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Cuando Robertson despotrica, el general Boykin escucha

por Jeffrey Steinberg

El 22 de agosto de 2005, en la transmisión de su programa Club 700, el televangelista Pat Robertson pidió el asesinato del presidente venezolano Hugo Chávez: “Yo no sé de esta doctrina de asesinatos, pero si él [Chavez] piensa que pretendemos asesinarlo, creo que realmente debiéramos actuar y hacerlo. Sale mucho más barato que empezar una guerra, y no creo que se detenga ningún envío de petróleo”. Robertson se justificó acusando a Chávez de que haría “de Venezuela una plataforma de lanzamiento de la infiltración comunista y del extremismo musulmán por todo el continente”.

Para empeorar las cosas, dos días después, luego de que sus comentarios provocaron un escándalo internacional, Robertson arremetió de nuevo en su programa Club 700 alegando que en realidad no había pedido asesinar a Chávez. Dijo que había otras formas de “sacarlo”, entre ellas el secuestro usando comandos de las Fuerzas Especiales estadounidenses. Esto no fue precisamente retractarse que digamos. Luego, cuando se dio a conocer la transcripción de su declaración original, emitió una disculpa no muy creíble.

Aunque los voceros del Departamento de Estado y del Pentágono trataron de que el llamado de Robertson a “asesinar a Chávez” no salpicara al Gobierno de Bush y Cheney, y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld declaró que “nuestro departamento no hace esa clase de cosas”, el incidente encontró eco entre los observadores políticos más avisados, quienes conocen la “relación especial” que el reverendo Pat tiene con un alto oficial del Pentágono cuyo trabajo es precisamente cazar y asesinar terroristas: el general William “Jerry” Boykin.

Cuando Robertson despotrica, el general Boykin escucha. Y lo que pase después de eso está totalmente relacionado con la tan cacareada “guerra global contra el terrrorismo” del Gobierno de Bush y Cheney.

Una yihad evangélica

William Arkin publicó el 16 de octubre de 2003 un reportaje en el Los Angeles Times, revelando una serie de comentarios que el general William Boykin hizo en varias iglesias fundamentalistas de los Estados Unidos que, de conjunto, constituyeron una declaración de guerra religiosa contra el islam. Arkin citó un comentario del general Boykin en enero de 2003 en una iglesia de Daytona, Florida. Recordando el incidente de 1993 de “la caída del Blackhawk” en Mogadiscio, Somalia, en el que murieron 18 efectivos de las Fuerzas Especiales a su mando, Boykin le dijo a la congregación: “Había un hombre en Mogadiscio llamado Osman Atto”, un alto lugarteniente de Mohammed Farah Aidid. Luego de que las tropas de Boykin fracasaron en matar o capturar a Atto, “él salió en CNN y se rió de nosotros, y dijo, ‘nunca me van a atrapar, porque Alá me protejerá. Alá me protejerá’. Bueno, ¿pues saben qué? Yo sabía que mi Dios era más grande que el suyo. . . Yo sabía que mi Dios era un Dios real y que el suyo era un ídolo”. Tras decirle con orgullo a los parroquianos que Atto fue capturado más tarde, Boykin concluyó, según Arkin, recordándoles que “América sigue siendo una nación cristiana”.

El fervor religioso de Boykin tiene mucho de locura doblacucharas (ver Resumen ejecutivo de la 2a quincena de octubre de 2005). Arkin recuerda otro discurso que Boykin dio en la Primera Iglesia Bautista de Broken Arrow, Oklahoma, en junio de 2002. Aquí también Boykin citó el incidente de Mogadiscio, y mostró fotografías de la ciudad que tomó desde un helicóptero poco después de que asesinaran a sus soldados. El general mostró una “extraña marca oscura sobre la ciudad”, cuenta Arkin. Boykin le pidió a un intérprete de fotos que las analizara. “Ésta no es ninguna mancha en su fotografía, esto es real”, dijo que fue la respuesta. Fue ahí que Boykin le dijo a los feligreses: “Damas y caballeros, éste es su enemigo. Son los principados de las tinieblas. Es la presencia demoníaca en esa ciudad la que Dios me reveló como el enemigo”.

