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El juez Samuel Alito y el 'Führerprinzip'

por Jeffrey Steinberg

El 5 de enero de 2006 un artículo de primera plana en el Wall Street Journal caracterizaba al juez Samuel Alito, el candidato del presidente George W. Bush para sustituir a la magistrada Sandra Day O'Connor en la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, como uno de los principales proponentes de la salvaje doctrina anticonstitucional del "Ejecutivo unitario". A la idea del "Ejecutivo unitario", que es el dogma central de la ultraderechista Sociedad Federalista a la que pertenece el juez Alito, se le identifica mejor por su nombre histórico moderno: el Führerprinzip que fraguara el Carl Schmitt al que el régimen nazi ungió como el "jurista de la corona". La doctrina de Schmitt de que el jefe de Estado carismático es la ley y puede ejercer una autoridad dictatorial absoluta en tiempos de emergencia, se ha usado para legitimar todo régimen totalitario en Occidente, desde Hitler, hasta el general Francisco Franco en España, el general Augusto Pinochet en Chile, y el presidente George W. Bush y su vicepresidente Dick Cheney en EU.

El Wall Street Journal cita un discurso que dio el juez Alito en noviembre de 2000, precisamente en la convención de la Sociedad Federalista en Washington, D.C. La Constitución, afirmó Alito, "convierte al presidente en jefe del poder Ejecutivo; pero hace más que eso. El presidente no sólo tiene ciertas facultades ejecutivas, sino la facultad ejecutiva; todo el paquete".

El juez Alito explicó: "Entonces pensaba —refiriéndose a su gestión en la Oficina de Asesoría Legal del Departamento de Justicia en los 1980—, y aún pienso, que esta teoría es la que mejor captura el significado del texto y la estructura de la Constitución". Y añadió que, en su opinión, quienes la redactaron "consideraron necesario el Ejecutivo unitario para equilibrar el enorme poder de la legislatura y de las facciones que pudieran tomar control de ella".

Tras revisar la nota del Wall Street Journal, Lyndon LaRouche declaró: "Si el juez Alito se apega de hecho a las opiniones de que informa el Wall Street Journal, no debería permitírsele acercarse a ningún tribunal —sin duda no a la Corte Suprema de EU—, sino como acusado". LaRouche insistió que tiene que derrotarse de forma definitiva la ratificación de Alito en el Senado, o la Corte Suprema caerá en las funestas manos de una camarilla de nazis "schmittlerianos" declarados, encabezada por Antonin Scalia, Clarence Thomas, John Roberts y Alito, todos miembros de la autoproclamada Sociedad Federalista de la "revolución conservadora".

A la doctrina francamente nazi del "Ejecutivo unitario" (el Führerprinzip) que proponen los de la Sociedad Federalista, LaRouche contrapuso los principios del Sistema Americano que invocó el presidente Franklin Delano Roosevelt al enfrentar la tremenda responsabilidad de alistar a EU para la guerra mundial. En una conferencia de prensa a la que convocó el 8 de septiembre de 1939, tras proclamar la emergencia limitada por el estallido de la guerra en Europa, Roosevelt le aseguró al pueblo estadounidense: "No hay ninguna intención ni necesidad de hacer todo lo que podría hacerse... De ningún modo, forma o manera se ha pensado en poner a la nación, en sus defensas o en su economía interna, en un estado de guerra. Eso es algo que queremos evitar. Mantendremos a la nación en un estado de paz, conforme a las sanciones de tiempos de paz".

Cheney y el 11-S

El respeto de Roosevelt por el sistema constitucional estadounidense de frenos y contrapesos, y por la separación de poderes, contrasta del todo con la ofensiva que el vicepresidente Cheney emprendió contra la Constitución, aun antes del 11 de septiembre de 2001.

