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José López Portillo (1920-2004)
'Nunca lo perdonarán por haber mostrado valentía'


José López Portillo, Presidente de México de 1976 a 1982

por Dennis Small

Fue absolutamente justo y correcto que el Movimiento de Juventudes Larouchistas asumiera por cuenta propia la responsabilidad de ir a presentar sus respetos al ex Presidente de México, José López Portillo, quien falleció a los 83 años de edad, el 17 de febrero, a nombre de Lyndon H. LaRouche, precandidato presidencial de los Estados Unidos.

La delegación del MJL llevó una corona de flores a las exequias con una sencilla leyenda: "Por su patriotismo. Jóvenes Larouchistas", y cantó "Oh, Freedom" (Oh, libertad), el himno de batalla del movimiento de los derechos civiles de Martin Luther King en los EU, que el MJL ha hecho suyo a nivel internacional.

Los jóvenes del MJL le explicaron a la familia del ex mandatario y a los otros deudos que le rendían homenaje a este patriota, quien libró una guerra contra el sistema fondomonetarista en su afán por industrializar a México y establecer un nuevo orden económico internacional más justo, que "el espíritu peleador nacionalista de don José López Portillo seguirá vivo en nosotros".

Fue justo, porque durante su gestión de gobierno de 1976–1982 López Portillo llegó a apreciar y admirar al estadista estadounidense Lyndon LaRouche, con quien se reunió en persona el 23 de mayo de 1982, y era precisamente en el movimiento de los jóvenes patriotas mexicanos colaboradores de LaRouche en el cual López Portillo tenía fincada sus esperanzas para el futuro de México. Como dijera el propio ex mandatario hace 16 años, en una entrevista exclusiva con esta publicación: "Como presidente, guardé con el señor L. H. LaRouche una relación de respeto a su posición ideológica sólidamente independiente y tenaz, en gran parte por mí compartida, en gran parte por la adhesión que había logrado de un grupo de jóvenes mexicanos, a los que por igual respeto y admiro".

Y fue correcto, porque en ese momento de canto tres figuras de la misma generación mayor —José López Portillo, Lyndon LaRouche y Martin Luther King— fueron conjugados como si para avanzar su misión compartida en aras de la dignidad y la libertad humana a través de la juventud de hoy.

También fue propio, si uno entiende su significado, el torrente de bilis y porquería que emanó de los medios de difusión de la oligarquía financiera internacional al enterarse del fallecimiento de López Portillo. Estos fueron los mismos financieros cuya ira provocó López Portillo al suspender el pago de la deuda externa en agosto de 1982, y al imponer posteriormente el control de cambios y nacionalizar la banca mexicana en septiembre de 1982, y a quienes sacó totalmente de quicio al asociarse directamente con Lyndon LaRouche, no sólo en 1982, sino a lo largo de las siguientes dos décadas hasta su fallecimiento.

Por ejemplo, el New York Times del pasado 18 de febrero mintió que bajo el Gobierno de López Portillo, "México detonó una crisis de deuda mundial"; y que él fue "uno de los gobernantes más incompetentes de México en la era moderna y su gobierno uno de los más corruptos". Un cable de la Prensa Asociada que apareció el mismo día en el Washington Post tildó a López Portillo de ser un fracaso total, que fue abucheado y ridiculizado luego de dejar el cargo. Y el Guardian de Londres del 20 de febrero, dijo que el ex mandatario "probablemente fuera el ex presidente más sinceramente despreciado en la historia de México", debido a "su despilfarro y la corrupción rampante".

El artículo del New York Times expresó particular indignación por el hecho de que el ex Presidente "siguió sin arrepentirse de su conducta" y le dijo al Times: "volvería a hacerlo todo exactamente igual". Del mismo tenor fueron las declaraciones emitidas apenas días antes del fallecimiento de López Portillo por la hija de uno de los banqueros privados más poderosos de México, Manuel Espinosa Yglesias, fundador de Bancomer. Amparo Espinosa Rugarcía acusó a López Portillo de facilitarle a los extranjeros apoderarse de la banca mexicana al nacionalizarla, acusación un poco jalada de los pelos, por decir lo menos. También dijo que López Portillo debería pedir disculpas por lo que supuestamente le hizo hizo a su padre, e insistió: "Quiero una conferencia de prensa, alguna cosa, no sé exactamente".

El tema es Argentina y Brasil

Lyndon LaRouche tachó estos obituarios y remembranzas de López Portillo como "viles mentiras" para destruir su reputación. El verdadero propósito de los ataques es intimidar a cualquier otro país, como Argentina, digamos, para que no actúe hoy como lo hizo López Portillo en 1982, al romper con el FMI e incorporar a LaRouche en la batalla de forma pública.

