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Conmoción en EU:

LaRouche es el puntero


Lyndon H. LaRouche, aspirante a la candidatura presidencial del Partido Demócrata para las elecciones del 2004 en los EU

El hecho de que Lyndon H. LaRouche ocupe el primer lugar de todos los precandidatos presidenciales demócratas en los Estados Unidos, en términos de las contribuciones financieras individuales que ha recibido para su campaña, ha conmocionado al país y al mundo. "Una sólida recabación de fondos por parte de Lyndon LaRouche", informó el 3 de mayo el New York Times, un diario cuya política declarada hasta hace poco era no decir nada de LaRouche que no fuera negativo. El artículo señala que, "Lyndon LaRouche, un antiguo candidato a la Presidencia que contiende como demócrata, ha recabado suficiente dinero para competir con algunos de los principales candidatos demócratas en la contienda de 2004. El señor LaRouche, un economista de 80 años de edad, ha recabado más de 3,7 millones de dólares en lo que va de la campaña, gran parte de ello en contribuciones pequeñas y por la internet", dice el cable de la Prensa Asociada publicado por el Times, y por muchos otros periódicos estadounidenses y extranjeros.

No obstante ser el primero entre los precandidatos, la mafia que controla al Partido Demócrata en la actualidad hasta el momento se rehusa a que participe en los debates presidenciales, lo que ha causado un escándalo. El 28 de abril, el concejal Edward Robinson de Florence, Carolina del Sur, sostuvo una conferencia de prensa donde dio a conocer una carta abierta a Richard Harpootlian, presidente estatal del Partido Demócrata, exigiendo la participación de LaRouche en el primer debate de los candidatos, que tendría lugar en ese estado el 3 de mayo. "El intento de limitar el proceso de selección a un número preestablecido de candidatos, designados por los medios noticiosos y por un puñado de gente en el partido nacional, es discriminatorio", decía la carta. Según los informes de prensa, entre los firmantes de la carta exigiendo la participación de LaRouche estaba Theo Mitchel, quien fuera senador estatal por muchos años y candidato demócrata a gobernador de Carolina del Sur; la doctora Joycely Elders, quien fuera la inspectora general de salud de los EU en el gobierno de Bill Clinton; y por ocho legisladores del estado.

Asimismo, en el programa "Crossfire" de la CNN, los moderadores Robert Novak y James Carville —este último, coordinador de la primera campaña presidencial de Clinton— cuestionaron la decisión de excluir a LaRouche. "Los que estén en el debate escuharán a Carol Mosely–Braun y a Dennis Kucinich, pero no a Lyndon LaRouche, quien dice contender por la Presidencia como demócrata", dijo Novak. "¿Qué hace a LaRouche tan distinto de Carol Moseley y de Dennis para excluirlo del debate? Supongo que será que el purgó una sentencia en la cárcel y ellos no". A lo que Carville respondió: "¿Sabes? Yo recuerdo cuando en los debates republicanos tenían a luminarias tales como Garry Bauer y Alan Keyes, que no tenían ninguna posibilidad real de elección a la Presidencia, sentados ahí".

Pero la creciente influencia de LaRouche no sólo se refleja en una actitud menos hóstil por parte de los órganos de difusión, sino en cómo estos mismos medios recurren a sus evaluaciones para explicar la presente política de Washington, como se ve en las denuncias publicadas por la gran prensa contra los straussianos que dominan al gobierno de George W. Bush. Asimismo, el pujante Movimiento de Juventudes LaRouchistas tiene asustada a la mafia que controla al partido. El sitio electrónico del Partido Demócrata, democrats.com, publicó un intercambio que refleja ese temor. Los jóvenes larouchistas, dijo uno, "se presentan a las reuniones ciudadanas de los congresistas. Son jóvenes, saben expresarse con una claridad increíble. . . y de una forma concisa pueden dar una descripción completa y explicar el peligro de un Estado policíaco de los neoconservadores. LaRouche dice que tiene tanto dinero y votos como algunos de nuestros candidatos principales. No estoy elogiando a LaRouche, pero sí quiero saber por qué estamos dejando que se lleve a los votantes más jóvenes, que en realidad debían ser nuestros".

Ya no será fácil marginarlo

Otro le responde: "En cuanto a LaRouche, tengo la extraña sensación de que ya no podremos marginarlo tan fácilmente como lo hicimos en el pasado. Si realmente tiene la conexión con los jóvenes activistas, entonces eso es algo a lo que el partido debiera sacarle jugo, ya que necesitamos todo el apoyo de la base que podamos obtener".

