Otros artículos importantes

El llamado de Menges a desatar una yihad contra el Brasil apareció publicado por el Washington Times de los moonies
'¿Por qué parar en Iraq? ¡Vamos por Brasil!'

por Dennis Small

• "Muy bien podría provenir una nueva amenaza terrorista y de proyectiles nucleares de un eje que incluya a la Cuba de Fidel Castro, al régimen de Chávez en Venezuela y [al país X]."

• "[El país X tiene] muchos sectores avanzados, incluyendo el aerospacial y la industria militar. De 1965 a 1994, este país tuvo un programa activo para el desarrollo de armas nucleares. [Después de eso, hubo] planes militares secretos para construir una bomba atómica".

• "China, que de manera activa ha cortejado al sector militar [del país X]. . . le ha vendido uranio enriquecido y ha invertido en su industria aeroespacial, resultando en un satélite conjunto de captación de imágenes y de reconocimiento".

• "[El país X muy pronto podría] restablecer sus programas de proyectiles y de armamento nuclear, desarrollando estrechos vínculos con estados patrocinadores del terrorismo como Cuba e Irán. [Esto podría llevar] a que aumente drásticamente la amenaza de un ataque terrorista en los EU".

"Este desastre para la seguridad nacional de los EU. . . puede y debe prevenirse. El nuevo eje aún es prevenible. El gobierno de Bush y otras democracias [deben]. . . actuar a tiempo para evitar que esto suceda".

¿Suena como el más reciente desvarío del secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, quien exige la guerra contra Iraq? ¿O como uno de los lunáticos del Instituto Hudson, ideólogos de un nuevo orden mundial utópico, para justificar un ataque nuclear israelí contra cualquiera de la media docena de países árabes en su lista negra?

Casi. . . pero no exactamente.

Las citas sí son de uno de los numerosos orates que aloja el influyente Instituto Hudson; en este caso, Constantine Menges, un investigador de dicho instituto. Sólo que el país escogido de blanco no es Iraq; es Brasil.

Menges ha tenido, digamos, una carrera muy variada. Obtuvo un doctorado en relaciones internacionales de la Universidad de Columbia. En 1961 ayudó a varios individuos a escapar mientras se construía el Muro de Berlín. En 1963 trabajó en Misisipí por la igualdad de derechos para los votantes. Para 1968, ya estaba en la Corporación RAND, el criadero de muchos de los integrantes de la facción belicista que ha tomado control del gobierno de Bush. De 1981 a 1983, Menges era agente nacional de inteligencia para Iberoamérica de la CIA. De 1983 a 1986, durante los años decisivos de la operación de Irán y los Contra del gobierno de Reagan y Bush, era asesor presidencial en el Consejo de Seguridad Nacional.

Hoy Menges funge como investigador del Instituto Hudson, un centro ideológico de Washigton, que se ha convertido en una fuerza importante para sentar pautas en el gobierno de Bush. El Hudson se financia a través de una red de fundaciones exentas de impuestos, encabezadas por la Fundación Olin, la Fundación Bradley, la Fundación Smith Richardson y los fondos de la familia Mellon Scaife.

Entre los miembros más prominentes de su junta directiva se encuentran Richard Perle, presidente de la Junta sobre Política de Defensa del Pentágono, y Conrad Black, el multimillonario de la Mancomunidad Británica que es dueño de la Corporación Hollinger Corp., el Daily Telegraph de Londres, y el Jerusalem Post. Meyrav Wurmser, directora del programa del Oriente Medio del Instituto Hudson, tiene vínculos extensos con los servicios de inteligencia de Israel a través de su trabajo anterior como cofundadora y directora del Instituto de Investigación de los Medios Informativos del Oriente Medio.

Menges influye directamente en sentar las pautas del gobierno de Bush hacia Iberoamérica, a través de lo que una fuente bien enterada de Washington describió como su estrecha relación de trabajo con el cubano-americano Otto Reich, secretario auxiliar de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental.

