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Los 'doblacucharas' de Cheney van por el Harmagedón nuclear

por Jeffrey Steinberg

Allá a fines de los 1980, el entonces coronel Paul E. Vallely, comandante del 7 Grupo de Operaciones Psicológicas de la Reserva del Ejército de los Estados Unidos en la base Presidio en San Francisco, California, participó en la redacción de un documento de trabajo que recibió amplia atención y fue objeto de controversia entre los militares estadounidenses, en especial entre la comunidad de Operaciones Especiales. El documento llevaba por título "From PSYOP to MindWar: The Psychology of Victory" (De Operaciones Psicológicas a Guerra Mental: La psicología de la victoria), y planteaba un plan nietzscheano para librar guerras psicológicas perpetuas contra poblaciones amigas y enemigas por igual, e incluso contra el pueblo de los EU.

El documento de "MindWar" surgió a raíz de un artículo que escribió el teniente coronel John Alexander para la edición de diciembre de 1980 de Military Review, donde abogaba por incorporar la percepción extrasensorial, la "modificación telepática de la conducta", la parapsicología, la psicoquinesia ("el poder de la mente sobre la materia"), la visión a distancia, las experiencias extracorpóreas, y otras prácticas ocultistas y de la Nueva Era a los servicios de inteligencia militar de los EU. El artículo de Alexander se llamaba "The New Mental Battlefield: Beam Me Up, Spock" (El nuevo campo de batalla mental: Teletranspórtame, Spock).

Pero el documento subsiguiente en el que participó Vallely iba mucho más allá de la percepción extrasensorial y las otras técnicas paranormales que Alexander enarbolaba: el plan "estratégico Guerra Mental tiene que empezar al momento que la guerra se considere inevitable", afirma el documento. "Ha de buscar captar la atención de la nación enemiga a través de todo medio a mano, y tiene que atacar a los soldados potenciales de la nación antes de que vistan su uniforme. Es en sus hogares y comunidades donde son más vulnerables al plan Guerra Mental".

"Para esto", continúan Vallely y su coautor, el plan "Guerra Mental tiene que tener un acento estratégico, donde sus aplicaciones tácticas tengan una función de refuerzo complementaria. En este marco estratégico, Guerra Mental tiene que alcanzar a los amigos, enemigos y neutros por igual en todo el orbe. No a través de los primitivos volantes y altavoces de Operaciones Psicológicas en el 'campo de batalla', ni del esfuerzo débil, impreciso y limitado de la psicotrónica, sino mediante los órganos de difusión de los EU, que tienen la capacidad de llegar a prácticamente toda la gente sobre la faz de la tierra. Estos órganos son, por supuesto, los electrónicos: la televisión y la radio. Los últimos adelantos en las comunicaciones satelitales, las técnicas de videograbación y la transmisión de programas por vía óptica o láser, permiten penetrar las mentes del mundo de una forma que hubiera sido inconcebible hace unos cuantos años. Como la espada Excálibur (la espada mágica del rey Arturo—Ndr.), no tenemos más que estirar la mano y tomar este instrumento; y puede transformar el mundo para nosotros, si tenemos el coraje y la integridad de mejorar la civilización con él. Si no aceptamos a Excálibur, entonces renunciamos a nuestra capacidad de inspirar a otras culturas con nuestra moralidad. Si entonces pudieran desear una moral que no nos satisfaga, no tendremos más remedio que combatirlos a un nivel más brutal.

"Guerra Mental tiene que tomar de blanco a todos los participantes para ser eficaz. No sólo tiene que debilitar al enemigo; tiene que fortalecer a los EU. Fortalece a los EU al negarle a la propaganda enemiga el acceso a nuestra gente, y explicando y recalcándole a nuestro pueblo la razón fundamental de nuestro interés nacional en una guerra específica".

Sin dejar nada a la imaginación, el documento concluye subrayando que Guerra Mental debe emplear tecnologías de lavado cerebral subliminal y armas que ataquen directamente el sistema nervioso central y el funcionamiento cerebral de la población escogida: "Hay ciertas condiciones puramente naturales en las cuales las mentes pueden tornarse más o menos receptivas a las ideas, y Guerra Mental debe aprovechar al máximo fenómenos tales como la actividad electromagnética atmosférica, la ionización del aire y las ondas de frecuencia muy bajas".