Según un boletín de prensa que emitió el 26 de abril LaRouche in 2004, el comité de campaña de LaRouche, el aspirante a la candidatura presidencial del Partido Demócrata para las elecciones del 2004 en los EU, LaRouche ha recibido el mayor número de contribuciones financieras individuales de los candidatos demócratas, como informó la Comisión Federal Electoral (CFE) de los EU. LaRouche también ocupa el primer lugar entre los candidatos en dinero recabado por concepto de "contribuciones no pormenorizadas", es decir, los aportes de personas cuyas contribuciones acumuladas suman menos de 200 dólares.

Las cifras oficiales de la CFE, que aparecen en su página electrónica, www.fec.gov, indican que LaRouche recibió 7834 contribuciones de individuos. En comparación, John Kerry recibió 6257, John Edwards 5582, Howard Dean 4090, y Dick Gephardt 2744. Además, LaRouche recabó 1.325.061 dólares por concepto de contribuciones no pormenorizadas, muy por encima de los 407.299 que recabó Kerry, los 242.745 de Edwards, los 786.237 de Dean, y los 179.046 de Gephardt.

De entre los diez precandidatos demócratas, LaRouche ocupa el cuarto lugar en el total de dinero recabado, con 3,7 millones de dólares, sólo superado por el senador John Kerry de Massachusetts, el senador John Edwards de Carolina del Norte y el congresista Gephardt de Misurí. LaRouche recabó más dinero que el senador Joe Lieberman, quien fuera el candidato vicepresidencial demócrata en las elecciones de 2000. También recabó más que el ex gobernador de Vermont, Howard Dean, y el senador Bob Graham de la Florida, y opacó por completo al congresista Kucinich de Ohio y a la ex senadora Moseley–Braun de Illinois. Cabe señalar que parte considerable de los fondos de Kerry y de Gephardt se transfirió de campañas previas.

Las cifras oficiales prueban que la orden del Comité Nacional Demócrata (DNC, siglas en inglés), de excluir a Lyndon LaRouche de los foros y debates de los candidatos, es una componenda política flagrante, que hace caso omiso del criterio más objetivo del apoyo con que cuenta un candidato: el dinero que haya recabado y su base de contribuyentes.

Por su parte, LaRouche in 2004, el comité de campaña de LaRouche, anunció que hasta el 31 de marzo de 2003, 18.079 personas habían contribuido a la campaña. El número de contribuyentes que tiene un candidato se considera como uno de los principales indicadores de su apoyo popular, a diferencia del de las élites.

Por supuesto, el gran apoyo popular con que cuenta LaRouche no es nada nuevo. En los 1980, los candidatos larouchistas por lo general ganaban entre el 15 y 30% de la votación. El 18 de marzo de 1986, dos colaboradores de LaRouche ganaron las candidaturas del Partido Demócrata a vicegobernador y a secretario de estado en Illinois, en las elecciones primarias de ese estado, lo que provocó que Henry Kissinger y otros exigieran detener a LaRouche con investigaciones y enjuiciamientos. El encuestador J. Michael McKeon, quien predijo la victoria de LaRouche en Illinois, le dijo a la revista EIR el 24 de junio de 1986: "LaRouche cuenta con el apoyo sólido como de un 25% del electorado del país".

¿'Debates' sin LaRouche?

Así que ahora tenemos el espectáculo de los liliputienses del DNC, desatendiendo la explosión financiera mundial y el golpe contra la Presidencia por parte de la facción imperial del vicepresidente Dick Cheney, que tratan frenéticamete de impedir la participación del gigante intelectual y estadista mundial LaRouche en los debates de los candidatos. La participación de LaRouche haría explotar los debates, trayendo la realidad y las soluciones a la discusión, y obligaría a llevar a cabo la verdadera campaña presidencial que los EU necesitan con desesperación, para deshacerse de la política de los gallinazos de corte nazi.

En la campaña del 2000, Don Fowler, ex presidente estatal del partido y posteriormente presidente del DNC, estableció una regla especial para excluir a LaRouche, usando el mismo argumento racista empleado para excluir de las convenciones del Partido Demócrata nacional en los 1960 a los delegados del "Mississippi Freedom Democratic Party", la facción antisegregacionista del Partido Demócrata de Misisipí: que el Partido Demócrata es un club privado que puede excluir a quien le dé la gana, y al diablo con la realidad. Esto, al tiempo que se autoproclaman "el partido de la inclusión".

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