Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, núm. 7

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Iberoamérica

 

Al Gore se acuesta con Bush, y con Barrick, y con Pinochet, y con. . .

por Cynthia R. Rush

El hecho de que Barrick Gold fuera uno de los patrocinadores originales de la próxima presentación de Al Gore en Santiago de Chile como el orador de lujo de la conferencia del 11 de mayo, “Calentamiento Global y Cambio Climático: Ahora Es el Momento de Actuar”, encendió la protesta de diversos grupos ambientistas chilenos que, junto con la voz de alarma internacional que dio el portal electrónico del Comité de Acción Política Lyndon LaRouche (www.larouchepac.com/spanish), obligó a la Barrick a retirarse. Por su parte, Gore está batallando, no muy convincentemente, por distanciarse de esta empresa.

Algunos de los grupos chilenos se han limitado a denunciar los crímenes ambientales de Barrick —contaminar el aire con toxinas y destruir los glaciares de Chile— y a preguntar que cómo es posible que el gran adalid del calentamiento global pueda asociarse con un monstruo como Barrick. El senador y presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, Alejandro Navarro (del Partido Socialista), informó el 7 de abril, algo perturbado, que le estaba escribiendo una carta a Gore para advertirle “lo que la vinculación de su visita con Barrick Gold ha provocado y [que] evalúe los impactos que ello tendrá en su exposición”. En una declaración que emitió el mismo día Fabiola Marín Salgado, de Vida Autónoma, a través de su página electrónica, dijo que “todos los ambientalistas en Chile quisieran advertirle que su imagen como ambientalista será dañada si usted asiste a eventos patrocinados por Barrick Gold”.

Un puñado de agrupaciones fue más allá, y publicó en internet las revelaciones que hizo EIR a fines de los 1990 sobre la responsabilidad de Barrick en el genocidio en África, y sus vínculos con la maquinaria encubierta de inteligencia que dirigen el ex presidente George H.W. Bush, y otros personajes e instituciones cuya lealtad está con la oligarquía financiera angloholandesa.

Pero a todos se les escapa la cuestión fundamental de que la asociación del reaccionario Gore con Barrick Gold no es casual. Él comparte la perspectiva racista y genocida de esta empresa, y tiene los mismos patrocinadores financieros y políticos. Entre estos está la familia Bush —y hasta preguntas, ¿pero qué no son republicanos?—, y personalidades destacadas de la oligarquía financiera angloholandesa global y de los carteles de las materias primas. George H.W. Bush tiene un puesto en el consejo internacional de asesoría de Barrick, junto con el ex primer ministro canadiense Brian Mulroney. El presidente de Barrick, Peter Munk, es un protegido de la familia real británica y miembro del grupo de millonarios ambientistas conocido como el “Club 1001”, junto con el genocida Maurice Strong.

El genocidio de Barrick en África

Cuando estos criminales hablan de “salvar el medio ambiente”, se refieren a deshacerse de una gran parte de la raza humana, en especial de las poblaciones de tez más oscura. Sólo basta ver el historial de Barrick en África.

En los 1990, cuando Al Gore era vicepresidente de Estados Unidos y también presidía la Comisión Binacional de Estados Unidos–Sudáfrica (que se formó en 1994), la Barrick Gold —que tiene su sede en Toronto— encabezaba una “invasión económica” del Zaire rico en minerales. En 1996 Barrick Gold sencillamente se metió allí y reclamó para sí las minas de oro de Kilmoto y Doko, en la provincia nororiental de Haut–Zaire. Otros se sumaron a la estampida, como la vieja Anglo American Corp. (con sede en Sudáfrica) y la recién formada America Mineral Fields (AMF, una empresa de la Mancomunidad Británica que se fundó en Canadá en 1995 con fines de “exploración”), la cual consiguió las gigantescas minas de cobre de Kipushi en la provincia de Shaba. Cuando hasta estos tratos a precio de regalo —que se firmaron como contratos preliminares con el presidente zaireño Mobutu Sese Seko— dejaron de satisfacerle al cartel angloholandés de las materias primas, optaron por el “cambio de régimen”.

huerfanos

El Movimiento de Juventudes Larouchistas está asegurándose de enfriar el calentamiento de Gore en toda Iberoamérica, como muestra este cartel cuyo objetivo es cancelar definitivamente su visita a Argentina y Chile.

El 9 de mayo de 1997 una docena de entidades financieras asociadas con el cartel minero (de diamantes, cobalto, cobre, oro, cinc, estaño, baritina, magnesio) se reunió en Lubumbashi, al sudeste de Zaire, con Laurent Kabila, quien tomó el poder del país y sus 45 millones de habitantes menos de dos semanas después. En total, la toma de materias primas, el caos y la lucha costaron millones de vidas en el corazón de África.

¿Qué hay de los nazis pinochetistas?

Aunque los grupos ecologistas se dicen perplejos por la asociación de Gore con Barrick, no han dicho ni pío del hecho aun más conspicuo de que la conferencia de Santiago la patrocinan individuos e instituciones ligadas al golpe sangriento que dio Augusto Pinochet contra el entonces presidente Salvador Allende en 1973, y a los subsiguientes 17 años de dictadura de corte nazi.

Gore recibió la invitación del magnate multimillonario Sebastián Piñera, frustrado candidato presidencial y alma del recién creado “Comité Nacional de Apoyo a la Candidatura de Al Gore para Premio Nobel de la Paz 2007” en Chile. Sebastián, quien pagará, junto con otras empresas asociadas, la exorbitante suma de 200 mil dólares para llevar a Gore el Destripador a Chile, es hermano del fascista José Piñera, el ministro del Trabajo de Pinochet que en 1981 privatizó el otrora excelente sistema de seguridad social del Estado.