"El papel que desempeñó López Portillo en 1982 muestra el potencial que tiene la situación de Argentina hoy día", explicó LaRouche. El presidente argentino Néstor Kirchner amenazaba con una moratoria en el pago de 3,1 mil millones de dólares al FMI que vencía el 9 de marzo, en vez de someter al país a un mayor saqueo genocida. De dar Argentina ese paso, podría detonar una ola de incumplimientos por parte de otras naciones deudoras, lo que pudiera llevar a la bancarrota a todo el sistema del FMI. LaRouche observó que los medios están difamando al ex presidente de una nación vecina con mentiras, y en el proceso intentan destruir a la institución misma de la Presidencia de México, no sólo por Argentina, sino también por Brasil, México y todo el quebrado sistema financiero mundial.

Los sinarquistas que administran el sistema pretenden imponer genocidio y dictadura en el mundo para mantener su control político, y no están dispuestos a tolerar oposición. Esa es la razón por la que esos mismos círculos financieros bloquean la participación de LaRouche en los debates presidenciales y en actividades parecidas en los EU, concluyó LaRouche.

La presente crisis argentina pone el problema de relieve. En los últimos meses ha habido un cambio marcado en la orientación de los EU y otras naciones del G7 (Gran Bretaña, Canadá, Alemania, Italia, Japón y Francia), a favor del "intento adrede de cometer genocidio" en Argentina, dijo LaRouche en una declaración que emitió el 12 de febrero.

Entre los elementos que marcan este cambio se cuentan:

En septiembre de 2003 los EU y las otras naciones del G7 presionaron al FMI a firmar un acuerdo con la Argentina para prevenir que reventara la deuda internacional (y su propia destrucción), lo que habría ocurrido si Argentina incumplía con un pago de 2,9 mil millones de dólares que tenía que hacerle al FMI. El acuerdo se firmó a pesar de que el Gobierno argentino no había llegado a un acuerdo con sus acreedores respecto a 99 mil millones de dólares en bonos que están en mora desde diciembre de 2001. Los "fondos buitres", que especulan con la deuda argentina, protestaron contra esta supuesta capitulación del FMI y los EU a la Argentina, dado que el Gobierno argentino sólo les estaba ofreciendo 25% del valor nominal de sus bonos incobrables. Los fondos buitres son de especuladores financieros cuya especialidad es comprar los bonos sin valor de países que han caído o están por caer en mora a centavos por dólar. Estos buitres entonces exigen el pago del total del valor nominal, y amenazan con entablar demandas para embargar los bienes del gobierno. Su especialidad es carroñear el cuerpo moribundo de naciones empobrecidas en aprietos, de allí el nombre de "fondos buitres".

Pero a diferencia de lo que fue el caso en septiembre pasado, los EU y los países del G7 ahora están apoyando totalmente a los buitres. A principios de 2004 el G7 instruyó al FMI a negarle a la Argentina el empréstito que necesitaba para pagarle al FMI los 3,1 mil millones de dólares que vencían el 9 de marzo. El FMI acató las instrucciones y puso a la Argentina en lista negra, a pesar de que el Gobierno de Kirchner había cumplido con todas las medidas de austeridad que había acordado con el Fondo: recortes presupuestales, reducción de personal, etc. De hecho, de lo único que el FMI acusó al Gobierno de Argentina fue de no "negociar de buena fe con sus acreedores", es decir, ¡que no había aceptado masacrar su economía y población para satisfacer el ansia de sangre de los buítres! Los gobiernos de EU y otros del G7 han devenido en una agencia de cobros para el capital más extremista y rapaz. Como advirtiera LaRouche, ahora los banqueros desquiciados no cejarán hasta "transformar a la Argentina en el Auschwitz de Sudamérica".

De hecho, ya se amenaza abiertamente con recurrir a la fuerza militar contra Argentina o cualquier otra nación que no cumpla. Por ejemplo, en su edición correspondiente al 30 de enero, el Wall Street Journal publicó un artículo de la redactora de su página de las Américas, Mary Anastasia O'Grady, quien recordó que "en el siglo 19 una moratoria a la deuda de tan gran envergadura, bien podría haber provocado un ataque militar. La diplomacia de las cañoneras, el enviar tropas para reclamar haberes de soberanos malapaga, era una práctica aceptable". El 18 de febrero la revista Economist de Londres propuso lo mismo: "Sin un ejercito que lo respalde, un acreedor encontrará la mayor parte de los bienes de un Estado soberano fuera de su alcance".

Argentina, por supuesto, no es la única nación que enfrenta una crisis semejante. El vecino Brasil, con la economía más grande de Iberoamérica, y la deuda más grande de todo el sector en vías de desarrollo, estará en la misma disyuntiva en 2004. Brasil logró salvarse del incumplimiento en 2003 gracias a un conjunto de circunstancias fortuitas, mismas que es virtualmente improbable que vuelvan a repetirse este año.

