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Los banqueros van por la sangre del pobre
El alza en las tasas de interés reventará a Iberoamérica


Algunos de los confundidos presidentes que se reunieron el 12 y 13 de enero en la Cumbre de las Américas en Monterrey, México, ahora temen un alza en las tasas de interés de EU.

por Gretchen Small

Incluso un pequeño aumento en las tasas de interés de Estados Unidos, como la que todo el mundo espera que anuncie pronto el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, hará que reviente la burbuja de la deuda iberoamericana, junto con la del resto del llamado Tercer Mundo. Aunque por mucho menor, en términos financieros, que otras burbujas que también están por estallar por el alza en las tasas de interés —por ejemplo, la deuda externa combinada de Brasil, Argentina y México asciende a casi un billón de dólares, en comparación con los 12 billones, según cifras conservadoras, de la burbuja hipotecaria de Estados Unidos—, la explosión de esta bomba de la deuda tendría consecuencias políticas igual de graves. De no intervenir los gobiernos, lo que se avecina es una desintegración generalizada de la región, más impresionante que el efecto de las crisis de los bonos rusos GKO y de la deuda brasileña en 1998–99. En términos del terror social sobrepasaría incluso la ruina del derrumbe del sistema bancario y del Gobierno de Argentina, y su consiguiente incumplimiento de diciembre de 2001.

El volcán brasileño

En la edición de la 1a quincena de abril de 2004 de Resumen ejecutivo advertimos que la deuda de Brasil estallaría en cuanto terminaran las condiciones que favorecieron a los acreedores de Brasil en el 2003 (bajas tasas de interés en Estados Unidos, un dólar devaluado, una baja calificación del riesgo país, alta inversión extranjera, y la luna de miel del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva con sus gobernados, quienes toleraron su austeridad, que fue aun más brutal que la de sus predecesores). Esa realidad ya está aquí. Con una deuda externa real que rebasa los 500 mil millones de dólares, Brasil es el mayor deudor del Tercer Mundo. Y cuando se vaya, el vecindario entero se irá con él.

La estabilidad financiera ficticia del Brasil comenzó a desintegrarse a principios de mayo, en cuanto los capitales "golondrinos"comenzaron a emigrar , en preparación para la próxima alza de las tasas de interés en los Estados Unidos. A su salida, dejaron a la moneda brasileña por los suelos y a las tasas de interés por las nubes, junto con el mentado índice del riesgo país.

Todo el año pasado las condiciones particulares se dieron para que Brasil le dedicara al servicio de su deuda pública las mayores cantidades de dinero de su historia, al parecer sin mayor riesgo de incumplimiento, aunque la deuda total siguió creciendo. A medida que esas condiciones especiales en el entorno internacional empezaron a desaparecer, se hizo evidente lo que esta publicación ha señalado por meses, que la deuda pública de Brasil es impagable. El proceso que se desató a principios de mayo conduce inexorablemente, y probablemente más temprano que tarde, a la explosión de la bomba de la deuda brasileña.[FIGURE 51]

Puede que semejantes estratagemas fascistas saqueen aun más a los hambrientos, si los dejan, pero no hay nada que salve a esta burbuja de la deuda. La deuda ya es impagable, y un alza en las tasas de interés sólo agudizará el problema. El asunto es político: ¿cómo sobrevivirán los gobiernos de la región a la próxima explosión? ¿Cómo pueden proteger a sus naciones? Tendrán que unirse a otras naciones para romper con el sistema que los está aplastando, como ha planteado el precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche.

El principal mecanismo del FMI para asegurar que Iberoamérica cumpla con sus pagos son las condiciones del superávit presupuestal primario, que son los ingresos del gobierno menos todos sus gastos, excepto los pagos de deuda. Esto ha hecho de los gobiernos de la región meros vehículos de los bancos para obtener su tajada del PIB.

En 2003 el Gobierno de Lula, que heredó una economía en quiebra, decidió hacer del pago de la deuda su principal prioridad. En su primer año de gobierno alcanzó un superávit histórico de 4,38 por ciento del PIB. Sin embargo, eso sólo alcanzó para pagar la mitad de los intereses que vencían ese año. Brasil pagó la asombrosa cifra de 50 mil millones de dólares en intereses en 2003, 40 por ciento del presupuesto, ¡y la deuda de todas maneras creció!

Para generar un superávit en el primer trimestre de 2004, el gobierno desembolsó sólo 2,8 por ciento de la inversión total presupuestada para el 2004, a sólo 80 de 323 proyectos aprobados. Para el 26 de marzo no se había gastado ni un solo real en los programas de "inclusión social", ni en los de ciencia y tecnología. Sólo 12,7 millones de reales se gastaron en proyectos de irrigación, y 71 millones en arreglar las derruidas carreteras de Brasil, y ni hablar de construir nuevas ferrovías.

