Otros artículos importantes

Este expediente:
Una carta de materiales: ¿Cuánto necesitamos del PLHINO, y cuánto necesita el PLHINO de nosotros?
PLHINO o caos
Elaborando un presupuesto de capital: Potencial económico vs. costo-beneficio

Una carta de materiales

¿Cuánto necesitamos del PLHINO, y cuánto necesita el PLHINO de nosotros?

por Manuel Romero Lozano, miembro del Movimiento de Juventudes Larouchistas

En medio de la actual desintegración financiera mundial, la supervivencia de México como Estado nacional en los próximos años es directamente proporcional a la realización de uno de los proyectos de infraestructura hidroagrícola más importantes y de mayor impacto económico a corto y mediano plazo: el Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO).

Es un plan grande, no tanto como ir a la Luna, pero, por la movilización productiva que ello implica, nuestro proyecto equivale a un “TVA mexicano”. La Comisión del Valle de Tenesí o TVA fue una gran obra hidráulica, energética y agrícola que se construyó en el sur de los Estados Unidos, con la cual el Gobierno de Franklin Delano Roosevelt sacó al país del infierno de la Gran Depresión de los 1930. Por su magnitud, el PLHINO reta las capacidades técnicas, de ingeniería, de imaginación y de visión. El PLHINO es un proyecto de transferencia de agua que correría desde la parte media de Nayarit hasta el norte de Sinaloa y el sur de Sonora. Fue ideado a fines de los 1960 y expresa la grandeza del pensamiento que nuestra nación mantuvo hasta antes de ser infectada por la doctrina seudoecologista de que sólo se pueden emprender proyectos “apropiados” y de autosustentabilidad.

Durante el Gobierno de José López Portillo, quien cimentó su Plan Nacional de Desarrollo en el propósito de lograr la autosuficiencia alimentaria y energética, proyectos de esta envergadura se volvieron a considerar, pero nunca se elaboró un diseño de ingeniería que conceptualizara la idea de cómo realizar la transferencia de agua y la interconexión de las cuencas de los 16 ríos que comprende la obra, desde el río Santiago en Nayarit, hasta el río Yaqui en Sonora.

Como resultado de la movilización de los sectores productivos de la región noroeste que encabeza el Comité Pro PLHINO Siglo XXI, el destacado ingeniero civil mexicano Manuel Frías Alcaraz elaboró la conceptualización física de este proyecto, y gracias en gran medida a la información proporcionada por su consultoría México Tercer Milenio, nos ha sido posible trabajar en la elaboración de una carta de materiales sobre los requisitos que la obra hidráulica reclama. Esto nos permite hacer una radiografía y observar el esqueleto que sostiene dicho plan. Sin embargo, el análisis y las conclusiones son responsabilidad exclusiva del autor.

Al hablar del Plan Hidráulico del Noroeste, nos referimos a la mayor obra de ingeniería e infraestructura que México haya concebido en toda su historia, una obra cuyos objetivos tienen implicaciones para el abasto de agua, la generación de electricidad, el agua para riego, el control de inundaciones, el turismo, la navegación, la piscicultura, la acuicultura y la recarga de acuíferos.  Tal proyecto tiene una longitud total de 900 km (ver mapa) y contempla la construcción 173.5 km de túneles, 460 km de canales, siete presas de gran envergadura (muy similares a las del proyecto Aguamilpa sobre el río Santiago), tres sistemas de bombeo y toda la infraestructura de apoyo para realizar el proyecto, esto es, para la producción de cemento y acero, la construcción de caminos y puentes, el confinamiento de diques, los proyectos hidroeléctricos, por mencionar sólo algunos.

Lo que presentamos a continuación es lo que en economía física se conoce como una carta de materiales preliminar para el PLHINO, un listado de los insumos o productos físicos necesarios para emprender el proyecto.  Éstos se miden en toneladas, metros cúbicos, kilovatios hora, número de trabajadores y otras unidades físico-económicas.