El documento "Guerra Mental" era perturbador por razones que rebasan su contenido fascista y ocultista. Primero, el coautor del coronel Vallely era un jefe de equipo del departamento de investigación y análisis de Operaciones Psicológicas, el mayor Michael A. Aquino. Cinco años antes de darse a conocer Guerra Mental, el oficial de reserva de las Fuerzas Especiales Aquino había fundado el Templo de Set, una organización satánica que sucedió a la Iglesia de Satanás de Anton Szandor LeVay. Pronto Aquino acaparó los encabezados de prensa durante todos los 1980, como uno de los sospechosos principales de una red nacional de pedófilos satánicos que, en particular, atacaba las guarderías infantiles de bases militares como Presidio y el fuerte Bragg.

Es más, el plan Guerra Mental de Vallely y Aquino tiene un parecido asombroso con el programa Conciencia Informativa Total (TIA) que emprendió el Pentágono de Donald Rumsfeld bajo la dirección del personaje del "Irangate", el almirante John Poindexter. Al parecer la propaganda mundial y el megaplan de espionaje informático del TIA fueron desmantelados tras publicarse una serie de reportajes de prensa nada favorables, pero fuentes del Pentágono han informado que al programa nada más "lo ocultaron".

El 16 de agosto de 2005 Philip Shenon del New York Times reveló que un "programa de acción especial" supersecreto del Pentágono, llamado Peligro Habilitado, le había seguido la pista a Mohammed Atta y a otros tres de los secuestradores del 11 de septiembre de 2001, un año antes de los atentados; pero los abogados del Pentágono que están con el Comando de Operaciones Especiales prohibieron que la información se compartiera con el FBI, por temor a someter el programa de espionaje informático al escrutinio público. El Times supo de Peligro Habilitado por el teniente coronel Anthony Schaffer, quien entonces era el vínculo de enlace del programa con la Agencia de Inteligencia de la Defensa.

'¡Bombardeen Irán con armas nucleares!'

La asociación del coronel Vallely con Aquino no impidió que avanzara en su carrera militar. Graduado de West Point, Vallely se retiró en 1991 como subcomandante general del Ejército de los EU en el Pacífico. De 1982 a 1986 encabezó el 351 Comando de Asuntos Civiles, lo que lo dejó a cargo de todas las unidades de Fuerzas Especiales, Guerra Psicológica y Asuntos Militares en el oeste de los EU y Hawái.

Hoy practica lo que él y el satánico Aquino predicaban en el documento Guerra Mental, y es uno de los principales instrumentos propagandísticos en la ofensiva bélica del vicepresidente Dick Cheney contra Irán, ofensiva en la que podríamos ver a los EU emprendiendo el primer ataque nuclear preventivo de la historia.

El general Vallely, ahora retirado, es un comentarista de temas militares del estridente noticiero de Rupert Murdoch en el canal de televisión de Fox, "cliente" de Benador Associates —la principal firma de relaciones públicas de la camarilla neoconservadora en Washington—, presidente del Comité Militar del neoconservador Centro de Política Estratégica de Frank Gaffney, y fundador, junto con el general (r.) Thomas McInerney de la Fuerza Aérea —otro cliente de Benador— del Comité de Política sobre Irán, el cual es otro grupo neoconservador de fachada que: 1) promueve al Muyahidín Jalq, un grupo que está en la lista de organizaciones terroristas internacionales del Departamento de Estado (por asesinar a varios oficiales militares estadounidenses en Irán), y 2) exige la intervención militar de los EU para imponer el "cambio de régimen" en Teherán, con medidas tales como una campaña de bombardeo a gran escala de los supuestos laboratorios secretos de armas nucleares de Irán y un bloqueo naval de los EU en el estrecho de Ormuz. Hace poco el general Vallely escribió, junto con el general McInerney, el libro Endgame—Blueprint for Victory for Winning the War on Terror (La jugada final: Programa victorioso para ganar la guerra contra el terrorismo), que toma prestada, en lo filosófico, la diatriba original de él y Aquino en Guerra Mental.

