Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, nums 4-5

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Reportaje especial

El LYM enfría el calentamiento de Gore

por Nancy Spannaus

Ponte cómodo y observa el cuadro completo. A mediados de febrero, antes del feriado del Día de los Presidentes en Estados Unidos, tanto la Cámara de Representantes como el Senado participaron en un encendido debate sobre sus responsabilidades, conforme a la Constitución estadounidense, en los asuntos de la paz y la guerra. Mayorías significativas de ambas cámaras votaron en contra de la intensificación de la guerra del presidente George Bush en el Sudoeste de Asia, con lo que sentaron las bases para imponer medidas más duras.

Entonces, la semana del 26 de febrero voceros del gran fraude del calentamiento global del ex presidente Al Gore infestaron el Congreso y la capital estadounidense, al participar en una serie de audiencias legislativas, la conferencia de la Asociación Nacional de Gobernadores y la Conferencia Anual sobre las Perspectivas del Departamento de Agricultura, entre otras. Fue casi como pasar de lo sublime a lo ridículo.

Fue en este ambiente que Lyndon LaRouche desplegó a su Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) en una campaña de vida o muerte para librar al Partido Demócrata y otras instituciones del fraude de Gore. El Comité de Acción Política Lyndon LaRouche (o LaRouche PAC) emitió un volante que revela la “verdad incómoda” sobre la que mienten los adeptos del fraude del calentamiento global, como Al Gore, acerca de los datos científicos en los que se apoyan para sojuzgar a la sociedad industrial (ver nuestra edición de la 1a quincena de marzo de 2007). El LYM se dispuso a romper el ambiente controlado y a desenmascarar los axiomas maltusianos inmoralmente anticientíficos que le han vendido a la generación del 68 en los últimos 40 años, y que ahora amenazan con abrirle paso a una dictadura angloholandesa global, una nueva Era de Tinieblas planetaria.

El Oscar al mejor fraude científico

El LYM empezó su campaña en Hollywood, donde el tragón de Al Gore recibiría su Oscar de manos de la Academia por el mejor documental del año. Un equipo de nueve activistas larouchistas se apostaron en una acera a una cuadra de la alfombra roja, y extendieron una gran manta que decía: “Al Gore: premio de la Academia por el mejor fraude científico”. Los volantes se repartían como pan caliente, y empezó la ceremonia de premiación “paralela”.

En la parodia de la ceremonia participaron tres personajes: un reportero, el depravado lord Bertrand Russell y el propio Gore. El guión le concedía el “prestigioso premio Pinocho” a Gore. Lord Russell abundó:

Al Gore recibe su Oscar de manos de Davis Guggenheim el 25 de febrero de 2007. El cursi mundo irreal de Hollywood fue el lugar idóneo para premiar a Gore por un “documental” que, de hecho, no es más que propaganda fundada en un fraude científico. (Foto: © AMPAS).

“Me siento de lo más honrado de estar aquí en nuestra antigua colonia, América, en representación de la Real Sociedad británica, para otorgarle al señor Albert Gore un premio. La mayoría de ustedes, rústicos estadounidenses, desconocen cómo la respetada Real Sociedad se ha distinguido en esto del fraude científico desde nuestros primeros días, cuando tuvimos que destruir la reputación de ese americanista de Godofredo Leibniz, quien alegaba haber inventado el cálculo. No cabe duda que hicimos un buen trabajo en esa ocasión. ¡Ustedes los estadounidenses todavía creen que nuestro estimable hechicero Isaac Newton era un genio! Desde esa travesurilla, la Real Sociedad no ha efectuado un fraude más eficaz en nombre de la élite financiera. Les aseguro que al otorgarle este galardón al señor Gore continuamos una bien fundada tradición.

“En mi libro de 1951, El impacto de la ciencia sobre la sociedad, escribí:

“ ‘Al presente la población mundial aumenta en 58.000 habitantes al día. La guerra, hasta ahora, no ha surtido un gran efecto en este aumento, que continuó a lo largo de las dos guerras mundiales. . . La guerra. . . hasta el momento ha sido decepcionante a este respecto. . . pero tal vez la guerra bacteriológica pruebe ser más eficaz. Si pudiera propagarse una peste negra por el orbe cada generación, los sobrevivientes podrían procrear con libertad sin sobrepoblar demasiado el mundo. . . La situación sería un poco desagradable, pero, ¿y qué? La gente de veras noble es indiferente a la felicidad, en especial a la de otras personas’.

“Cuando escribí estas palabras, cuándo me iba a imaginar que un advenedizo joven político estadounidense de segunda rebasaría por mucho mis proyecciones más desbordadas de genocidio. Pero he aquí a Albert Gore y su excelente producción de Una verdad incómoda, una obra maestra de locuacidad (si es que alguna vez vi una). De seguirse las recomendaciones del señor Gore de reducir las emisiones de dióxido de carbono, el desplome consiguiente de las economías del mundo no acarrearía la muerte de meras decenas de millones o incluso de cientos de millones. Yo creo que el señor Gore y las víctimas de su engaño bien podrían arrasar con unos cuantos miles de millones. ¿No sería lindo?”

