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El golpe, y el contragolpe
Realmente, ¿qué es Hugo Chávez?

La mayoría de los órganos de difusión internacionales han presentado los hechos ocurridos en los turbulentos días del 12 y 13 de abril en Venezuela —cuando el teniente coronel Hugo Chávez fue depuesto, y 48 horas más tarde, vuelto a poner como Presidente de Venezuela—, como el caso de un rebelde "David" frente al "Goliat" de los Estados Unidos. Aunque a todas luces es evidente que participaron elementos del gobierno de EU en el golpe, y que éstos fueron decisivos en la maniobra que intentó convertirlo en un golpe de la Sociedad Mont Pelerin, al estilo Pinochet, Chávez no es la víctima inocente ni el nacionalista tercermundista que pretende ser.

De hecho, Hugo Chávez es un proyecto político de Londres y de Wall Street, cuyos agentes lo han moldeado, junto con su movimiento jacobino, para servir de ariete contra los Estados nacionales soberanos de Iberoamérica. Chávez es un aliado estratégico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), principal cartel de la cocaína en el mundo; su reorganización de las instituciones de Venezuela se basa en el modelo explícito del antecedente nazi de los 1930; y ejecuta ahí las medidas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de Wall Street, más rápido de lo que su boca puede soltar una perorata retórica afirmando lo contrario.

El fallido golpe, y el contragolpe, todavía hediondos a la incompetencia y la estupidez estratégica de Washington, quizá hayan fortalecido la imagen internacional de Chávez, por ahora. Pero en Venezuela, su respaldo prende de alfileres. Sus alianzas con los narcoterroristas, su gobierno dictatorial, el despliegue de tropas de choque contra la oposición, y la severa caída económica, agravada bajo su gobierno, han contribuído al menoscabo de su control sobre un país polarizado. Aún podemos esperar violencia política.

Lo que sigue es un resumen de quién y qué es Chávez en realidad, como hace años lo ha reseñado Resumen Ejecutivo.

I.  Un proyecto de Londres

Desde que el teniente coronel (r) Hugo Chávez salió de la cárcel en 1994, tras su frustrado golpe del 92 contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, el gobierno británico prácticamente se abalanzó para adiestrarlo como potencial Presidente de Venezuela, y como el nuevo Robespierre de una revolución jacobina iberoamericana.

• El 12 de marzo de 1994, el diario venezolano El Nacional informó que, apenas salió de prisión, Chávez fue visto en un lujoso restaurante de Caracas con el consejero político de la embajada británica, Paul Webster Hare.

• A fines de marzo de 1994, Chávez denunció, en una rueda de prensa que sostuvo en Buenos Aires, Argentina, que el entonces Presidente de Venezuela, Rafael Caldera, le había "saboteado" una visita a Londres, organizada por el embajador británico en Caracas, John Flynn.

• En mayo de 1998, Chávez por fin consiguió poner pie en Londres, donde su "amigo John Wilkinson" —como él lo llama—, sucesor de Flynn en la embajada británica en Venezuela, lo presentó con la "gente correcta", incluyendo funcionarios del gobierno de Blair, miembros del parlamento, un grupo de la Universidad de Oxford, y, por supuesto, el presidente de la British Petroleum.

• El 28 de septiembre de 1998, meses antes de las elecciones presidenciales, Chávez le concedió una entrevista al diario venezolano El Universal, en la que dijo: "En los últimos años he estado revisando mi posición, y simpatizo con el planteamiento del primer ministro británico Tony Blair, cuando habla de la Tercera Vía. . . Me adhiero a ella".

• Un mes después, el embajador británico Wilkinson dijo ante un grupo de empresarios británicos y venezolanos reunidos en Londres, que "la popularidad y legitimidad [de Chávez]. . . [son] condiciones indispensables para las duras medidas que tendrá que adoptar el próximo Presidente".

• En los meses siguentes a su elección, los órganos informativos y los círculos de gobierno británicos elogiaron a Chávez por las "excelentes oportunidades" que ofrecía su gobierno a las compañías británicas. En una conferencia en Caracas, organizada por The Economist, de Londres, el propio Chávez ofertó el país a los británicos, y se refirió al imperio británico como un modelo de "democracia".

• Durante los acontecimientos del 11 al 13 de abril contra el gobierno de Chávez, el jefe de asuntos latinoamericanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña, Denis MacShane, se apresuró a exigir "un regreso inmediato al gobierno democrático", y amenazó con que "cualquier retraso en este proceso será inaceptable para la comunidad internacional".

II.  Alianzas narcoterroristas

El truinfo de Chávez representó un avance decisivo en la consolidación del aparato narcoterrorista que lanzó el Partido Comunista Cubano en 1990, el Foro de São Paulo. Con Chávez, miembro del Foro, como jefe de Estado, el aparato se preparó para ejercer el liderato sobre millones de desesperados iberoamericanos, en momentos en que está en marcha un derrumbe financiero global, igual a como los británicos desplegaron a los jacobinos para tomar control de la Revolución Francesa.

Inmediatamente después de asumir el cargo, Chávez ofreció al gobierno colombiano sus servicios como "mediador" en las pláticas de paz con las FARC, declarando que Venezuela "es neutral. No estamos a favor de ningún bando". Chávez desató la ira en Colombia al concederles, de facto, y de acuerdo con el derecho internacional, la plena condición de "beligerancia".

