Internacional

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, nums. 13-14
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Iberoamérica

LaRouche a jóvenes peruanos:

Ahora es cuando podemos levantar a la humanidad

Lyndon LaRouche envió el siguiente mensaje a la celebración del décimo aniversario de la Universidad Tecnológica de Perú, el viernes 7 de septiembre de 2007. Los reunidos escucharon una grabación de audio del discurso de LaRouche, doblada al español, y recibieron una versión impresa de sus palabras, de la cual reproducimos algunos extractos.

Les habla Lyndon LaRouche desde Alemania, y quiero enviar mis saludos a la Universidad Tecnológica de Perú y a nuestro anfitrión, el ingeniero [Roger] Amuruz, con ocasión del décimo aniversario de la Universidad Tecnológica.

Éstos son tiempos interesantes, porque vamos a tener una conferencia la próxima semana aquí en Alemania, que va a ser una conferencia internacional a la que asistirán varios cientos de personas de diferentes partes del mundo. El tema será el crac actual del sistema monetario financiero internacional, y al mismo tiempo las medidas para la recuperación económica del mundo entero en estas condiciones. Una de ellas es, claro, que estamos involucrados en algo que he estado promoviendo desde hace mucho tiempo —mi esposa y yo— para construir un puente terrestre a través del estrecho de Bering, de Siberia a Alaska, con la idea de extender esa conexión ferroviaria —y yo propondría trenes de levitación magnética— que baje por Canadá, por Estados Unidos, por Centroamérica, cruzando el tapón del Darién, hasta Sudamérica. Esto uniría, en efecto, tres continentes: Eurasia —el continente eurasiático en particular—, las Américas —norte y sur— y, por lo tanto, Europa. Y esto significaría que podríamos, fácilmente, prolongar el mismo tipo de líneas por el Sudoeste de Asia y también directamente desde la misma Europa, en donde hay planes de construir líneas desde España hasta el norte de África, y así por el estilo.

Esto significaría un cambio, un cambio geopolítico en el planeta. Significaría que ya no dependeríamos del transporte por barco, que es lento, ni tampoco tendríamos que usar el transporte aéreo, que es caro y económicamente ineficiente, sino que podríamos movilizar, no sólo personas, sino carga de manera eficiente con sistemas modernos que van a más de 450 kilómetros por hora. Podríamos movilizar carga desde cualquier parte de estos tres continentes, o megacontinentes, por todo el mundo.

Esto sería una revolución en la economía mundial.

El rostro de la crisis

Ahora bien, como dije, esto viene en un momento en el que enfrentamos la mayor crisis monetario–financiera de la historia moderna desde, al menos, la firma del tratado de Westfalia de 1648, la paz de Westfalia. Así que llegamos a un momento de choque de la peor depresión económica, potencialmente el peor desplome financiero de la civilización moderna desde 1648, con, al mismo tiempo, la oportunidad más grande de desarrollo físico de la economía mundial y sus continentes en el mismo período.

Ahora tenemos una lucha en EU para derrotar lo que es la embestida actual de una crisis de desintegración monetario–financiera, no sólo en EU, sino en Europa. Tal crisis de desintegración de Europa y EU tendría efectos de reacción en cadena por todo el mundo. Por ejemplo, como resultado de las políticas de deslocalización, China depende enormemente de las exportaciones a EU; la India tiene una situación más o menos similar, aunque no es la misma precisamente. África, claro, no aguanta más. Y las condiciones de por sí malas en EU son terribles para México y para los países en Sudamérica.

Por tanto, lo que estamos haciendo ahora es movilizar con una medida de emergencia, la primera de una serie de medidas de emergencia que propuse y que tuvo cierta respuesta favorable entre círculos importantes de EU. Como probablemente saben, la crisis monetario–financiera mundial se refleja de manera notoria en el hecho de que las inversiones a gran escala en los bienes raíces son el punto de ruptura que está causando esta crisis de desintegración financiera que embiste ahora al mundo, que es lo que tenemos que considerar. Así que propuse —y hemos recibido mucha aceptación en cuanto a esto— la adopción de las reglamentaciones federales pertinentes en EU, ya, para septiembre; debería ocurrir ya, podría ocurrir ya, pero tendremos que pelear para que así sea. Así que mi propuesta, mi proyecto de ley, después de promulgado por el Congreso de EU, garantizaría que no se desalojara de su casa a ningún propietario por la ejecución de su hipoteca. También protegeríamos a los bancos autorizados de EU, aquellos que están registrados como bancos federales, bajo leyes federales, o aquellos registrados como bancos estatales, bajo leyes estatales.