Como advirtió la voz profética de LaRouche el 16 de enero de 2001 en su testimonio ante la Comisión Judicial del Senado, al oponerse al nombramiento de John Ashcroft como procurador general de EU, el Gobierno de Bush que encabeza Cheney llegó al poder decidido a reinar mediante la administración de crisis, bajo el modelo de la dictadura nazi de Hitler en Alemania. LaRouche advirtió que el Gobierno de Bush procuraría, a la primer oportunidad, justificar la dictadura con un "incendio del Reichstag", todo en base a las teorías jurídicas del Carl Schmitt de Hitler. Fue Schmitt quien escribió el planteamiento legal del Führerprinzip, fundado en la noción del "Ejecutivo unitario", con el que Hitler justificó su declaración de un régimen dictatorial de emergencia el 28 de febrero de 1933, 24 horas después de que agentes de su Herman Göring incendiaran el Reichstag, el Parlamento alemán.

La secuela del 11–S probó que LaRouche estuvo 100% en lo correcto. En una conferencia de prensa que ofreció a bordo del avión vicepresidencial el 19 de diciembre de 2005, Cheney alardeó que asumió su cargo en enero de 2001 con el cometido de desactivar las salvaguardas legislativas que el Congreso aprobó y que los presidentes Gerald Ford y Jimmy Carter firmaron tras el escándalo de Watergate y las revelaciones sobre el espionaje ilegal del FBI y la CIA contra ciudadanos estadounidenses. Al pugnar por revocar las "transgreciones" al poder presidencial que siguieron al Watergate, Cheney está, en efecto, declarándole la guerra a los principios más sagrados de la Constitución estadounidense.

El pelele de Cheney, el presidente Bush, ratificó hace poco su propia adhesión al mismo Führerprinzip cuando aprobó la ley de asignaciones de Defensa e invocó el derecho del "Ejecutivo unitario" a desatender la prohibición explícita de la tortura que plantea dicha ley. La enmienda McCain, que prohíbe la tortura a prisioneros bajo custodia estadounidense en la "guerra global al terrorismo", fue aprobada por una abrumadora mayoría bipartidista a prueba de vetos, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. Empero, el presidente afirmó su autoridad "constitucional" como comandante en jefe para no atender al Congreso.

Pinochet y Hitler

A pesar de lo sucedido el 11–S, la trama de los banqueros sinarquistas a los que encubre Cheney de imponer una dictadura y derrocar la Constitución, no triunfó del todo. Tanto el Congreso como el pueblo estadounidense resistieron lo suficiente como para obstaculizar en parte la ofensiva por imponer un gobierno del Ejecutivo por decreto bajo la administración de crisis. La revuelta bipartidista de la "pandilla de los 14" en mayo del 2005 contra la mentada "opción nuclear" de Cheney para despojar al Senado de su función constitucional de "consejo y consentimiento", fue un revés de particular importancia a la camarilla sinarquista.

Pero los planes de la pandilla de Cheney para EU salen a relucir con nitidez en Chile, una nación sudamericana que la banda de sinarquistas con sede en EU que encabeza Félix Royatyn, Henry Kissinger y George Shultz tiene en la mira para darle "el tratamiento Hitler" (ver "Rohatyn y Cía. buscan retomar el poder en Chile", por Cynthia R. Rush, en Solidaridad de las Américas de la 1ª quincena de enero de 2006). Chile, bajo la dictadura del general Pinochet en los 1970 y 1980, ofrece el cuadro más patente de lo que Cheney y compañía aún pretenden imponerle a EU, de dárseles la oportunidad. La derrota de la ratificación del juez Alito a la Corte Suprema ofrece la oportunidad inmediata de asestarle un golpe mortal a la estratagema de Rohatyn, Shultz y Cheney.

El otro 11 de septiembre

El 11 de septiembre de 1973 el general Augusto Pinochet dio un golpe militar que derrocó al Gobierno legítimo del presidente Salvador Allende. El golpe de Pinochet desataría varias décadas de terror, el cual se propagaría a otras partes de América Central y del Sur mediante un programa regional de escuadrones de la muerte llamado "operación Cóndor", el cual contaba con la venia de Henry Kissinger.

Entre los banqueros estadounidenses y funcionarios de gobierno que desde el principio organizaron el golpe de Pinochet, estaban:

* Félix Rohatyn, el banquero de Lazard Frères, director de ITT, y protegido del connotado banquero sinarquista de la Segunda Guerra Mundial André Meyer, que urdió la toma de Hartford Insurance por parte de ITT en 1971, y, junto con el presidente de ITT Harold Geneen, ayudó a supervisar el derrocamiento de Allende. Dos años después del golpe de Pinochet, Rohatyn impondría las mismas medidas de austeridad hitlerianas y schachtianas en la ciudad de Nueva York, desde la presidencia de la Corporación de Asistencia Municipal ("Big MAC").