El llamado de Menges a desatar una yihad contra el Brasil apareció en una serie de artículos publicados por el Washington Times de los moonies, el 7 de agosto, en el semanario neoconservador Weekly Standard del 29 de julio, y en otros órganos. Alega que el izquierdista Luiz Inacio "Lula" da Silva muy bien podría ganar las elecciones presidenciales del Brasil el 6 de octubre, y que dicha victoria establecería un "nuevo eje de la maldad" en torno a la Cuba de Castro, la Venezuela de Hugo Chávez, los terroristas de las FARC de Colombia y, por supuesto, Brasil. Pronto se sumarían Bolivia, Ecuador, y Perú, dice Menges. Si "esos regímenes reclutan tan sólo a una décima parte del uno por ciento de los 30 millones de varones en edad militar para un ataque terrorista contra los EU, eso significaría que 30.000 terroristas nos llegarían por el sur".

Aunque la aritmética es buena, el análisis político es malo. A Menges y a sus amigos utopistas del Instituto Hudson realmente no les preocupa Lula. Lo que les preocupa es que Brasil se salga del redil de los intereses financieros angloamericano que ellos representan.

Brasil es el país más grande de Iberoamérica en cuanto a población, territorio y economía, y es la única nación de la región que ha logrado conservar siquiera la apariencia de soberanía, ante la embestida de la oligarquía financiera internacional y sus políticas de cero crecimiento económico, apartheid tecnológico, despoblación maltusiana, y guerra. En suma, una nueva era de tinieblas.

Brasil y la alternativa de LaRouche

De allí que Menges ataque con mayor saña a los sectores de tecnología avanzada del Brasil, en especial sus programas nucleares y aeroespaciales, y embiste una y otra vez contra la cooperación de Brasil con China en esas áreas.

Aunque durante sus dos gobiernos consecutivos el presidente Fernando Henrique Cardoso se ciñó a las reglas de la globalización, y defendió políticas económicas de libre comercio, también dejó abiertas otras posibilidades, en especial respecto a China y otras economías asiáticas.

En el 2002, la élite brasileña quedó pasmada al ver como el FMI y la oligarquía financiera arrasaron con la vecina Argentina. Fueron estos estratos los que decidieron, a medidados de año, que era hora de oír directamente lo que tenía que decir el precandidato presidencial estadounidense Lyndon H. LaRouche, sobre exactamente cuáles son las opciones que tiene un país como Brasil. De ahí la histórica visita de LaRouche a ese país, en junio de este año.

Aunque Menges no propone explícitamente un ataque militar de los EU contra Brasil, sus planteamientos son idénticos en esencia a los que esgrimen sus colegas ideólogos del Instituto Hudson, tales como Perle, para justificar la guerra contra Iraq. No es de sorprender, entonces, que muchos de la élite que sienta las pautas en Brasil, estén seriamente preocupados de que se cocinen semejantes planes. Si se le hace a Iraq, razonan, ¿por qué no hemos de ser nosotros los próximos? Ven esta amenaza militar como parte de un intento de acaparar el petróleo y otros recursos, de hacerse del Amazonas y otras áreas. Y piensan que el llamado a una intervención militar directa estadounidense o supranacional en la guerra contra el narcoterrorismo en Colombia —que emana de ciertos círculos en Washington, y que el presidente colombiano Álvaro Uribe tolera—, podría dar pie a una presencia militar extranjera en Sudamérica. ¿Suena paranoico?

Los brasileños no están paranoicos, comentó LaRouche. El de Menges y otros planes relacionados muy bien podrían devenir en política de los EU. Es cierto que el acaparamiento de los recursos naturales es parte de esos planes, pero el impulso general de esa política, recalcó, acarrearía una nueva era de tinieblas planetaria. La fuente del problema es que la locura ha hecho presa de la Casa Blanca, y a resultas, cualquier lunático con ideas alocadas como Menges, puede presentarlas. El plan de Menges y otros relacionados debierán listarse bajo el título, "locuras vendibles", bromeó LaRouche.

