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Acusado de "contrabando agravado"
Argentina celebra el encarcelamiento de Cavallo

por Cynthia R. Rush

La mañana del 3 de abril, los círculos de las finanzas internacionales recibieron la gran sorpresa de que el ex ministro de Finanzas de Argentina, Domingo Cavallo, había sido arrestado por cargos de venderle armas ilícitamente a Ecuador y Croacia, de 1991 a 1995, cuando era parte del gabinete del entonces presidente Carlos Saúl Menem. Esa mañana, Cavallo fue al juzgado del juez federal Julio Speroni para declarar sobre el caso, de donde, en breve, esperaba salir hacia Washington para asistir a una conferencia de la Comisisión Trilateral.

En vez de eso, el juez Speroni ordenó el arresto de Cavallo, a quien se acusa de "contrabando agravado", y lo envió a prisión, donde se le confinó a una celda con escasos muebles, y sin computadora o televisión. Debido a los "nuevos elementos" que surgieron en el proceso, y a la magnitud de las actividades ilícitas de las que pudiera acusarse a Cavallo (como ministro de Finanzas, era responsable de la agencia aduanera nacional, que supuestamente habría supervisado el contrabando de armas), el juez le dijo que su conciencia no le permitía dejarlo en libertad. Los decretos presidenciales secretos autorizando el contrabando, firmados por Cavallo, permitieron el envío de 6.500 toneladas de armas de los almacenes militares de Argentina, a Ecuador y Croacia. Oficialmente, se habían destinado a Panamá y a Venezuela.

El juez deberá decidir si ordena o no la "detención preventiva" de Cavallo, lo que lo mantendría en prisión mientras se le acusa formalmente, y se le lleva a juicio, donde enfrentaría hasta 12 años de prisión. El juez ha rechazado las apelaciones de libertad de sus abogado.

Una historia de dos prisiones

El arresto de Domingo Cavallo alegró a muchos argentinos que, correctamente, ven en él al arquitecto de la terrible crisis que constriñe a la nación. Él encarna la inhumana ideología de libre mercado del Fondo Monetario Internacional, que ha devastado a la alguna vez productiva economía de Argentina, y arrojado a casi la mitad de sus 37 millones de habitantes a la miseria. Con la junta monetaria —fundada en la austeridad—, o el plan de "convertibilidad" que impuso en 1991, con el que se fijó la paridad del peso al dólar uno a uno, Cavallo aplastó cada uno de los logros nacionalista de los que se enorgullecía Argentina, mismos que le daban el estado de "estrella" a los ojos del FMI. Mientras tanto, él viajaba por todo el mundo vendiendo el "modelo" argentino.

Ni siquiera se consideraba a sí mismo argentino, sino el "hombre de Harvard", que se movía con gracia entre la élite financiera angloamericana, contando al narcolegalizador y megaespeculador George Soros entre sus colaboradores. Su mentor y más íntimo amigo era el ex subsecretario del Tesoro de los EU, David Mulford, ahora alto ejecutivo de Credit Swisse-First Boston, con quién planeó y realizó el saqueo de la economía argentina.

Con este historial, el encarcelamiento de Cavallo tiene un significado más amplio que la mera alegría que trae a los patriotas argentinos. En contraste con otro encarcelamiento, uno injusto, el del ex coronel nacionalista Mohamed Alí Seineldín, héroe de la Guerra de las Malvinas de 1982, a quien se ha mantenido como prisionero político por 11 años, pone de relieve las alternativas que tiene Argentina hoy, y la batalla que debe librarse, si es que ha de sobrevivir.

Aunque Seineldín fue sentenciado a cadena perpétua por su resuelta defensa de la soberanía nacional y su oposición a la globalización —defendió al Ejército de su alto mando, que consintió en desmantelarlo—, hoy se le ve como un peligro aún mayor por su apoyo a la propuesta de un Nuevo Bretton Woods del precandidato presidencial demócrata para las elecciones de los Estados Unidos de 2004, Lyndon LaRouche, y su participación, junto al Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIA), en los seminarios "Brasil-Argentina: la hora de la verdad". Estas reuniones, que han crecido en número e importancia, han forjado una alianza regional para desafiar las políticas neoliberales que han destruido a Argentina, y que están sembrado la revuelta en Brasil y el resto de Iberoamérica.

Seineldín, en entrevista el 2 de abril con el programa "Hablando la verdad" de Radio Bandeirantes, dijo que "el único que tiene un proyecto para reconstruir el mundo es Lyndon LaRouche y su movimiento. El neoliberalismo está destruyendo todo. Y la única propuesta con la que estamos, es con la de Lyndon LaRouche. Ese es nuestro programa economico". Y concluyó optimista: "A todos mis hermanos iberoamericanos. Toda esa confusión y destrucción en que nos han metido los poderes del mundo, va a terminar. No pierdan la fe ni el optimismo. Piensen en Dios y en sus próceres. Va a llegar la hora. Yo veo a todos mis hermanos iberoamericanos unidos. Tengan confianza, que el futuro va a llegar".

