Editorial

Resumen electrónico de EIR, Vol. XXVI, núm. 1
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Reorganización por bancarrota, ¡pero ya!

El estadista y economista estadounidense Lyndon LaRouche reiteró hace poco su llamado al presidente Barack Obama para que declare de inmediato un estado de emergencia financiera nacional e internacional, y anuncie un plan de reorganización por bancarrota de todo el sistema bancario de la Reserva Federal de Estados Unidos. En una presentación internacional que dio por internet, LaRouche volvió a explicar que ninguna otra cosa que no sea una reorganización de pe a pa de todo el irremediablemente quebrado sistema financiero podría impedir que nos hundamos en una edad oscura global, peor que la del desplome de Europa en el siglo 14. Se desperdició tiempo precioso, recalcó.

LaRouche añadió que “la gente culpable de esta catástrofe son ahora los principales oponentes a mi propuesta de emprender una reorganización general por bancarrota”. LaRouche los instó a “aprender su lección y sumarse, o de plano callarse”.

“Estamos en una crisis de desintegración”, continuó LaRouche. “Mi enfoque es concentrarse en las medidas urgentes que tenemos que adoptar de inmediato para salvar a las naciones y las economías de la ruina total. El actual sistema posterior al de Bretton Woods está quebrado sin remedio y no puede salvársele. Pero eso no es problema; uno siempre puede crear un nuevo sistema financiero, tras una reorganización por bancarrota del viejo sistema muerto. El hecho llano es que muchos banqueros tendrán que cargar con las pérdidas, en particular aquellos financieros que erigieron la burbuja de aproximadamente 1.400 billones de dólares en derivados financieros.

“Hay personas que pretenden salvar a los estafadores de los derivados a costa de las generaciones actuales y futuras de contribuyentes estadounidenses”, denunció LaRouche. “Como yo lo veo, estas personas son ladrones que apostaron de manera criminal con el dinero de otros. Perdieron, y nadie en sus cabales puede justificar el rescatarlos cargándole el muertito a las familias trabajadoras estadounidenses. Pero, ¿no es precisamente eso lo que propuso [el secretario del Tesoro de EU] Hank Paulson? ¿No es eso lo que [la presidenta de la Cámara de Representantes] Nancy Pelosi, [el senador] Chris Dodd y [el congresista] Barney Frank siguen proponiendo?

“Me preocupa mucho que enemigos de Estados Unidos, entre ellos algunos que pretenden malaconsejar al presidente Obama, estén obstruyendo la con urgencia necesaria reorganización por bancarrota, que yo detalle por primera vez en mi videoconferencia internacional del 25 de julio de 2007, y que luego se dio a conocer en la forma de iniciativa legislativa con la ley de Protección a los Bancos y Propietarios de Vivienda [o HBPA].

“No hay alternativa a la HBPA, si es que Estados Unidos y el mundo han de salvarse de caer en el derrumbe de una edad oscura”, concluyó LaRouche.

Ciertamente, sorprende lo francos que son los economistas dizque más importantes acerca del hecho de que no se espera que el paquete de estímulo ni el plan de rescate financiero de Geithner le brinden alivio alguno a la economía. Así que, ¿por qué —se ve uno obligado a preguntar— van y le aconsejan al Presidente que salga con semejantes artilugios?

Por un lado, la respuesta clara es: por miedo. Los asesores del presidente Obama conocen muy bien la rabia increíble que despertaron las medidas que tomó el presidente Franklin Delano Roosevelt a principios de 1933 entre la turba de Wall Street y sus patrocinadores internacionales. Pero, ¿se engañan a sí mismos convenciéndose de que la ira se disipará con el tiempo? Pues no, habrá que enfrentarla tarde o temprano.

Y, por el otro, el Presidente brega con saboteadores descarados que, aunque quizás sean demasiado estúpidos como para entender lo que debe hacerse, tienen muy claro que están ahí para servir a sus amos de Wall Street. Éstos son la Pelosi, Dodds y Franks, cuyos actos están debilitando al Presidente.

No cabe la menor duda que el presidente Obama puede movilizar al pueblo estadounidense para derrotar a los saboteadores y a Wall Street, pero sólo si actúa de inmediato. Démosle nuestro apoyo y dejémoslo que actúe ahora con agresividad.