Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, núm. 6

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Internacional

 

Alemania puede protegerse del ‘capitalismo depredador’ con el Sistema Americano

por Helga Zepp–LaRouche

Este artículo lo publicó originalmente el semanario alemán Neue Solidarität el 14 de febrero. La señora Zepp–LaRouche es presidenta nacional del Movimiento de Derechos Civiles Solidaridad o BüSo en Alemania.

Mejor tarde que nunca, hace poco surgieron advertencias inusitadas del ex canciller Helmut Schmidt, quien escribió en un artículo en el periódico Die Zeit que los administradores financieros de las empresas de capital de riesgo han perdido “la decencia y la moralidad”, y que el “capitalismo depredador” trae consigo “riesgos globales”: “Debido al entrecruce transnacional de los administradores financieros, podrían darse sicosis y efectos dominó, en los que cualquier fracaso individual podría extenderse y multiplicarse. Sin embargo, en la actualidad sólo unos cuantos ministros de finanzas en el mundo pueden evaluar y limitar el riesgo financiero para sus propias economías nacionales”. Schmidt advierte con claridad, con múltiples argumentos, de un posible crac del sistema, y que al momento no hay ninguna institución que pueda proteger Alemania de este peligro.

De hecho, Alemania corre un peligro mortal por la embestida inexorable del desplome financiero, en tanto que los partidos de la Gran Coalición de gobierno ni de la oposición hacen nada por impedir que “las langostas financieras” devoren a Alemania. La canciller Ángela Merkel anunció en la recepción de Año Nuevo que tuvo lugar en la bolsa de valores de Fráncfort, que no habrá una “orgía estatal” para regular a los fondos especulativos y las empresas de capital de riesgo. La generación más joven del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que se agrupa en torno a gente como Hubertus Heil and Andrea Nahles, dió un golpe contra el ex presidente del SPD Franz Müntefering, porque en alguna ocasión se atrevió a hablar de las “langostas” financieras, cuando ellos mismos están invitando a estas compañías a Alemania como inversionistas de las tecnologías ambientales. Los “verdes” han remplazado al Democrático Libre (FDP) como el partido de los “grandes apostadores”, y también quieren cobrar el rumbo de las reformas económicas librecambistas. Y al mismísimo “Señor Langosta”, alias Friedrich Merz, lo han acusado de querer fundar de plano un Partido Langosta.

Al momento sólo una fuerza política está introduciendo conceptos verdaderos al debate y tiene una perspectiva realista de cómo Alemania podrá protegerse de las tomas hostiles de especuladores inescrupulosos, el BüSo. Cuando el ministro de Finanzas Peer Steinbruek llegó a la conclusión de que en la próxima reunión cumbre del G8 debía decidirse por una mayor “transparencia” de los fondos especulativos y las empresas de capital de riesgo, ¿qué ha de hacerse con los datos que recaban?

El legado de Franklin Delano Roosevelt

Sólo hay una oportunidad de salvar al mundo de las consecuencias de un crac sistémico incontrolable, y estriba en el potencial de que el Partido Demócrata de Estados Unidos retome la tradición de Franklin Delano Roosevelt, quien no sólo logró sacar al país de la Depresión con su política del Nuevo Trato, sino que también abogó por el interés nacional y el bien común, de manera repetida y eficaz, contra la depredación de Wall Street. La firme visión de Roosevelt era que el sistema de colonialismo debía acabarse al término de la Segunda Guerra Mundial, y remplazarse con una alianza de Estados nacionales soberanos; un plan que, a causa de su muerte inoportuna, no pudo llevarse a cabo.

El 30 de enero se cumplieron 125 años del natalicio de Roosevelt. Que representantes influyentes de la élite rusa conmemoraran este aniversario con una conferencia titulada “Las enseñanzas del Nuevo Trato para Rusia y el mundo entero”, debiera pararnos a pensar en Alemania. La conferencia se celebró en el Instituto de Relaciones Exteriores, que está relacionado con el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Vladislav Surkov, suboficial mayor del Kremlin, dictó el discurso más sensacional, en el que comparó las tareas que ha asumido el presidente Putin hoy con las de Roosevelt, quien tuvo que echar mano del poder presidencial más grande posible para superar la crisis. Roosevelt también asumió el liderato político en un momento en el que la gente se sentía desesperada, y los grupos oligárquicos controlaban los órganos de difusión y el sector financiero. Roosevelt inspira a Rusia hasta la fecha, y para la mayoría de los rusos, sigue siendo el más grande entre los grandes estadounidenses.

Otros oradores, como Boris Titov, presidente de “Negocios Rusia”, describió el Nuevo Trato como el programa económico más existoso en la historia de la humanidad. La experiencia de Rusia desde 1991, cuando se le dejó a merced del libre mercado, demostró que esto no llevó a un “mercado”, sino al capitalismo salvaje y a la crisis de 1998.

Este debate es totalmente inexistente entre los círculos oficiales alemanes. Buitres irresponsables están despedazando a Alemania en estos momentos, y el sino de sus víctimas es casi el mismo que el de un papel con el que se suenan y luego desechan.

El BüSo organiza en las calles de Berlín; la manta reza: “Roosevelt en vez de Schacht”, en referencia al ministro de Economía de Hitler. (Foto: EIRNS).

Otro cumpleaños: el de Alexander Hamilton

Esto nos lleva a las ideas del segundo “cumpleañero” del día, quien nació el 11 de enero hace 250 años: Alexander Hamilton. El padre del Banco Nacional del Sistema Americano no sólo sentó las bases sobre las cuales una nación puede ejercer su soberanía sobre su moneda y la emisión de crédito; también fue la mente principal en los intercambios que se publicaron como las Cartas federalistas, que tuvieron lugar en la joven república estadounidense, sobre el dilema de qué clase constitución adoptar, por medios por los que una sociedad pueda autogobernarse.

Es precisamente esto lo que necesitamos con urgencia en Alemania. ¿Cómo proteger nuestro interés nacional en momentos en que Alemania corre un peligro existencial? ¿Qué hacer para educar a más ciudadanos concientes de su responsabilidad de sentar los cimientos para las generaciones futuras? ¿Podemos gobernarnos a nosotros mismos? No hay razón para avergonzarnos de pedirle consejo a Roosevelt y a Hamilton sobre estas cuestiones.