El ex asesor del presidente Clinton, Sidney Blumenthal, escribió el 20 de mayo de 2004 en el Guardian de Londres que la gira nacional de Boykin —de uniforme y todo— por diversas iglesias fundamentalistas, era parte de un proyecto llamado Multiplicador de la Fuerza de la Fe, el cual, dijo Blumenthal, “aboga por la aplicación de principios militares al evangelismo. Su proclama —Mensaje del guerrero— reza: ‘Guerreros en esta guerra espiritual por las almas de esta nación y del mundo. . .’ ”

En junio de 2003, sólo días después de llamar a la “guerra santa” en el púlpito de la Iglesia Comunitaria del Buen Pastor en Sandy, Oregón, el general Boykin recibió su tercera estrella y fue ascendido a subsecretario auxiliar de Defensa a cargo de Inteligencia. La flamante Oficina de Inteligencia del Pentágono, a cargo de su jefe, el subsecretario Stephen Cambone, recibió el encargo del secretario de Defensa Rumsfeld de proporcionar la inteligencia operativa necesaria para acechar y eliminar “blancos valiosos” en la “guerra al terrorismo”. Según fuentes que conocen el proceso de selección, Rumsfeld recurrió a Boykin, quien entonces comandaba el Centro de Guerra Especial J.F.K. del Ejército en el fuerte Bragg de Carolina del Norte, precisamente porque le imprimiría un celo religioso a la misión de eliminar a Osama bin Laden. Un oficial de inteligencia le dijo a Blumenthal que escogieron a Boykin para la tarea, por su “ignorancia y temeridad”.

En realidad, ignorancia y temeridad fue lo que mostró cuando, a principios de su gestión, voló a la bahía de Guantánamo para ungir a su comandante militar, el general Geoffrey Miller, como el nuevo jefe de la prisión de Abu Ghraib en Iraq, ordenándole “guantanamizar” el programa de interrogatorios en Iraq.[FIGURE 21]

El reverendo Pat al rescate

A raíz de las revelaciones de Arkin sobre las diatribas del rabioso cruzado Boykin, Pat Robertson encabezó una campaña nacional en defensa de éste usando su Coalición Cristiana y su programa de la Christian Broadcasting Network. Emprendió una campaña de recabación de firmas vía internet en apoyo a sus declaraciones, y despachó al ex comando del Ejército Chuck Holton a grabar una ceremonia religiosa en la que Boykin hablaría, para difundirla por su cadena de televisión. Holton fue subordinado de Boykin en Somalia.

Por su parte, Boykin ha dicho, según el New York Times, que recibe sus órdenes directamente de “Dios”, lo cual movió a algunos observadores avisados a preocuparse de que el principal guerrero antiterrorista del Gobierno de Bush pudiera atender a los exhortos del reverendo Robertson para asesinar a Chávez. El general Boykin también es famoso por decir que fue Dios, y no el pueblo estadounidense, quien “escogió” a George W. Bush como Presidente de los EU.

El encanto de los moonies

Hay otro elemento que aumenta la preocupación por la relación entre Robertson y Boykin, y sus posibles implicaciones en una creciente operación de desestabilización de izquierda contra derecha en Sudamérica: los viejos y cada vez más estrechos nexos entre Robertson y el reverendo Sun Myung Moon y su Iglesia de la Unificación. A diferencia del colega fundamentalista de Robertson, Jerry Falwell, no hay pruebas directas de que Pat haya recibido dinero de los moonies (el reverendo Moon rescató a Falwell a mediados de los 1990 con unos 73 millones de dólares, cuando su Universidad Liberty en Virginia casi quebraba).

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