La entrevista tuvo lugar en el marco de una conferencia, ese mismo día, en Río de Janeiro, que reunió a patriotas militares y civiles de Brasil y Argentina, para conmemorar el vigésimo aniversario, tanto de la recuperación argentina de las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982, de manos de Gran Bretaña, como de la publicación de la histórica Operación Juárez de Lyndon LaRouche, que propuso la formación de un club de deudores iberoamericano, y el desarrollo de la infraestructura, para liberar al continente de la esclavitud económica y de la deuda.

En ocasión del vigésimo aniversario de ambos acontecimientos, tanto en esta conferencia, como en el Primer Congreso Iberoamericano sobre las Malvinas y el Atlántico Sur, realizado el pasado 26 de marzo en Buenos Aires, se dio lectura al documento de LaRouche, "Veinte años después", y al mensaje de Seineldín, "Construyamos nuestro destino común".

Arriba Seineldín, abajo Cavallo

Mientras que la crisis de Argentina se agrava, y su dirigencia político queda en el total descrédito, la estatura política de Seineldín crece. En las encuestas de la prensa argentina, su popularidad para las próximas elecciones presidenciales está entre el 10 y el 13%, aunque Seineldín insiste que no está compitiendo. Con regularidad es consultado por estaciones de radio y televisión sobre asuntos de importancia nacional, y ha concedido, aun desde prisión, más de 1.000 entrevistas en el último año. Recientemente, advirtió que la élite angloamericana fragua un golpe "inusual", y una "guerra civil controlada" en Argentina, usando a uno de sus "peones", el ex presidente Carlos Menem.

Ante esta realidad, los angloamericanos temen, con justa razón, que el arresto de Cavallo ponga en tela de juicio toda la política usurera aplicada desde 1991. El hedor de crimen asociado a estas políticas, incluyendo la fuga ilícita de capitales, el lavado de dinero y todo tipo de corrupción, es el mismo que proviene del escándalo de Enron en los EU.

Ni es el caso que se investiga al ex ministro de Finanzas sólo por el contrabando de armas. EL 25 de abril, comparecerá ante el juez Jorge Ballestero, quien investiga delitos en relación al "megacanje", en junio de 2001, de 30.000 millones de dólares en deuda argentina; operación personalmente supervisada por Cavallo y Davis Mulford. Ballestero, que lleva años investigando la ilegitimidad de la deuda externa de Argentina, ha recibido enorme documentación de legisladores peronistas y del partido ARI (Alternativa para una República de Iguales), el cual acusa a Cavallo de traición por orquestar una operación financiera en obvio detrimento del interés nacional de Argentina. Se ha pedido también la comparecencia de Mulford para declarar en el caso.

Los términos usureros del canje (los bonos se canjeraron a una tasa promedio de interés del 15,7%, en comparación al 7% de los bonos originales) implican que, en los 30 años que comprende el mismo, Argentina pagará ¡52.000 millones de dólares más en intereses! El 3 de abril, tras la noticia del arresto de Cavallo, la legisladora del ARI, Elisa Carrió, expresó ante el Congreso argentino, no sólo su "inmensa alegría", sino también su optimismo de que el arresto permitiría avanzar en el caso del megacanje, en el que Cavallo y el ex presidente Fernando de la Rúa podrían ser acusados de traición.

Conscientes de las implicaciones de su arresto, Londres y Wall Street pegaron el grito al cielo, arguyendo que su pobre hombre es una víctima. El New York Times del 4 de abril sacó a su agente de la inteligencia británica, Rosendo Fraga, quien le achacó el arresto de Cavallo a una campaña de persecución del gobierno contra "los bancos e inversionistas extran-jeros. . . [para] crear una distracción" a la crisis de desintegración en marcha. En los últimos meses, la policía argentina ha allanado varios bancos, la mayoría extranjeros, como parte de una investigación sobre la fuga ilegal de capitales y el lavado de dinero que se desarrolló con impunidad la década pasada.

El chillido de los angloamericanos por el "maltrato" a Cavallo, es congruente con la demanda del FMI de que el presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, elimine los obstáculos que quedan al saqueo extranjero, como condición para recibir más dinero. El FMI exige que se cambie la ley nacional de bancarrotas, por ser demasiado indulgente con los deudores y porque destruye los "derechos de los acreedores"; y que se elimine la ley de subversión económica, misma que sirvió para arrestar a algunos de los sucios amigos banqueros de Cavallo. De otro modo, supuestamente, ambas leyes prueban, como el arresto de Cavallo, que Argentina no ofrece "seguridad jurídica" alguna a los extranjeros.

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