* George Shultz, el secretario del Tesoro de Richard Nixon que fraguó la ruptura con el sistema de Bretton Woods de Roosevelt a nombre de los banqueros sinarquistas, viajó a Chile luego del golpe y le dio su visto bueno a las medidas económicas librecambistas del régimen, tales como el saqueo (privatización) del sistema de pensiones del país. El Gobierno de Bush intentó imponer la misma privatización del Seguro Social el año pasado, con el apoyo entusiasta de Shultz. Como retoño del Departamento de Economía del Milton Friedman de la Universidad de Chicago, y de los "Chicago Boys" que dirigieron la política económica de la dictadura de Pinochet, Shultz ha sido el "Svengali" tras bambalinas que dirige al Gobierno de Bush y Cheney en una dirección explícitamente "pinochetista", fomentando una dictadura de los banqueros en la que reine el saqueo globalizador librecambista radical mediante el poder de un Estado policíaco desbocado.

* Henry Kissinger, el asesor de seguridad nacional y secretario de Estado del presidente Nixon que promovió con entusiasmo el golpe de Pinochet, al tiempo que formulaba su Estudio de Seguridad Nacional 200 (NSSM–200), el cual sostenía el derecho angloamericano a poseer las materias primas estratégicas del planeta durante la Guerra Fría, con una doctrina agresiva, a modo de corolario, a favor de la reducción poblacional drástica mediante guerras, enfermedades y hambruna; todo esto con el Tercer Mundo como blanco. Kissinger fue el principal funcionario estadounidense que participó en la operación Cóndor, un aparato de escuadrones de la muerte derechistas que emprendió una "estrategia de tensión" terrorista contra las repúblicas soberanas de Sudamérica, misma que se propagó a la Europa continental, en particular a Italia. Uno de los agentes principales que usó Kissinger en la operación Cóndor, fue la logia francmasónica Propaganda Dos (P–2), del fascista de la Segunda Guerra Mundial Licio Gelli.

El Chile de la dictadura de Pinochet, que Rohatyn, Shultz y Kissinger dirigían desde Wall Street y el Gobierno de Nixon, es el modelo de lo que estos mismos individuos y la camarilla de banqueros sinarquistas a los que representan le tienen preparado a EU si no se les detiene.

Carl Schmitt

Éstos son los dilemas que encara el Senado de EU en el caso del juez Alito. La doctrina del "Ejecutivo unitario" que impulsa Alito es una copia al carbón de la doctrina jurídica que Carl Schmitt diseñó para justificar la dictadura de Hitler de febrero de 1933, y la de Pinochet del 11 de septiembre de 1973. En ambos casos Schmitt estuvo "presente". Como el principal jurista alemán de los 1920 y 1930, Schmitt redactó la justificación legal del golpe de Hitler so pretexto del incendio del Reichstag. Schmitt alegaba que el "dirigente carismático" deriva del "pueblo" un poder ilimitado en tiempos de crisis, y que cualquier forma de gobierno fundado en un sistema de frenos y contrapesos, el consenso y la separación de poderes es ilegítimo, porque obstaculiza la responsabilidad del gobernante absoluto de "proteger al pueblo".

En el caso del golpe de Pinochet en Chile, el estudioso y seguidor de Schmitt, Jaime Guzmán, alegaba que el gobierno tuvo que usar la violencia para imponer el orden. Guzmán fue el autor exclusivo de la justificación legal del golpe y la dictadura de Pinochet, e insistía que la violencia era una condición del éxito. De hecho, este acólito de Schmitt dirigió el Chile fascista a nombre de la misma doctrina del "Ejecutivo unitario" que el "jurista de la corona" ya había codificado en su Führerprinzip. Es la misma doctrina que Cheney y compañía quieren imponer hoy en EU.

Esto es fascismo, simple y sencillamente fascismo, y tenemos que aplastarlo ahora, si es que EU ha de sobrevivir en tanto república constitucional.

 

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