Los 'Guerreros Jedi'

El general Vallely, el coronel Alexander y el teniente coronel Aquino no son más que tres figuras destacadas de la comunidad de Operaciones Especiales que han impulsado la aplicación de prácticas abiertamente satánicas y de la Nueva Era en la guerra, con programas experimentales dirigidos a crear un "guerrero Übermensch" nietzscheano.

En la preparación de este artículo, EIR entrevistó a varios altos oficiales militares y de inteligencia retirados, quienes han identificado, por experiencia propia, a varios altos oficiales que alimentaron estos esfuerzos y canalizaron una gran cantidad de dinero del Pentágono a estos "programas negros", poniendo a prueba las aplicaciones militares de toda una serie de técnicas y tecnologías "no letales" grotescas. Algunos de estos programas ultrasecretos financiados con el dinero de los contribuyentes en los últimos 25 años, revelan un grado significativo de la llana locura "doblacucharas". Otros llevan directamente a las puertas de los centros de detención militar de la bahía de Guantánamo y Abu Ghraib, en donde han convertido a los prisioneros en conejillos de Indias para experimentar con técnicas de tortura sacadas de la misma bolsa de trucos de la Nueva Era.

El periodista de la revista The New Yorker, Seymour Hersh, en un artículo del 24–31 de enero de 2005 sobre "Las guerras venideras", opinó que los "programas negros" de las Fuerzas Especiales bien pudieran estarse aventurando ahora al campo de la "guerra de seudopandillas", en donde los métodos de contrainsurgencia se confunden con la insurgencia misma.

Citando un artículo del asesor de contrainteligencia del Pentágono y analista de defensa de la Escuela de Posgrado de la Marina, John Arquilla, publicado en el San Francisco Chronicle de septiembre del 2003, Hersh sugiere que soltaron a unidades de las Fuerzas Especiales de los EU para que crearan sus propias "seudopandillas" terroristas, a fin de infiltrar con mayor facilidad a grupos terroristas como al–Qáeda. Arquilla escribió: "Cuando los bombardeos y las operaciones militares convencionales fracasaron en derrotar a la insurgencia de los Mau–mau en Kenia en los 1950, los británicos formaron equipos con integrantes de la tribu amiga de los Kikuyu, quienes se hicieron pasar por terroristas. Estas 'seudopandillas', como fueron llamadas, pronto pusieron a los Mau–mau a la defensiva, ya fuera ofreciendo su amistad y luego emboscando a bandas de combatientes, o dirigiendo a los bombarderos a los campamentos de los terroristas. Lo que hace medio siglo funcionó en Kenia, tiene una excelente posibilidad de minar la confianza y el reclutamiento de las actuales redes terroristas. No debe ser tan difícil formar nuevas seudopandillas".

Para el colmo, Arquilla añadió: "Si un joven confundido del condado de Marin puede unirse a al–Qáeda (en referencia a John Walker Lindh, el dizque talibán estadounidense—Ndr.), piensa lo que podrían hacer agentes profesionales".

La 'pandilla de los cuatro'

Cuatro de los nombres más citados como patrocinadores de programas como "Laboratorio Cabra", "Guerreros Jedi", "Interrogatorio a Fuego Vivo", "Grupo Especial Delta" y "Batallón Primera Tierra" han ocupado altos puestos de mando en Operaciones Especiales y la inteligencia militar:

El general Albert Stubblebine III fue jefe de inteligencia del Ejército de los EU en el Comando de Inteligencia y Seguridad (INSCOM) de 1981 a 1984, tiempo en el que emprendió una serie de proyectos secretos en el fuerte Meade en Maryland, que involucraban la "visión a distancia" y otras prácticas ocultistas. El general Stubblebine fue, quizás, el oficial del Ejército de mayor rango, y el más ruidoso, que promovió todo el espectro de guerra de la Nueva Era.