Así que, esto no resolvería la crisis, pero prevendría una desintegración de EU y, potencialmente, de Europa. Y el detener esa crisis de desintegración nos daría el espacio para emprender un programa de recuperación en el espíritu del presidente Franklin Delano Roosevelt, quien organizó la recuperación de EU de la depresión de 1929–1933. Ésa es nuestra perspectiva.

Obviamente el destino de las naciones de Centro y Sudamérica depende en gran medida de cómo lidiemos con esta crisis.

¿Cuál es la salida?

Ahora bien, existen muchas oportunidades. . . Y hay algo más. Como saben, por un período, en especial desde 1968–1972, ha habido una desintegración que surgió de la prolongada guerra de EU en Indochina, una desintegración de la política estadounidense, al romper con el sistema monetario de tipos de cambio fijos de Roosevelt. Como resultado de esa desintegración, tuvimos una crisis en los sistemas financiero y monetario internacionales en el curso de los 1970. También tuvimos, después de 1972, una serie de cambios de política que nos llevaron a la actual de la globalización, y así por el estilo. Esto ha sido un desastre, y ha sido la verdadera causa de la crisis actual.

Si vamos a recuperarnos de la gran depresión económica que embiste —la vamos a detener y nos recuperaremos— tendremos que crear crédito del Estado, que se dirigirá en más de 60%, si estamos cuerdos, a la reconstrucción y mejora de la infraestructura económica básica de EU y otras naciones. Lo que haremos es usar la capacidad de ingeniería y de producción, la cual se potencia con obras de infraestructura a gran escala, como una forma de fortalecer la economía para la producción de bienes y la agricultura. Así, tendremos una recuperación general que nos recordará en cierta forma lo que hizo Roosevelt para vencer la depresión económica que enfrentó cuando asumió la presidencia en marzo de 1933.

Esto significa que, para los estudiantes universitarios, se abren carreras que constituyen nuevos retos. Y hay grandes necesidades que satisfacer —no meras oportunidades en cuanto a las grandes obras, sino también los grandes requisitos de esos proyectos—, si es que hemos de garantizar la seguridad de los Estados soberanos de las Américas y de otras partes del mundo.

Pasos hacia la recuperación

En términos de la cooperación, se realizó recientemente una conferencia en Rusia, a la que me invitaron; no asistí en persona, pero sí tuve un representante, y estuve en Rusia para una celebración justo después de eso. Se ha acordado —los rusos y otros— iniciar uno de los proyectos más grandes que la humanidad jamás haya emprendido, en términos de ingeniería, que significa, no sólo la obra del túnel por el estrecho de Bering, de la punta de Siberia a Alaska, sino la mayor revolución en la gran extensión del norte de Asia y de las Américas hasta la fecha. En esto concordaron los rusos, gente importante de Rusia. Hay otros países que han mostrado interés. Hay propuestas de Dinamarca, por ejemplo, de construir sistemas ferroviarios de levitación magnética con conexiones desde Dinamarca, pero implícitamente para toda Eurasia. Otros países quieren este proyecto.

Así que estamos al borde del mayor reto de ingeniería que el mundo jamás haya conocido; y va a llegar a su puerta —si tenemos éxito— para cuando se hayan graduado de sus estudios universitarios.

Así que esperamos tener éxito, porque si lo tenemos, crearemos un mundo mejor para todos. Y las aspiraciones de los peruanos, que han estado ahí desde hace mucho tiempo, ahora se podrán realizar. El patriotismo no significará pelear guerras —esperamos ya no tener que pelear más; creemos que esto ayudará—, sino que la soberanía de las naciones en su reconstrucción o construcción, resolver los problemas de la pobreza, de la miseria, las obras hidráulicas, el abasto de energía y el desarrollo de mejores programas de salud, todo eso fluiría.

Así que, de nuevo, ésta es nuestra situación, ésta es su situación. Estamos en una gran encrucijada: la crisis financiera mundial más grande de la historia moderna se viene encima como avalancha, ya, pero al mismo tiempo, si encaramos este problema todos juntos, tenemos la oportunidad más grande de la historia de la humanidad para mejorar su condición a nivel mundial.