Sebastián contendió por la Presidencia de Chile en 2005, presentándose como un “humanista cristiano” y un ambientista sensiblón al que le preocupan “los pobres”. Pero en realidad era el favorito de la turba de George Shultz y Félix Rohatyn en la Universidad de Chicago que puso a Pinochet en el poder con el golpe de 1973. El pueblo chileno no se comió el cuento y, en cambió, eligió a Michelle Bachelet. Y ahora, como ha señalado el estadista Lyndon LaRouche, al invitar al racista enemigo de África Al Gore a Chile, Piñera solito se ha desenmascarado.

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Entonces tenemos a los demás patrocinadores, los propietarios del periódico derechista El Mercurio, la familia Edwards, que ha estado al servicio de la monarquía británica desde el siglo 19, cuando peleó por asegurarse de que nada que se asemejara ni remotamente al Sistema Americano de economía política echara raíces en Chile. En 1973 su director, Agustín Edwards, fue uno de los principales organizadores del golpe, en colusión con Henry Kissinger y la International Telephone & Telegraph Co. (ITT) de Rohatyn. El periódico es un proponente de la economía fascista de la Sociedad Mont Pelerin y sigue defendiendo al finado Pinochet.

Ante estos hechos, la pregunta es si Gore va a Chile a ayudar a los nazis a derrocar a la presidenta Bachelet. En estos momentos Piñera dirige una campaña sucia para sacarla del poder, al proponerse como el hombre que puede salvar a Chile del “caos” que dice que ella ha creado. Lo que quiere decir es que no tolerarán el empeño de Bachelet —aunque tímido— por apartar al país del brutal modelo económico que impusieron los “Chicago Boys” de Pinochet.

Como observó LaRouche el 9 de abril: “Aún no hemos llegado al fondo de las conexiones nazis que encubría el fallecido dictador Pinochet de Chile. Los nazis están muertos, no así el nazismo. Y vemos esto en los ataques provenientes de diferentes direcciones contra la presidenta Bachelet, que es obvio que instigan los fascistas de la tradición nazi que le sobreviven al dictador Pinochet.

LaRouche añadió que esta gente quizás esté confabulada con un sucio personaje de Caracas, Alejandro Peña Esclusa. Peña, un ex miembro de la organización de LaRouche, devino luego en defensor de la dictadura de Pinochet y se asoció con sus redes en los 1990, y ahora tiene una relación íntima con los fascistas de España e Italia, así como con los de Estados Unidos y su país natal.

Fidel Castro: El etanol es genocidio

La familia Bush y los intereses bancarios y políticos íntimamente ligados a ella se cuentan entre los patrocinadores de otras dos conferencias de las que Gore hablará. La Comisión Interamericana del Etanol (CIE) de Jeb Bush, que se fundó en diciembre de 2006 para revivir la debilitada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) con la estafa de los biocombustibles, es uno de los principales patrocinadores del Primer Congreso de Biocombustibles de las Américas, a realizarse el 11 de mayo en Buenos Aires.

Uno de los copresidentes del CIE es Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ex embajador de Colombia en Estados Unidos. El BID, cuyas actividades prácticamente son indistintas de las de la CIE de Jeb, está organizando la conferencia del 19 de abril en Miami, con el patrocinio del librecambista Poder New American Alliance–Green Forum y de Kissinger McLarty Associates.

El nexo con Kissinger es pertinente aquí. En un arranque de autoencomio, la CIE organizó el 2 de abril la conferencia “Hacia un Mercado Hemisférico de los Biocombustibles: Las perspectivas para la Inversión Privada”, en Washington, D.C. Aparte de los tres copresidentes, Jeb Bush, Moreno y el magnate brasileño de los agronegocios y ex ministro de Agricultura Roberto Rodrigues, el otro orador fue el ex ejecutivo de Kissinger Associates, David Rothkopf. Este último presentó el estudio que preparó para el BID, “Un Anteproyecto para la Energía Verde en las Américas”, que, en medio de la euforia, describió como un llamado a transformar el Caribe en “el golfo del Etanol”, como la alternativa que reducirá la dependencia del petróleo del golfo Pérsico.

La reciente acusación del presidente cubano Fidel Castro de que la ofensiva de Bush a favor de los biocombustibles representa la “internacionalización del genocidio”, que apareció publicada el 3 de abril como la noticia principal de Granma Internacional, no le cayó muy bien que digamos a esta horda, mucho menos al presidente brasileño Lula da Silva, quien ha dicho que los biocombustibles son “mi obsesión”.

El ataque del dirigente cubano apuntaba a la reunión que sostuvieron Lula y George Bush en Campo David el 31 de marzo, en la que la producción de etanol y, en particular, el modelo brasileño del etanol de caña de azúcar fueron temas clave programados. Castro, quien describió la propia historia brutal de la producción de azúcar en Cuba con el trabajo esclavo y el colonialismo, afirmó: “Nadie en Camp David ha respondido a la cuestión fundamental: ¿dónde y quiénes van a suministrar los más de 500 millones de toneladas de maíz y otros cereales que Estados Unidos, Europa y los países ricos necesitan para producir todo el etanol que las grandes empresas norteamericanas y de otros países exigen?”

El 4 de abril un muy defensivo Marco Aurelio García, asesor de política exterior de Lula, respondió al artículo de Castro con el argumento demente de que, “el hambre del mundo no es un problema de falta de alimentos, es de falta de renta”. Los comentarios de García —que son propios de la creencia mágica de la generación del 68 de que la economía es el dinero, en oposición a la producción física— son aun más pasmosos por venir de un alto vocero del Gobierno de Lula, cuya política prioritaria dizque es la “fome zero” o “cero hambre”.