El Gobierno de Lula ahora enfrenta una crisis social y política, que a lo mejor no libra. La policía federal y otros empleados públicos organizan huelgas; las familias de los militares han salido a las calles, con apoyo del alto mando del Ejército; el Movimiento de los Sin Tierra (MST) y sus aliados jacobinos amenazaron con un "abril rojo" con una ola de invasiones; etc. Algunos dicen que a lo mejor botan a Lula, como hicieron con el presidente argentino Fernando de la Rúa en diciembre de 2001. Pero, Argentina es un país de 32 millones de habitantes, y ¡Brasil tiene 170!

Los banqueros van por la sangre del pobre

Los expertos financieros mundiales cayeron ahora en cuenta de este problema. Desde el 2 de abril todos, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la revista Economist de Londres, han advertido que un alza en las tasas de interés hace peligrar a toda la deuda iberoamericana. Pero, sin excepción, sus propuestas son psicóticas y genocidas, pues sólo consisten en aumentar el ritmo de saqueo para "suavizar" los efectos de la crisis en ciernes, pero para los bancos.

El economista en jefe del FMI, Raghuram Rajan, advirtió el 14 de abril que, a como ven los banqueros al Tercer Mundo y a las naciones del antiguo bloque soviético, al subir las tasas de interés en Estados Unidos, como es "inevitable" que suceda, habrá "graves efectos adversos" en los "mercados emergentes". Este espectro también rondó en la reunión anual del (BID), realizada del 29 al 31 de marzo en Lima, Perú, misma que congregó a más de 7.000 personas.

El mensaje del presidente del BID, Enrique Iglesias, fue que Iberoamérica disfruta ahora una recuperación económica, con lo cual quiso decir que los flujos de capital —mantenidos a flote con altos precios de las mercancías, tasas de interés inusualmente bajas y un dólar devaluado— le han permitido a las naciones iberoamericanas cumplir, en general, con sus pagos de deuda externa. Pero, advirtió, estas circunstancias "favorables" están a punto de desaparecer.

El Wall Street Journal captó la calidad surrealista de las discusiones en Lima en un artículo publicado el 12 de abril, en el que nota la ironía de que, mientras Iberoamérica "florece", la proporción entre la deuda de la región y su PIB (Producto Interno Bruto) creció entre 1977 y 2002, de 37 a 51 por ciento, a pesar de los miles de millones de dólares en privatizaciones de servicios estatales que recibieron, y la inversión extranjera cayó 20 por ciento, el desempleo se disparó de 10 a 15 por ciento, y al menos 20 millones de personas cayeron por debajo del nivel de pobreza. "Si todo esto ocurre en los tiempos buenos. . . ¿qué puede esperar Latinoamerica cuando las tasas de los préstamos empiecen a subir de nuevo, como lo harán en cuanto las tasas de interés aumenten en Estados Unidos?", preguntó el Journal.

Por tanto, los banqueros exigieron que se tomen provisiones para aumentar el ritmo de saqueo de la región: modernizar más al Estado privatizando lo que es su responsabilidad, destruir las leyes laborales, brindar más alicientes a los inversionistas extranjeros. Los gobiernos tienen que "abstenerse de hacer cambios unilaterales a las normas de procedimientos y acuerdos" con el sector privado, ordenó Iglesias. No debe permitirse ningún "cambio", como obligar a las empresas estatales privatizadas a cumplir las obligaciones contractuales de ofrecer servicios adecuados e inversión continua, tal como está considerándolo el presidente argentino Néstor Kirchner.

Estas son la mismas políticas que han desangrado a Iberoamérica al punto de la muerte. Iglesias admitió que al menos 44 por ciento, o sea, 227 millones de las 480 millones de personas que habitan la región, ahora vive por debajo del nivel de pobreza. Como los financieros ya se han hecho de la mayoría de los bancos, empresas estatales y sistemas de pensiones, ahora buscan chuparle hasta la última gota de sangre a esta masa de gente. Así se lo dijo el dizque gurú de la economía informal Hernando de Soto al Wall Street Journal tras la reunión: "Los pobres son nuestra única esperanza".

En la conferencia del BID hubo un seminario sobre cómo convertir las remesas —el dinero que los millones de hispanos mandan a sus hogares desde Estados Unidos para mantener con vida a sus familias— en un nuevo flujo de liquidez que los salve. Las remesas podrían alcanzar los 450 mil millones de dólares en los próximos diez años, y sólo entre 5 y 10 por ciento de los hogares que reciben dichas remesas lo hacen a través de un banco, según un estudio del BID que se presentó en Lima. Así es que están organizando una "industria de las remesas" (!).

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