó a la colaboración entre EU, Rusia, China e India para establecer pronto un sistema internacional de tipos de cambio fijos de emergencia que le dé fin al actual, quebrado sin remedio, de tipos de cambio flotantes, con lo que se condenará al planeta entero a una larga nueva Era de Tinieblas. Éste será un aspecto necesario para afirmar más la certeza de que se doblará la producción mundial de alimentos, lo cual implica un esfuerzo unido de estas potencias para eliminar y aniquilar por completo a la OMC. Ninguna excrescencia de esa tradición de la Compañía de las Indias Orientales británica debe considerársela una organización legítima y no tiene derecho a existir. Rusia, India y China ya han formado una alianza estratégica contra el modelo imperial olímpico del Imperio Británico. Sería mucho más importante que EU se uniera como un participante destacado. También sería más inteligente que todos los demás países del mundo se acercaran cada vez más a la órbita del actual bloque de estas tres naciones. Este tipo de alianza será un elemento necesario para asegurar que al Imperio Británico no se le permita intervenir en ninguna nación, y que se haga responsable de ayudar a aquellas naciones en necesidad desesperada, tales como las de África. No obstante, debe ser responsabilidad del mundo, en particular de aquellas potencias estratégicas del planeta, asegurar que el Tercer Mundo, y en especial África, reciban la ayuda necesaria para alcanzar la autosuficiencia alimentaria.

El potencial de desarrollar la agricultura africana yace, como tal, en la formación de esta comunidad de principio. China usa su instituto de investigación y producción de semillas Chongqing Seed Corp. para cultivar 300 hectáreas de arroz en África central, junto con el establecimiento de diez centros agrícolas en el Continente. India ha expresado su clara intención de doblar su nivel actual de crédito para que África pueda aumentar su producción agrícola. Y Japón, en una conferencia internacional en la que participaron 52 gobiernos africanos, instó a doblar la producción actual de arroz a 14 millones de toneladas en los próximos 10 años.

Aunque debemos encomiar estos esfuerzos, el verdadero asunto a destacar es el hecho mismo de que fue el economista estadounidense Lyndon LaRouche el que, hace más de un año, hizo el llamado original para que EU, Rusia, China e India se unieran con un propósito común: erradicar el sistema colonial de Gran Bretaña, al primero intervenir los gobiernos el sistema financiero internacional ahora condenado a la bancarrota; mediante de la autoridad de estas cuatro potencias estratégicas, establecer un Nuevo Bretton Woods en la tradición del presidente Franklin Roosevelt, o sea, un regreso al sistema de tipos de cambio fijos; y asegurar la capacidad de que el mundo se desarrolle a largo plazo. Las buenas gestiones de Rusia, China, India y Japón para ayudar a África reflejan su disposición de adoptar las iniciativas políticas de Lyndon LaRouche.

La única otra alternativa es que estas naciones se las arreglen por sí mismas y dejar que las manos bañadas de sangre del Imperio Británico las cuelguen inevitablemente por separado. Esto ocurrió en el siglo 18, Cuando la Compañía de las Indias Orientales británica subyugó al pueblo indio para que usara su tierra, no para el desarrollo agrícola, sino sólo con el fin de esclavizar a esta gente al cultivo del opio, que entonces se enviaba a China. El potencial creativo del pueblo chino se destruyó, y cuando el gobierno se rehusó a seguir aceptando el comercio del opio, los británicos usaron su tradicional método de la “fuerza moderada” de los cañones para abrir cualquier puerto en su tierra, obligándolos a aceptar el opio, todo en nombre del “libre comercio”. De haber existido una alianza estratégica contra la oligarquía de Londres, ¿podrían haber logrado esto? Lo que sí es cierto es que: 1) hasta el día de hoy, Londres no ha abandonado su visión bestial de la humanidad, y 2) al ver que su sistema imperial está perdido, no tolerarán que ningún Estado nacional soberano reviva la tradición del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, pero en cambio están decididos a arrastrar al planeta entero a las ardientes profundidades del infierno junto con ellos.

Actuemos ahora

El curso de los acontecimientos humanos nos ha llevado ahora a una situación catastrófica en la que ustedes, los políticos, deben decidir actuar según los lineamientos que acabamos de presentar. Tenemos el poder de aumentar a gran escala la producción mundial de alimentos; tenemos la capacidad de construir la infraestructura esencial para esos fines, de modo que cada nación, por todo el orbe, tenga el gusto de contribuir con los bienes que produce para sostener, no nada más a 7 mil millones de personas, sino a más de 50 mil millones que pronto morarán esta tierra. En estos tiempos, tenemos que destruir ese viejo modelo colonial de Zeus que rige a las islas británicas hoy. El oligarquismo no tiene lugar en nuestro mundo, en este planeta cuyas tierras estaban destinadas a que las gobernara una comunidad de Estados nacionales soberanos republicanos que actúan en beneficio mutuo. Ha llegado la hora de que el Imperio Británico y la idea misma de imperio desaparezcan. Armados con el acuerdo de las cuatro potencias que propone Lyndon LaRouche, debemos establecer de inmediato un nuevo sistema de Bretton Woods y doblar la producción de alimentos. Podemos asegurarle una vida próspera a la población, siempre y cuando no temamos.