Tú, estimado lector, vas a tener dos dificultades conceptuales al abordar este tema, dificultades que tratarás de disfrazar como objeciones o protestas; a saber: 1) esto es demasiado grande, le estaremos quitando recursos a otras áreas; y 2) ¿pero cuánto cuesta?, ¿de dónde vamos a sacar tanto dinero?

La primera objeción ya la hemos empezado a tratar. En cuanto a la segunda, por el momento debes olvidarte por completo del dinero. Como explica el connotado economista físico Lyndon LaRouche, la economía no es dinero. Economía es la capacidad de una sociedad o población para producir físicamente lo que necesita para su desarrollo, medido per cápita y por kilómetro cuadrado (ver ¿Así que quieres aprender economía?, de Lyndon LaRouche, 1984). El PLHINO es viable, no porque cueste mucho o poco, sino porque podemos producir los elementos físico-económicos que el proyecto exige. Como se puede ver en nuestra carta de materiales, México puede producir nacionalmente entre 75 y 85% de los componentes físicos que demanda el PLHINO. El resto —en particular ciertos bienes de capital— se tendrá que importar de otros países. Estas proporciones, a su vez, definen la parte monetaria de nuestra propuesta: un presupuesto de capital con un componente en pesos y otro en monedas internacionales, tal como veremos en el capítulo 3.

Podemos resumir los requisitos físico-económicos del PLHINO en la siguiente carta de materiales:

Necesario Producción actual Necesario como % de la producción
Concreto (millones de m3) 30
--cemento (millones de t) 15 39 39%
--arena (millones m3) 10
--grava (millones m3) 19
--agua (millones m3) 6
Acero (millones t) 9 20 46%
--electricidad (MW/h) 9 228 4%
Bombas (14,000 m3/h) 110
Excavadoras 10
Planta nuclear (1.3 GW) 1
Trabajadores calificados 70,000
Obreros 280,000

I. Presas

Dadas las características de los sitios donde deberán construirse las nuevas presas, ubicados en la parte media alta de la Sierra Madre Occidental, y por lo pronunciado de los parteaguas, lo más conveniente es construir presas de concreto o rígidas,1 en vez de utilizar materiales graduados con pantalla de concreto o flexibles.2 México tiene mucha experiencia civil en la construcción de presas flexibles, pero tardan más en construirse, y lo necesario es que este proyecto quede concluido en una década, para que ampliemos significativamente la frontera agrícola y estemos en capacidad de atender la emergencia alimentaria que ya estamos encarando.

 


Ver ampliación

La presa de las Tres Gargantas en China es un ejemplo de cómo aplicar el poder de la creatividad para beneficio de la humanidad.

Los materiales

Cada una de estas presas necesita una cantidad importante de materiales, a saber: concreto, acero, grava, arena, agua, y mucha mano de obra calificada y no calificada. Los cálculos aproximados sobre este concepto de obra (no dejes de pensar en grande) están estimados de la siguiente manera.

Para su construcción, cada presa y su vertedor considerados en el PLHINO ocupan en promedio 2 millones de m3 de concreto. Cada presa necesita en promedio 25 mil trabajadores, de los cuales, 4,250 deben ser trabajadores calificados —esto es, ingenieros, topógrafos, geólogos, etc.—, y los restantes 20,750 serían jornaleros y obreros con cierta experiencia en la construcción. Imagínate trabajando en una obra de esta magnitud, incorporando al empleo productivo a los cientos de miles de mexicanos a los que se está deportando por el derrumbe de la economía estadounidense, dándole la oportunidad de desarrollar sus vocación profesional a los miles de jóvenes egresados de las universidades que hoy terminan en empleos no productivos, o lo que es peor, incorporados a las bandas del crimen organizado para servirle de sicarios al narcoterrorismo. Siempre será mejor construir el futuro, que alimentar fantasías que se derrumban con el sistema que las alimenta.

La construcción de las siete presas y sus vertedores que comprende la obra va a necesitar aproximadamente 14 millones de m3 de concreto y 175 mil trabajadores.  Recuerda que apenas llevamos contabilizadas sólo las presas.

