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Chávez se aferra al FMI en Venezuela

por Valerie Rush y David Ramonet

El mentalmente inestable presidente venezolano Hugo Chávez Frías, ese gran "revolucionario", nunca se resolvió a romper con las medidas del Fondo Monetario Internacional y de Wall Street. Ahora su Gobierno está empeñado en realizar una maniobra financiera, coordinada por el banco Credit Swisse–First Boston, para conseguir los fondos necesarios para pagar el servicio de su deuda esxterna, de 22 mil millones de dólares, que vence este y los próximos años, mientras que el aparato productivo nacional yace postrado.

La economía nunca se recuperó de las desquiciadas medidas de austeridad chavistas, cuyos efectos empeoraron con el llamado paro cívico de principios de año en Venezuela, que por dos meses paró en seco al principal generador de ingresos nacional, el sector petrolero. El Gobierno ha usado el gasto público para frenar el descontento popular, pero, a falta de ingresos, recurrió a un manejo siniestro del endeudamiento que llevó la deuda pública interna, de 2,3 billones de bolívares en 1998, a más de 18 billones este año. La consecuencia ha sido la inflación, la paralización de la banca y el crédito privado, el cierre de empresas, el desempleo y la caída súbita del poder adquisitivo de la población. Pero todos estos parámetros no asustan para nada al desquiciado presidente Chávez, pues su objetivo es "revolucionar el modelo de desarrollo".

Chávez insiste en la necedad de que el modelo de los países industrializados no puede reproducirse, porque dizque requeriría "10 planetas Tierra" el poder satisfacer a toda la población mundial. En consecuencia, Chávez ha destruido a la clase media, que constituía la cuarta parte de la población, reduciéndola al 16%, ha generado un desempleo de 21% y ha elevado el empleo informal al 64%. Quiere impedir el desempleo por decreto, prohibiendo los despidos en las empresas hasta enero de 2004, más que nada para impedir que, además del empleo, la gente pierda la fe en la "revolución bolivariana". Pero el recibir un salario no significa nada, si no hay nada que comprar. Los que tienen trabajo, ahora enfrentan la escasez de alimentos tan elementales como la harina de maíz, el pollo, los huevos, la carne y la leche.

No obstante, el Gobierno de Chávez tiene una prioridad inamovible: el pago de la deuda externa. El ministro de Hacienda Tobías Nóbrega anunció una nueva emisión de bonos denominados en dólares, por un monto de 2.000 millones de dólares, con los cuales se propone recomprar los "bonos Brady" venezolanos, y reducir la presión sobre el tipo de cambio en el mercado paralelo, que lo ha llevado a casi 3.000 bolívares por dólar, ya que el rígido control de cambios que lo fija en 1.600 bolívares por dólar le impide a los empresarios que no juren fidelidad a la "revolución" el acceso a las divisas.

La deuda pública, principalmente en manos de la banca privada, tiene al sistema bancario en un estado precario. Según el diario El Nuevo Heraldo del 14 de julio, algunos analistas advierten de un desplome inminente. El director del Centro de Investigaciones Económicas de la Universidad Internacional de Florida, Jorge Salazar Carrillo, dijo que "esta explosión de la economía llegará, y entre las primeras víctimas estará el sistema bancario. En 1994, de hecho hubo una situación de iliquidez. Hoy existe una situación potencial de insolvencia".

En 1994, la banca venezolan tenía menos del 25% de sus activos en bonos del gobierno. Hoy los bonos gubernamentales constituyen más del 60% de los activos de la banca. Debido a que los ahorristas no pueden comprar dólares, se ven obligados a depositar sus ahorros (las cuentas corrientes crecieron 8,5% y las de ahorro 5%), pero los depósitos de la banca los toma el Gobierno a cambio de sus bonos de deuda pública, sin posibilidad de colocarlos en forma de préstamos para la producción. En lo que va del año la cartera de créditos cayó 16%, aparte de que son pocos los que aceptan invertir por su cuenta, a condición de someterse a los dictados del régimen.

Pero la deuda pública interna aumenta el peso de la misma sobre el presupuesto, de hecho es impagable en efectivo, y el gobierno simplemente obliga a los bancos a aceptar más bonos, pues no pueden declarar al Gobierno en "cartera vencida". Pero la situación es autodegenerativa, porque socaba la base misma del ingreso fiscal. El economista Alexander Guerrero lo resume así: "La creciente deuda pública interna con la banca va a la insolvencia, porque la economía sufre una fuerte contracción y no genera los recursos para pagar la deuda".

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