'Con huevos, mi amigo'

¿Cuál es el único el único peligro real que enfrentan Wall Street y la City de Londres? Que ante crisis semejantes los dirigentes y políticos mundiales encuentren la valentía de actuar como lo hizo el presidente mexicano José López Portillo, y que lo hagan como lo hizo él, en concierto con Lyndon LaRouche; y que sostengan ese coraje ante todas las amenazas y adversidades como lo hizo López Portillo.

Véase el historial de López Portillo, mismo que documentamos en las páginas que siguen. Luego de las medidas audaces que tomó en 1982, López Portillo culminó su gestión de gobierno y adoptó el silencio tradicional de los ex presidentes mexicanos, pero nunca denegó lo que había hecho, ni con quién lo hizo.

Más de 12 años más tarde López Portillo al fin rompió su silencio público, porque Méxicó cayó "fatalmente frente al peor de los vicios del capitalismo: el capital especulativo estéril". En un par de entrevistas de prensa que concedió a principios de 1995, López Portillo defendió su gestión de gobierno: "Logramos un período interesante de desarrollo de México, duplicamos la planta industrial, creamos más de cuatro millones de empleos (y yo sostengo que en México gobernar es crear empleos)". Y volvió a reiterar que el "financiamiento especulativo es vicioso y no nos sirvió. . . Se pasea por el mundo arruinando a los países como nos acaba de arruinar a nosotros".

Tres años después, el 8 de septiembre de 1998, apareció un artículo que escribió López Portillo en el diario El Universal, en el cual dijo: "A pesar de los años y de que hemos sido buenos alumnos del Fondo Monetario Internacional, siguen nuestros problemas sin resolver y básicamente los mismos, porque las soluciones, basicamente, están afuera. Tiempo es de que avancemos en el sentido, ordenando la producción mundial y no sigamos sujetos a las exigencias monetarias que, en su fatalidad, nos someten y agobian. . . Medítese en ello. Lo dije como Presidente; lo repito ahora como ex presidente".

El 9 y 10 de septiembre de 2002, con motivo de conmemorarse el vigésimo aniversario de su histórica nacionalización de la banca, el diario Excélsior publicó una extensa entrevista con el ex mandatario. Hubo un intercambio humoroso cuando se le preguntó a López Portillo sobre el hecho de que la mayor parte de la banca de México hoy está en manos extranjeras.

"¿Es difícil recuperarla?" le preguntó Excélsior al hombre que la nacionalizó.

"Claro".

"¿Pero cómo recuperarla?"

"Con una nueva expropiación".

"Pero no hay un presidente nacionalista, como usted que expropió la banca en 1982, ¿cómo expropiar ahora?"

"Con huevos mi amigo. Desde ese punto de vista sí creo haberlo sido [un nacionalista]".

En lo tocante a LaRouche, López Portillo fue inflexible. Como dijo de forma sucinta luego de oír un discurso que pronunció Helga Zepp–LaRouche en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística el 1 de diciembre de 1998: "Ahora es necesario que la sabia palabra de Lyndon LaRouche se escuche en el mundo".

Cuando, luego de una ausencia de 20 años, LaRouche finalmente pudo regresar a México, a Saltillo en noviembre de 2002, conversó por teléfono con su viejo amigo y compañero de luchas. LaRouche dijo lo siguiente sobre López Portillo, en una entrevista de televisión que le hiciera durante esa visita el arquitecto Héctor Benavides, conductor de un programa de mucha sintonía:

Benavides:"Usted estuvo hace 20 años en México, ¿qué cambios importantes observa en estos 20 años que no regresó a nuestro país?"

LaRouche:"He estado aquí en espíritu y en mente, observando muy de cerca a México. Tengo amigos muy queridos, como el ex presidente José López Portillo. Nosotros pensamos de modo parecido, y nos acordamos de lo que debería haber ocurrido y lo que queremos. No para mí, yo no soy mexicano, pero es una idea bella y él, el ex presidente López Portillo, es una persona bella. En 1982, con un ataque contra Argentina y México, entraron como zopilotes para saquear a las naciones".

P:"¿Puede suceder en México lo que ocurrió en Argentina?"

LaRouche: "Claro que sí, y rápido. Lo único que se necesita es la dolarización de la deuda y una situación como la que ahora pasa en Brasil, y todo México puede ser barrido".

¿Cómo evitar que eso suceda?

LaRouche: "En México, ustedes tienen reservas —yo lo conozco— es el liderato, el liderato central, que de movilizarse, sí tiene la capacidad intelectual de jugar ese papel. Y eso lo ejemplifica el ex presidente López Portillo. Eso representa la capacidad intelectual en México y en sus instituciones, con lo que López Portillo trató de hacer entre agosto y octubre de 1982. . .Tenían un presidente mexicano con una comprensión de la ley natural, de la historia, con una me