El ángulo del IEEPA: petróleo, y más

La cábala de lunáticos que se ha adueñado del inestable gobierno de Bush se autodenominó, durante la contienda electoral, como los "vulcanos". Incluye a Perle, al subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz, y al vicepresidente Dick Cheney, y su influencia se extiende al secretario de Defensa Donald Rumsfeld y a otros. EIR ha documentado que al centro de esta cábala política se encuentra el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticos Avanzados (IEEPA), el centro ideológico con sedes en Jerusalén y Washington que cocinó la política que ahora se aplica en la pretendida guerra contra Iraq. La misma se presentó entonces en un documento titulado "Un rompimiento limpio: Una nueva estrategia para asegurar el reino", entre cuyos autores estaban Perle y Wurmser, ambos hoy con el Instituto Hudson. El documento proponía una serie de guerras, incluyendo contra Iraq, para redefinir radicalmente el mapa político del Oriente Medio. Los del IEEPA lograron venderle esa política de inmediado al gobierno israelí de Benjamín Netanyahu, y pocos años después lograron imponérsela al gobierno de Bush.

Resulta que esa misma pandilla del IEEPA también tiene un plan utópico detallado para Iberoamérica, que va de la mano con la propuesta de guerra contra Brasil de Menges.

El 18 de julio de 2002, Rich Lowry, director de National Review,, la revista de la derechista familia Buckley, publicó un artículo refiriéndose de forma favorable a los planteamientos del investigador el IEEPA, Paul Michael Wihbey, al efecto de que los EU deben dejar de depender del petróleo del golfo Pérsico, y más bien deben obtener el control estratégico de los grandes campos petroleros del Atlántico Sur, tanto en África Occidental, como en la plataforma continental del Brasil. "La costa brasileña y la del occidente africano son parte de la misma cuenca geológica", dice. Para establecer control, Wihbey propone formar un "Bloque de Libre Comercio del Atlántico" y una "Red Energética Norteamericana", que juntaría los recursos de los EU, México (país petrolero) y Canadá.

El 16 de marzo, Wihbey dijo en testimonio ante el Congreso, que los EU debían establecer un comando militar del Atlántico Sur para imponer esta política energética. Y el 1 de octubre de 2001, el International Herald Tribune citó a Wihbey elogiando el informe energético elaborado por Cheney, mismo que el gobierno de Bush ha adoptado como su política. "Un posible resultado —dijo Wihbey— sería la creación de una red energética de Norteamérica incluyendo a México y Canadá, seguida de una mayor integración energética con Sudamérica". El artículo elogió el plan de Cheney como "el principio de los cambios más radicales en la política energética de los EU desde la crisis petrolera de los 1970".

Esta política es la causa de la tremenda presión que se ejerce sobre el gobierno de Vicente Fox en México, para que desregule y privatice —es decir, que ponga en manos extranjeras— el enorme sector energético del país.

Además de codiciar el petróleo brasileño y mexicano, al IEEPA y los vulcanos también se le cae la baba por Venezuela. Limor Menirav, uno de los investigadores del IEEPA, escribió hace poco que Venezuela podía y debía aumentar enormemente sus exportaciones de petróleo "con una economía de libre mercado. . . [y] poniendo en marcha procesos de privatización". Y Robert J. Loewenberg, presidente del IEEPA se desaforó en elogios al golpe ultraderechista dentro del golpe, que trató de derrocar al régimen venezolano de Chávez, planteando el asunto en términos estríctamente medioevales. El golpe contra Chávez "fue una revolución, pero no siguiendo los lineamientos de la Ilustración", dijo Loewenberg. "Esta fue una verdadera revolución acorde a los antiguos principios de la ley natural", dijo. "Honor a los hombres de Venezuela".

Cabe notar que elementos importantes de la oposición a Chávez en Venezuela, hoy día comparten esta perspectiva, y responden a Menges y a gente de su calaña, como su compinche del Departamento de Estado, Otto Reich, y sus aliados derechistas en la comunidad cubana en el exilio en Miami.

<< Página Anterior