En octubre de 2001, Chávez viajó a Francia para interceder por el infame terrorista internacional Carlos "El Chacal" Ramírez, venezolano de nacimiento. Luego, en rueda de prensa, Chávez dijo que no le correspondía a él determinar si las FARC y el ELN son "luchadores por la libertad, o terroristas". En respuesta, el vocero de las FARC, "Simón Trinidad", dijo que "cualquiera que combata el imperialismo estadounidense como el enemigo número uno de los pueblos del mundo, que es la premisa del pensamiento bolivariano, tiene nuestro apoyo, nuestra simpatía, y queremos colaborar con él. . . No tenemos diferencias con Chávez".

Pero Chávez fue más allá de las palabras, dejando que las FARC y el ELN llevasen a cabo acciones en territorio venezolano. El robo de ganado, el tráfico de armas y drogas, y los secuestros, han llevado a denuncias de oficiales militares, tanto colombianos como venezolanos, de la complicidad de Chávez con las FARC. Recientemente, en enero, el gobierno de Chávez y su entonces ministro de Relaciones Interiores, Ramón Rodríguez Chacín, fueron acusados de colaborar con los narcoterristas. Periodistas venezolanos dieron a conocer un video donde aparecen militares chavistas de alto nivel reunidos con comandantes de las FARC en Colombia, sin el conocimiento del gobierno de ese país. Rodríguez Chacín, un turbio personaje de la inteligencia militar, hasta que fue nombrado ministro del Interior, había sido por años el enlace secreto de Chávez con las FARC.

Tan abierta es la alianza de Chávez con las FARC, que hasta el editorial del diario bogotano El Tiempo, del 8 de abril, señaló: "Hay una afinidad inequívoca del jefe de Estado venezolano con las FARC".

III.  Siguiendo el modelo legal nazi

Tras asumir el cargo, en febrero de 1999, Chávez exigió que el Congreso realizara un referéndum para convocar a una Asamblea Constituyente, o amenazó con gobernar por decreto. El 11 de abril de ese año, Chávez declaró que todas las ramas del gobierno eran "corruptas, anticuadas", que carecían de "autoridad legítima y moral", y que su Asamblea Constituyente tendría un poder "originario", o absoluto, incluso el poder de disolver los poderes del gobierno. Tras desechar todas las objeciones legales, se impuso la Asamblea de Chávez. De sus 131 miembros, 127 los designó él.

De cabo a rabo, la Asamblea Constituyente se inspiró en Carl Schmitt, el "jurista supremo del Tercer Reich". Schmitt echó mano precisamente de ese mismo argumento del "poder originario" para justificar el golpe de Hitler, sosteniendo que se necesitaba un "liderato carismático" para que "el pueblo" derrotase a "la burocracia".

Los asesores de confianza de Chávez citaban en público las teorías jurídicas de Schmitt como fundamento de su nueva revolución "bolivariana". Incluso, el banquero Ignacio Quintana invocó a Schmitt en defensa de una Asamblea Constituyente que protegería "los intereses del pueblo" ante la "superestructura política e ideológica" de los partidos políticos. El jurista Ricardo Combellas, entonces principal asesor jurídico de Chávez, sostenía en sus artículos de prensa que la Asamblea Constituyente estaría "por encima de los poderes establecidos, que no pueden obstruir su actividad"; y, citando a Schmitt, decía que la Asamblea Constituyente es "el poder que abarca a todos los demás poderes". Lo único que siempre se les olvidó mencionar fue la relación de Schmitt con el régimen nazi de Hitler.

No obstante, la nueva Constitución no le bastó. Así que, haciéndose eco de las teorías legales de Schmitt, procedió a:

• Acabar con los partidos políticos nacionales;

• imponer a sus propios magistrados en el Supremo Tribunal de Justicia, a su fiscal general, a su contralor general, a su defensor del pueblo, y a su consejo electoral;

• deshacerse de varios gobernadores "incómodos" en varios estados de la república; y, ojo,

• formar una fuerza paramilitar con los desharrapados, bajo la fachada de "Círculos bolivarianos", para silenciar toda oposición. Evocando la autoridad de la vox pópuli, al más puro estilo jacobino, Chávez proclama que "la voz del pueblo es la voz de Dios. . . Chávez es el pueblo, y al pueblo no lo para nadie".

Se estima que unos 30.000 miembros forman los "Círculos bolivarianos" en el país, muchos de los cuales reciben entrenamiento en manejo de armas y tácticas de insurgencia de miembros de las FARC.

IV.  Chávez aplica las medidas del FMI

En sus primeros 100 días de gobierno, Chávez dejó en claro que no tenía ninguna intención de dar marcha atrás a las medidas económicas globalistas del anterior gobierno de Pérez. Prometió que no habría control de cambios ni control de precios, ni medidas proteccionistas de ningún tipo. Conservó en su puesto a la ministra de Hacienda de su predecesor, con la promesa de que honraría la deuda externa, y anunció que mantendría el programa de fiscalización del FMI, conocido como "programa de sombra".

De tal modo que, para el 2000, más del 86% de la población se consideraba oficialmente debajo del límite de pobreza, y tan sólo el 14% la conservó un ingreso superior a 750 dólares al mes, equivalente al costo de la canasta básica de alimentos y servicios. La drástica restricción de la inversión pública, parte de la mentada "reducción del Estado" de Chávez, tuvo un efecto dominó en toda la economía, llevando el desempleo oficial a un 21% o más, y a una reducción del consumo. Al cierre del año fiscal, el 30 de junio de 2000, casi la cuarta parte de las pequeñas y medianas empresas de Venezuela habían cerrado.

Chávez ha mantenido una guerra contra la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), tildando a sus dirigentes de corruptos a los que les "llegará su sábado" (en referencia a las parrilladas sabatinas en Venezuela), y proponiendo su eliminación y reemplazo por una "Fuerza de Trabajadores Bolivarianos" bajo su control directo.

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