 

II. Túneles

Para optimizar el aprovechamiento de agua y hacer que su transferencia sea eficiente, el ingeniero Manuel Frías diseñó una serie de túneles que permiten salvar los parteaguas entre una cuenca y otra, y asegurar con ello, por la ubicación de las presas, que buena parte de la transferencia se haga por gravedad y se ahorre la construcción de cerca de 300 km de canal.

Dos de los mejores ejemplos de la experiencia de la ingeniería mexicana en la construcción de túneles lo podemos ver en los sistemas de transporte colectivo del metro (STC-Metro) y de drenaje profundo de la Ciudad de México. Este último consta de 165 km de túneles, cuya capacidad en la zona de mayor captación pluvial es similar a la de los túneles que necesita el PLHINO. El cuerpo de ingeniería que construyó el STC-Metro y el drenaje profundo es de los mejores del mundo. Ahora estamos a punto de perder esas capacidades de ingeniería, si no se emprende la construcción de grandes obras de infraestructura que continúen consolidando nuestra fuerza laboral calificada.

La Asociación Mexicana de Ingeniería de Túneles y Obras Subterráneas (AMITOS) cuenta con el conocimiento y la capacidad para hacer frente a este reto de perforar y revestir los 173.5 km de túneles que exige el proyecto hidráulico, apenas ocho kilómetros más que los que tiene el sistema de drenaje profundo de la Ciudad de México.

Los túneles del PLHINO tienen que ser de 8 m de diámetro. La seguridad en su operación demanda evitar el desprendimiento de rocas a lo largo de los túneles; por lo mismo, en donde las condiciones geológicas así lo exijan, algunos tramos tendrán que estar revestidos con una capa de concreto de un metro de espesor.

Para poder perforar 173.5 km de túneles en la escarpada Sierra Madre Occidental, se necesitan 10 máquinas tuneladoras. El volumen de extracción de material en la perforación de los túneles es de aproximadamente 8 millones de metros cúbicos, y el volumen de concreto que se necesita para revestir los túneles es de 2 millones.

 

III. Canales

Desde el río Santiago hasta el Culiacán, la transferencia se realizará interconectando las cuencas por medio de estos túneles. Pero, a partir de la presa Sanalona, sobre el mismo río Culiacán, el concepto de obra cambia y la conducción se realizaría por medio de un canal de 460 km, el cual llevaría el agua hasta el río Yaqui en el sur de Sonora. El tramo que comprende la distancia de este río-canal, que transportaría cerca de 300 m3/s de agua, demandaría la construcción de diques y puentes para protegerlo de las avenidas torrenciales que amenazarían sus estructuras o lo enzolvarían.

El canal tiene que ser de forma trapezoidal y estar revestido de concreto para evitar fugas y pérdidas por filtración, y, a su vez, funcionar como una hidrovía versátil y económica. La construcción de las estructuras de apoyo y de los 460 km de canales demandan un volumen de concreto de 14 millones de metros cúbicos, una cantidad similar a la necesaria para la construcción de las presas y sus vertederos, que, sumada a los 2 millones que reclama el revestimiento de los túneles, nos plantea la demanda total de 30 millones de metros cúbicos de concreto para el PLHINO.

Semejante cantidad de concreto demandará 6 millones de metros cúbicos de agua, 10 millones de arena y 18 millones de grava, así como 15 millones de toneladas de cemento y 9 millones de acero.

¿De dónde vamos a sacar estos materiales? ¿Tiene México la capacidad instalada para producirlos?

La industria nacional, a pesar de haber sido fuertemente golpeada por los programas destructivos de la “mano invisible” del libre mercado, aún conserva las capacidades para hacerle frente a un reto como éste. En el transcurso del 2007, las cementeras del país, con sus 32 plantas distribuidas a lo largo del territorio nacional, registraron una producción de 39 millones de toneladas de cemento. Tres de estas plantas abastecedoras de cemento y de concreto están ubicadas en la zona de influencia del PLHINO, en los estados de Baja California Norte, Sonora y Jalisco.