El general Peter Schoomaker, actual jefe del Estado Mayor del Ejército estadounidense, fue comandante general del Comando Conjunto de Operaciones Especiales (1994–96), comandante del Comando de Operaciones Especiales del Ejército (1996–97) y comandante en jefe del Comando de Operaciones Especiales de los EU (1997–2000). Según un libro bien documentado que denuncia la penetración de la Nueva Era en el sector militar de los EU, The Men Who Stare at Goats (Los hombres que miran fijamente a las cabras—Ndr.), por Jon Ronson (Simons & Schuster, Nueva York, 2004), el general Schoomaker creó un centro de estudios patrocinado por la oficina del jefe del Estado Mayor del Ejército, para ampliar la aplicación de todas estas operaciones ocultistas y paranormales grotescas a todo el Ejército como su contribución a la guerra global del presidente George W. Bush contra el terrorismo.

El general Wayne Downing también fue comandante en jefe del Comando de Operaciones Especiales de los EU, y antes dirigió todas las operaciones especiales durante la invasión de Panamá en diciembre de 1989, cuando se usaron algunas de las técnicas de Guerra Mental durante el sitio a la sede diplomática del Vaticano, donde se había refugiado el general Noriega. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, la Casa Blanca de Bush y Cheney nombró a Downing director nacional y asesor auxiliar de Seguridad Nacional para el combate al terrorismo, cargo que ocupó hasta junio de 2002.

Según fuentes militares, el general Downing dejó la Casa Blanca por un conflicto que tuvo con el Estado Mayor Conjunto sobre los planes para invadir a Iraq. Downing alegó que podía derrocarse a Saddam Hussein con una intensa campaña de bombardeos de "pavor y conmoción", seguida de una invasión con una fuerza de no más de 25.000 efectivos de las Fuerzas Especiales. El Estado Mayor descartó el "Plan Downing" como una "locura absoluta", según una alta fuente militar conocedora del caso.

El general William "Jerry" Boykin fue comandante general del Comando de Operaciones Especiales del Ejército de los EU (aerotransportado) en el fuerte Bragg en Carolina del Norte, de 1998 a 2000. Antes, comandó la unidad de élite antiterrorista Fuerza Delta de 1992 a 1995. En esa capacidad, estuvo a cargo de las unidades de Fuerzas Especiales en Mogadiscio, Somalia, durante el famoso incidente de "la caída del Black Hawk" en 1993, en el que jefes militares locales golpearon a varios soldados de las Fuerzas Especiales hasta morir, y los arrastraron por las calles de la ciudad. Aquí se pusieron a prueba en combate algunos de los sistemas no letales del coronel John Alexander, entre ellos la "espuma pegajosa", y fallaron. De marzo de 2000 hasta junio de 2003 el general Boykin dirigió el Centro de Guerra Especial John F. Kennedy del Ejército. Luego lo nombraron subsecretario auxiliar de Defensa a cargo de Inteligencia, puesto que ocupa en la actualidad. Según el artículo de Hersh en The New Yorker, Boykin y su jefe inmediato, el subsecretario de Defensa a cargo de Inteligencia Stephen Cambone, están directamente a cargo de los escuadrones de búsqueda y aniquilamiento de Operaciones Especiales que John Arquilla pidió en su artículo de las seudopandillas. Poco después de que lo nombraran subsecretario auxiliar, el general Boykin fue objeto de atacques por los comentarios que hizo —de uniforme— en una iglesia cristiana fundamentalista, donde tachó al islam de religión "satánica" y caracterizó la invasión estadounidense de Iraq como una "cruzada" religiosa. También dijo que "Dios puso a George W. Bush" en la presidencia, lo que provocó serios debates sobre su cordura y una investigación de la Fiscalía General del Pentágono.

Todo comenzó con 'El Batallón Primera Tierra'

Según el escritor Jon Ronson, en 1977 el teniente coronel Jim Channon, un veterano combatiente de la guerra de Vietnam, le escribió una carta al teniente general Walter Kerwin, entonces subjefe del Estado Mayor del Ejército de los EU, proponiéndole emprender una misión de reconocimiento para desentrañar formas de que la milicia estadounidense fuera más "artera". A Channon le asignaron una misión flexible y un pequeño presupuesto del Pentágono, y se pasó los siguientes dos años, según él mismo relata, explorando los resquicios del movimiento de la Nueva Era en busca de aplicaciones militares. En sus viajes, Channon visitó más de 150 instalaciones de la Nueva Era, que tenían nombres de la contracultura como: Brisa, Instituto Integral Chuan, Día Primaveral, Centro de liberación e Integración, Renacimiento Reikiano de Integración de la Postura, Feria de Concientización de la Nueva Era, Mejor que Trotar, Ki Aikido, Centro de Biorretroalimentación de Berkeley, Instituto Esalen, etc.