Entonces lord Russell le entregó a “Al Gore” una estatuilla plateada de muy larga nariz. Por supuesto, Gore estaba fascinado, al igual que los equipos de televisión y los turistas, quienes videogrababan la “premiación”. En cuanto a la gente “normal”, a muchos les sorprendía que nadie contradijera la fe religiosa popular en el calentamiento global. La lección recién empezaba.

‘Kepler refutó el calentamiento global hace 400 años’

Entre tanto, en la Ciudad de Nueva York el LYM desbarataba una sesión de lavado cerebral disfrazada de reunión ciudadana del representante demócrata Anthony Weiner. La idea de la reunión, en la que se proyectó el documental de Gore y hubo una sesión con dizque expertos, era movilizar a la población para “combatir el calentamiento global” con el ahorro de energía y medidas parecidas.

El LYM distribuyó entre los 400 presentes el volante que descubre el fraude de Gore sobre las emisiones de CO2, y topó con muchos que, afectados emocionalmente por la película, atacaron a quienes desenmascaraban el timo. Sin embargo, lo mejor de la intervención vino durante el período de preguntas y respuestas, en el que hablaron dos miembros del LYM.

La verdad calienta el ambiente en el Club Nacional de Prensa

A 24 horas de que emprendió una andanada de intervenciones en el mundo grotesco del galardonado actor de ciencia ficción Al Gore, tanto en la ceremonia de entrega de los Oscares en Hollywood como en una reunión que organizó un congresista en la Universidad de Queens en Nueva York, el Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) se abocó a llevar un poco de realidad a una recepción del Club Nacional de Prensa que presidió James Hansen, el director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA en Nueva York, en la que habló del calentamiento global.

Luego de regurgitar los acostumbrados cuentos del consenso científico acerca del calentamiento global como un problema generado por el hombre, cuya solución es la austeridad industrial, empezaron las preguntas. Tras batear algunas preguntas fáciles que le lanzó una prensa sesentiochera típicamente desmoralizada, un miembro del LYM lo refutó a nombre de la revista 21st Century Science & Technology, al señalar cuestionamientos científicos serios sobre la validez y metodología de las muestras de hielo que emplea el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climatológico (IPCC), mismo que Hansen había citado. El larouchista refirió el estudio del profesor alemán Ernst–Georg Beck, que se apoyó en 175 estudios separados, con 90.000 mediciones directas en un lapso de 100 años, en el que aplicó el científicamente legítimo método químico, y señaló que, de hecho, contrario a todo lo que Hansen acababa de decir, en el pasado hemos tenido índices de CO2 muy superiores a los actuales, en el período de 1935–1948.

Hansen respondió con una mentira, al decir que no hay registros de CO2 de los 1930 y que tendría que ver los documentos propiamente acreditados antes de poder hacer algún comentario. Luego hizo oídos sordos a todo comentario posterior al respecto. Al final, el joven organizador se acercó a Hansen para entregarle el volante de LaRouche PAC sobre el fraude de Al Gore con el CO2 e indicarle los estudios que el mismo cita. Hansen respondió con un: “Oh, LaRouche. Esto no es ciencia, no viene de una publicación acreditada”.

Si James Hansen hubiera vivido en tiempos de Kepler, ¿habría considerado al genio alemán, cuyas ideas contravinieron los axiomas de los astrónomos de la época, como un científico “acreditado”?

A la salida, el LYM repartió el volante entre los asistentes y tuvo un enfrentamiento con uno de ellos, quien se rehusó a aceptar el impreso y se enfureció cuando los activistas le dijeron que, si fuera un verdadero científico y no nada más fuera adonde el dinero lo mandara, investigaría estas contradicciones. Esto animó a un oyente, quien se acercó para pedir un volante y dijo estar de acuerdo en que Hansen era muy cerrado. Luego les dio su tarjeta de presentación, con lo que demostró que de hecho era un colega de Hansen en la NASA y explicó que en el pasado había colaborado con el movimiento de LaRouche en desenmascarar el fraude de los hoyos en la capa de ozono.

—Cody Jones, miembro del LYM.

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Al Gore y Bertrand Russell (caracterizados por organizadores larouchistas) son entrevistados por “periodistas” en una manifestación en Hollywood el 25 de febrero, durante la entrega de los premios Oscar. (Foto: Sylvia Spaniolo/EIRNS).

El primero se presentó como un demócrata de la capital ambientista del mundo, se burló de la incapacidad de Bush para entender nada científico, y luego puso el dedo en la llaga: “Pero no estoy de acuerdo con Al Gore”. Unos cuantos sesentiocheros lo abuchearon, pero todo el mundo estaba atento. El larouchista continuó: “La razón es que he estudiado geoquímica y el método de Kepler en cuanto a la astrofísica. Uno no puede probar una relación lineal directa, de uno a uno, entre un aumento del CO2 y un aumento de la temperatura de la Tierra. Y es evidente que Kepler, quien descubrió el principio universal de la gravitación, no sólo refutó los métodos estadísticos de Copérnico, Brahe y Ptolomeo en su Nueva astronomía y luego en La armonía del mundo, sino, de hecho, el método de análisis estadístico de Al Gore, hace 400 años. Así que mi pregunta para los expositores es: si han leído la obra de Kepler, ¿cómo pueden seguir defendiendo el método estadístico lineal de Al Gore? Y mi segunda pregunta, para Weiner, es: si nos importa tanto el mundo y tenemos dos portaaviones estacionados en las costas del golfo Pérsico listos para atacar a Irán, ¿por qué el tema de esta reunión ciudadana no es el enjuiciamiento de Bush y Cheney?”