Como lo establecimos anteriormente, el PLHINO necesitará 15 millones de toneladas de cemento, lo cual representaría 38% de la producción anual del país. Si consideramos que el tiempo estimado para la realización de la obra es de 10 años, estaríamos consumiendo un promedio de 1.5 millones de toneladas anuales, que apenas representarían el 3.8% de la producción anual nacional. En promedio, por cada millón de toneladas de cemento que se producen, se generan 567 empleos directos y 3,092 indirectos.

El otro aspecto fundamental para la realización del PLHINO es el acero de refuerzo. En este renglón, la industria siderúrgica del país produjo 19.5 millones de toneladas de acero líquido en el 2007. Partiendo de la idea de que el PLHINO va a necesitar 9 millones de toneladas de acero para su construcción, este volumen representa el 46% de la producción nacional anual del 2007. Y si consideramos que el PLHINO está proyectado a realizarse en un lapso de 10 años, las 900 mil toneladas de acero anuales que exige, en promedio, representan apenas el 4.6% de la producción nacional anual.

La incorporación del caudaloso río Santiago al proyecto, para transferir 220 m3/s a la cuenca del río San Pedro, implica la construcción de un túnel de 17 km, que se conectaría con el embalse por construir conocido como presa Ixcatán, desde donde se haría necesario instalar un potente sistema de bombeo para llevar el agua al embalse de la presa Rodrigo, también por construirse sobre el mismo río San Pedro. Esto representaría el manejo de un caudal total de 420 m3/s. lo cual nos proporcionaría la capacidad para ampliar la frontera agrícola en 1.3 millones de hectáreas nuevas en los estados de Nayarit, Sinaloa y Sonora.

A lo largo del PLHINO, en su primera etapa, que parte del río San Pedro, se necesitarán sólo dos estaciones de bombeo, con una carga de 35 metros cada una, instaladas en el cruce del río Sinaloa y a la altura del río Fuerte. Al incorporar el río Santiago, en su segunda etapa, como ya lo mencionamos arriba, el proyecto necesitará otra estación de bombeo sobre la presa Ixcatán.

Aunque el PLHINO contempla algunos proyectos hidroeléctricos, que le dan una relativa sustentabilidad a las necesidades de consumo de energía que demanda el bombeo, es conveniente observar que, en la insoslayable incursión de México en el uso de la fuerza atómica, se hace necesario establecer una central nuclear en el Pacífico para dotar de energía al sistema de bombeo del PLHINO y abaratar sustantivamente el costo del mismo.


Diagrama de un reactor nuclear de lecho fluido (PBMR) para un sistema modular de 350 MW.

Por último, ten en mente que, a un ritmo de inversión anualizado que asegure el ejercicio de 14 mil millones de dólares en 10 años, estaríamos en condiciones de generar, con estimaciones modestas, unos 300 mil empleos directos e indirectos al año, con el potencial de aumentar esa cifra una vez que la obra vaya ampliando la frontera agrícola y activando los sectores asociados a la producción agropecuaria.

Según estimaciones internacionales de empresas asociadas con la construcción de infraestructura económica básica, por cada mil millones de dólares que invierte en capital, una nación tiene el potencial de alcanzar una recuperación fiscal cinco veces mayor, a consecuencia de la ampliación de la base tributaria. Junto con todos estos beneficios económicos ya mencionados, lo más trascendente es que estaremos generando un proceso de entusiasmo y optimismo en la población, que se sentirá orgullosa y llena de esperanza al ver que su nación se ha dado a la tarea de construir uno de los sistemas de transferencia de agua más grande del planeta.

Si hacemos esto, evitaremos que México se vaya al desastre y al caos. Y, si después de leer este texto, sigues pensando en la pequeñez de que existen otras alternativas a la terrible crisis que nos amenaza, entonces definitivamente el PLHINO no es para ti.

 

NOTAS:

1.         La característica principal de este tipo de presas es que sus vertedores pueden integrarse en menor tiempo y de manera más óptima.

2.         Se les llama flexibles porque su construcción necesita enrocamiento, grava y aluvión. La desventaja radica en que este tipo de presas exige un volumen de materiales diez veces mayor, aunque en gran medida el uso de concreto disminuye.

3.         Fuente: informe anual de Canacem, 2007.