En particular, Channon pasó mucho tiempo adiestrándose con Michael Murphy, uno de los fundadores de Esalen, que era el principal centro de experimentación psicológica de la Nueva Era en el oeste de los EU, probando una amplia gama de métodos de control mental que, en muchos casos, involucraban el uso de drogas psicotrópicas. El asesino genocida sectario Charles Manson estuvo en Esalen el 5 de agosto de 1969, solo cuatro días antes de que empezara su orgía asesina "Helter Skelter" ("A troche y moche", en alusión a la canción de los Beatles—Ndr.), por la que todavía purga una condena de cadena perpetua en la cárcel. Psicólogos militares le habían seguido la pista a Manson desde sus años en la prisión estatal; ellos estudiaban pautas de conducta de lo que dieron en llamar el "cinco por ciento patológicamente violento".

En 1979 el teniente coronel Channon presentó sus hallazgos al alto mando del Ejército en un documento, con todo y diapositivas, llamado "El Batallón Primera Tierra". Aunque el documento estaba adornado con el vocabulario de la Nueva Era ("La Primera Tierra no está orientada a la misión, está orientada al potencial. Eso significa que debemos seguir buscando por todas partes métodos de control no destructivos"), Channon sí propuso una serie de técnicas no letales que pronto adoptarían los militares, entre ellas el uso de ruidos atonales como una forma de combate de guerra psicológica, artes marciales orientales e instrucción espiritista, con amplios experimentos psicoelectrónicos y otros para debilitar a las fuerzas enemigas.

El coronel Alexander, autor del artículo "El nuevo campo de batalla mental" de Military Review, le mostró al general Stubblebine, jefe del INSCOM, la presentación con diapositivas de Channon sobre el Batallón Primera Tierra. En 1981 Stubblebine estableció una "unidad de espías psíquicos" secreta en el fuerte Meade, para probar técnicas tan dudosas como la visión a distancia.

Dos años después el general Stubblebine viajó al fuerte Bragg para llevarle el programa de Channon y Alexander a la dirigencia máxima de la comunidad de Operaciones Especiales. Para entonces, Stubblebine estaba convencido de que, aplicando las técnicas correctas de control de "la mente sobre de la materia", podía atravesar paredes. Hasta el momento de escribir estas líneas, no parece haberlo logrado todavía. La sesión en el fuerte Bragg fue un fracaso, como después le contaría a Ronson, y no se hizo nada por instrumentar su programa; o eso creyó Stubblebine.

En realidad, ya para 1978 el fuerte Bragg era un semillero de experimentos de guerra mental. Entre los programas realizados en los rincones apartados de la extendida base de operaciones especiales, estaba el Laboratorio Cabra, donde un equipo de soldados de las Fuerzas Especiales adiestrados al estilo de la Nueva Era pretendían hacer estallar el corazón de las cabras que estaban en un corral adyacente usando el poder de la concentración psíquica. Los veterinarios que trabajaban en la base estaban horrorizados de que los aviones de las Fuerzas Especiales estuvieran trayendo cabras de Centroamérica sin pasar por la inspección normal de aduana. Las cabras se usaban en el adiestramiento de los médicos de combate. Les disparaban a las cabras, les amputaban miembros y, en ocasiones, las "desbalaban" cortándoles la lengua o la garganta. Entonces las sometían a las pruebas de guerra psíquica del Laboratorio Cabra.