Esta última pregunta arrancó más aplausos que cualquier otra cosa durante las preguntas y respuestas. Era obvio que el público hubiera estado más que dispuesto a apoyar el juicio político, pero la pandilla de Gore había arrastrado al congresista al pantano del fraude.

Aunque los “expertos” y el congresista le sacaron al bulto, no se escaparon. La siguiente pregunta vino del LYM: “Luego de ver la película de Al Gore y escuchar a los expositores, he concluido que la principal causa del aumento del CO2 son los sofistas, aquellos que hablan mucho pero que nunca abordan el problema verdadero, y el problema verdadero es el que tienen los neoconservadores en la promoción de esta seudociencia”. El joven larouchista explicó la participación de James Woolsey, Joe Liebermann y la Coalición Liberen a América, junto con George Shultz, en el fomento de la bioidiotez; y luego la agarró contra el congresista, quien ya antes había apoyado el plan de “bonos de carbono”, dejando al descubierto que ésta es una propuesta política del banquero sinarquista Félix Rohatyn. Weiner trató de desviar el tema: “Tú sólo quieres hablar de un tema, el etanol”. A lo que la respuesta no se hizo esperar: “No, sólo saqué a colación otro, el de Félix Rohatyn y los bonos de carbono”. El congresista ya no contestó.

El campo de batalla en Washington

En la capital estadounidense el LYM emprendió su ofensiva en muchos frentes, entre ellos el Club Nacional de Prensa, una reunión de los gobernadores de los estados y muchas audiencias del Congreso. Las reacciones de los congresistas fueron desde la ira, hasta una renovación apasionada de su dedicación al progreso tecnológico y la razón.

En cierto caso, un organizador abordó a un alto miembro de la Comisión de Energía del Senado y viejo defensor de la energía nuclear durante un receso de la audiencia anual sobre las perspectivas energéticas, y le habló de la necesidad de una transición a la energía atómica. Luego de ofrecerle trabajo al larouchista, el senador dijo que ya tenían un política energética. El organizador replicó con la verdad de que construir seis plantas en 20 años no es una política energética. Picado, el senador regresó a su reunión, donde afirmó que EU va para atrás con su política energética, y luego abandonó la audiencia.

Los cabilderos del calentamiento global que pululan en el Capitolio se interesaron en el volante. Sin embargo, al topar con las paradojas de las mediciones reales de CO2 se echaban un rollo y huían, en vez de encarar el desafío. Mientras intentaba entregarle algunos impresos a un representante de la Comisión de Administración y Presupuesto, un organizador escuchó a una mujer de la Junta de Legisladores Negros, que hablaba de cómo recabar fondos, preguntarle a su jefe de personal: “¿Podemos conseguir que Al Gore participe en este acto? ¿Podría tal vez ir a este otro?” El activista del LYM se dio la vuelta y le entregó el volante. La mujer gritó estupefacta, pero no lo hizo bola ni lo tiró. El larouchista le dijo que no todos los científicos están de acuerdo en lo del calentamiento global. Su jefe de personal se asomaba sobre su hombro, y luego se dirigieron al Capitolio leyendo el volante.

Otro senador, que participa en varias comisiones importantes, topó con un organizador que le recordó que no todos los científicos se tragan lo del calentamiento global. Al preguntarle al larouchista que qué estudiaba, éste le respondió que astrofísica, con LaRouche. El senador se burló de que “el problema” con LaRouche es que empieza con una conclusión y luego trabaja para atrás. El joven le preguntó: “¿Y no es precisamentre eso lo que están haciendo con lo del calentamiento global, al buscar las estadísticas que cuadren con el supuesto?” El senador no tuvo mucho qué decir, pero el intercambio lo dejó pensativo.

Gore, el pingüino friolento

Remplacemos el fraude con ciencia

El objetivo de la ofensiva del LYM en Washington es revolucionar la forma de pensar, y no sólo cambiar medidas específicas. Los jóvenes han estado procurando a los congresistas y sus asesores científicos para mostrarles el método revolucionario de Kepler, y cómo debe remplazar las visiones de “Tierra plana” que han llevado a EU a abandonar su industria y el bienestar de su población.

Lo que el LYM enfrenta son 40 años de lavado cerebral, en los que los instrumentos anticientíficos de la oligarquía financiera se han apoderado de la cultura. Esta perspectiva ha llevado al mundo al borde de la catástrofe, en tanto que el enfoque científico del LYM ofrece un camino hacia la recuperación, no sólo de EU, sino del planeta entero. Armado con la ciencia, el LYM está decidido a triunfar, empezando con el enjuiciamiento de Cheney.