Partiendo del programa de Channon, un equipo experimental de Operaciones Especiales denominado "Guerreros Jedi" (por la fiebre de la Guerra de las Galaxias) recibió adiestramiento en una amplia variedad de artes marciales y técnicas de meditación orientales, en combinación con programas de adiestramiento físico en extremo extenuantes. Trajeron a "expertos" de fuera, como el doctor Jim Hardt, para instruir a los "Guerreros Jedi" sobre cómo intensificar sus habilidades telepáticas mentales con la meditación zen. Siguiendo la receta del Batallón Primera Tierra de Channon, también trajeron a Stuart Heller, un psicólogo de la Nueva Era que les enseñaba a ejecutivos empresariales y funcionarios de la NASA cómo controlar la tensión, a fin de que les impartiera una enseñanza similar a los comandos. Heller conoció a Channon a través de Marilyn Ferguson, la autora del libro La Conspiración de Acuario de 1980, que pretendía vender una versión de la Nueva Era del concepto original de la Conspiración abierta de H.G. Wells del control social colectivo y los cambios de paradigma cultural.

No todos los instructores de los "Guerreros Jedi" eran psicólogos de la contracultura. A Michael Echanis, un "boina verde" que resultó gravemente herido en Vietnam, pero que después desarrolló habilidades avanzadas en artes marciales, lo trajeron para adiestrar a los "Jedi" en Hwa Rang Do, una técnica de combate especializada en la "invisibilidad". Echanis era director de la sección de artes marciales de la revista Soldier of Fortune, un reconocido foro de contratación de ex soldados y aspirantes a mercenario que buscaban hacer fortuna. Echanis fue asesinado en Nicaragua en 1978, mientras trabajaba como mercenario para el régimen de Anastasio Somoza.

Para 1983, entre los programas negros del fuerte Bragg y el del INSCOM, se había establecido ya una red bastante amplia de militares "doblacucharas", al grado que surgió el Grupo Especial Delta para efectuar reuniones trimestrales de hasta 300 ocultistas de la milicia en el fuerte Leavenworth en Kansas. El coronel Frank Burns creó la Red Meta, uno de los primeros "cuartos de chateo" que aprovechaba el sistema de redes informáticas de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa (DARPA), sistema que terminaría por convertirse en la internet.

El plan para crear una casta de "supersoldados" nietzscheanos empleó a algunos personajes bastante extravagantes, como el"doblacucharas" israelí Uri Geller, un otrora mago de espectáculos, quien llegó a la comunidad de inteligencia con el patrocinio original del doctor Andrija Puharich, un doctor que había estado realizando trabajos de parasicología y telepatía para la División de Guerra Psicológica del Ejército de los EU desde los 1950. El doctor Puharich dirigía la Fundación Mesa Redonda de Electrobiología, la cual experimentaba con la manipulación de las ondas cerebrales. Trabajó de cerca con Warren S. McCulloch, uno de los fundadores del proyecto Cibernética, y con el gurú de la contracultura de la inteligencia británica Aldous Huxley.

Wolfowitz pregona la guerra no letal

Según el escritor Ronson, Uri Geller le confió en una entrevista que le hizo en Londres en octubre de 2001, que el Gobierno de los EU lo había "vuelto a llamar" después de los ataques del 11 de septiembre. Parece que el Gobierno de Bush decidió que los "espías psíquicos" podrían desempeñar una función productiva en la caza de Osama bin Laden, y en los esfuerzos por evitar una repetición de los atentados terroristas contra Nueva York y Washington.

De hecho, el subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz era un simpatizante activo de algunas de las ideas de Alexander y Channon cuando trabajaba en el Pentágono de George Herbert Walker Bush de asesor político en jefe del entonces secretario de Defensa Dick Cheney. El 10 de marzo de 1991 Wolfowitz le escribió a Cheney el memorando "¿Necesitamos una iniciativa de defensa no letal?", en la que escribió: "Una vanguardia estadounidense en las tecnologías no letales aumentará nuestras alternativas y reforzará nuestra posición en el mundo posterior a la Guerra Fría". Mientras que Wolfowitz al parecer no hablaba de las prácticas más excéntricas que difundía el coronel Alexander, éste, el gurú de la campaña a favor de los armamentos no letales, se retiró del servicio activo en la época en que Wolfowitz escribió su memorando, y lo nombraron director del Programa de Armas No letales del Laboratorio Nacional de Los Álamos.

En 1990 el coronel Alexander también publicó el libro The Warrior's Edge (El temple del guerrero), en el que difundía una variedad de métodos no convencionales para fomentar "la excelencia humana y un óptimo desempeño" de los soldados, basado en el curso de Programación Neurolingüística que dio en 1983. Entre los estudiantes de ese curso estaban el entonces senador y después vicepresidente Albert Gore, el general Max Thurman y el general Stubblebine. Según cuenta, Alexander y Gore se hicieron grandes amigos en 1983, y siguen siéndolo.

Alexander escribió que el objetivo de El temple del guerrero era "abrir la puerta a los extraordinarios potenciales humanos propios de cada uno de nosotros. Para esto, nosotros, al igual que los gobiernos del mundo, tenemos que ver con una mente abierta los métodos no tradicionales de alterar la realidad. Tenemos que elevar la conciencia humana del poder potencial del sistema individual del cuerpo y la mente; el poder de manipular la realidad. Tenemos que estar dispuestos a retomar el control de nuestro pasado, nuestro presente y, en última instancia, nuestro futuro".

Uri Geller no fue el único "guerrero psíquico" al que llamaron de nuevo a trabajar para el gobierno después del 11 de septiembre. Según Ronson, Jim Channon, el supersoldado original de la Nueva Era del Batallón Primera Tierra, empezó a organizar una serie de reuniones a principios de 2004 con el nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Pete Schoomaker. Schoomaker fue comandante de las Fuerzas Especiales en el fuerte Bragg cuando estaban en marcha los programas "Laboratorio Cabra" y "Guerrero Jedi". Ronson escribió: "El rumor era que el general Schoomaker pensaba sacar a Jim del retiro, para que creara o contribuyera a crear un nuevo centro de estudios secreto diseñado para alentar al Ejército a llevar sus mentes cada vez más lejos de la corriente de la opinión principal". Ronson lo describe como una reactivación del Grupo Especial Delta. Pronto recibió un correo electrónico de Channon confirmando el rumor, y explicando que la idea del centro de estudios había salido a colación "porque Rumsfeld ha pedido abiertamente ahora presentar iniciativas creativas en la guerra contra el terrorismo... mmh". Channon elaboró:

"El Ejército ha solicitado mis servicios para darle clases a los mayores más selectos. El mejor ejemplo pedagógico es el Batallón Primera Tierra. Lo he hecho en presencia del general Pete Schoomaker... Estoy en contacto con participantes que están o que hace poco estuvieron en Afganistán e Iraq. He establecido planes para una estrategia de salida basados en las ideas del Batallón Tierra. Cada semana hablo con un miembro de uno de los batallones de control de la tensión en Iraq, quien tiene el manual y lo usa para informarles a sus compañeros de sus contribuciones potenciales al servicio".

Guantánamo y Abu Ghraib... y Al Kaim

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha publicado una serie de estudios y patrocinado varias convenciones internacionales, para evaluar qué tan "no letales" son las tecnologías no letales que publicitan Alexander, Channon y los de su ralea. Según una presentación del CICR ante el Parlamento Europeo en 1998, la simple definición de armas no letales es que son armas con una tasa de mortalidad de menos de 25%. Dichas armas no letales ahora de uso generalizado, como los láser, las armas de ultrabaja frecuencia, y varias otras químicas, biológicas y de aturdimiento sónico, pueden causar daños permanentes tales como ceguera, sordera y destrucción del sistema gastrointestinal, lo cual, insiste el CICR, requiere un estudio serio, y un nuevo conjunto de tratados y convenios internacionales.

Según Ronson y la columnista de The New Yorker Jane Mayer, no cabe duda que muchas de las técnicas de tortura empleadas en Guantánamo y Abu Ghraib, y en lugares no tan conocidos como Al Kaim, cerca de la frontera de Iraq con Siria, están basadas en los sistemas no letales de Channon y Alexander, pero en algunos casos con consecuencias letales.

Ronson confirmó que en ciertas instalaciones en Al Kaim realizan "interrogatorios" de insurgentes iraquíes capturados, luego de tocar de forma ininterrumpida por varios días la canción Te quiero yo de Barney el dinosaurio. Ronson está convencido de que la música encubre frecuencias subliminales, sonidos de muy alta o muy baja frecuencia que afectan el funcionamiento del cerebro, para quebrar la resistencia de los prisioneros. A los prisioneros los encierran en contenedores de carga metálicos en pleno sol, con los ojos vendados y en cuclillas, rodeados de alambre de púas y con la música (y los mensajes subliminales) a todo lo que da.

En un artículo de The New Yorker del 11–18 de julio de 2005, Mayer reveló que llevaron a la bahía de Guantánamo a psicólogos del programa Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape (SERE) de las Fuerzas Especiales en la Escuela de Guerra Especial J.F.K. en el fuerte Bragg, para supervisar las estrategias de interrogación. Los psicólogos del SERE formaron un núcleo de los Equipos de Consulta sobre la Ciencia del Conductismo (conocidos como los "Bizcochos"), los cuales aplicaron el "método de inversión" en las técnicas usadas con los soldados de las Fuerzas Especiales, a fin de adiestrarlos para sobrevivir a la tortura y los interrogatorios enemigos, como parte del programa de guerra especial avanzada del fuerte Bragg.

En Otro intercambio por correo electrónico con Ronson, Channon confirmó que muchas de las ideas que los interrogadores de inteligencia del Ejército adoptaron en Guantánamo, Abu Ghraib y Al Kaim salieron directamente de su estudio Batallón Primera Tierra.

La 'encarnación viva' del Batallón Primera Tierra

En cierto apartado de su investigación sobre los doblacucharas bélicos, Ronson le preguntó a Stuart Heller, el amigo de Channon y Marilyn Ferguson, si podía nombrar a un soldado que fuera "la encarnación viva" del Batallón Primera Tierra. Heller contestó sin pensarlo dos veces: "Bert Rodríguez... Bert es uno de los tipos más espirituales que jamás haya conocido". Y añadió, "No, espiritual no es la palabra. Es enigmático. Es como una encarnación andante de la muerte. Él puede detenerte a distancia. Puede influir actos físicos tan sólo con su mente. Si capta tu atención, puede detenerte sin tocarte".

Como informó Ronson, "en abril de 2001 Bert Rodríguez aceptó a un nuevo discípulo. Su nombre era Ziad Jarrah. Ziad simplemente apareció un día en el Centro de Acondicionamiento US 1, y dijo que había escuchado que Bert era bueno. Por qué Ziad eligió a Bert de entre todos los instructores de artes marciales regados por las costas de Florida, es un tema de especulación. Quizás la reputación única de Bert como ocultista lo precedía, o tal vez fueron sus conexiones militares. Además, en una ocasión Bert adiestró al jefe de seguridad de un príncipe saudí. Tal vez fue eso".

Ziad Jarrah se presentó como un empresario libanés que viajaba bastante y quería aprender a protegerse. "Ziad me caía muy bien", le diría luego Rodríguez a Ronson. "Era muy humilde, muy tranquilo. Estaba en buena forma. Era muy diligente". Rodríguez le enseñó a Jarrah "la llave al cuello y el espíritu kamikaze. Necesitas un código por el cual morir, un deseo de vencer o morir". Rodríguez agregó: "Ziad era como Luke Skywalker. ¿Recuerdas cuando Luke camina por el camino invisible? Tienes que creer que está ahí. Y si crees que está ahí... Sí, Ziad lo creía. Era como Luke Skywalker".

Rodríguez adiestró a Jarrah por seis meses, y le dio copias de varios libros de combate con cuchillo que había escrito. Jarrah los compartió con un amigo suyo, Marwan al–Shehhi, quien se hospedó con él en el hotel Panther y en los departamentos Deerfield Beach en Florida.

El 11 de septiembre de 2001 Ziad Jarrah secuestró el vuelo 93 de United Airlines y se estrelló en un campo en Pensilvania. Marwan al–Shehhi tomó control del vuelo 175 de United Airlines y se estrelló contra una de las Torres Gemelas del Centro Mundial del Comercio en Manhattan.

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