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Diálogo entre LaRouche y Seineldín en la
"V Reunión, Brasil-Argentina:
La hora de la verdad"

En la sesión inaugural de la reunión celebrada en Sao Paulo, Brasil el 14 de junio de 2002, el coronel Seineldín habló por teléfono al auditorio ahí reunido, que incluía a Lyndon LaRouche, con quien tuvo el siguiente intercambio:

Queridísimo hermano, señor y amigo Don Adauto Rocchetto;

Queridísimo señor y pensador de la humanidad don Lyndon LaRouche;

Distinguida dama y señora doña Helga Zepp de LaRouche;

Mis hermanos queridos de lucha, Dennis Small, Silvia y Lorenzo Carrasco, Gerardo Terán y todos, que somos muchos;

Les habla el coronel Mohamed Alí Seineldín, desde la prisión militar de Campo de Mayo en la República Argentina, quien, muy cerca de ustedes, les hace llegar con un fuertísimo abrazo, mi inmensa alegría por compartir espiritualmente este buen momento que ustedes están pasando.

Con solamente realizar una rápida mirada sobre la situación del mundo, comprenderemos que nos encontramos en una crisis mundial y que día a día aumenta geométricamente. El de un mensaje enviado por Dios al hombre hace 2002 años, ha sido permanente desobedecido, permitiendo que en vías y caminos extraños hayan puesto en peligro a toda la humanidad y a la misma especie humana.

Las grandes potencias responsables de ensamblar los proyectos de vida terrena con los correspondientes a lo establecido por Dios, afectados por el egoísmo, la soberbia, la frivolidad, el placer, la indiferencia y sus ansias de poder, se dedican a marcar divisiones para hacer guerra—ejemplo Este-Oeste—; para comerciar y ganar riqueza—ejemplo Norte-Sur—; para indicar a los países la cantidad de nacimientos que deben aceptar; para desmantelar Estados nacionales, como ocurre hoy en Latinoamérica, y posteriormente insertarlos en grandes bloques de naciones para explotarlos mejor.

A modo de ejemplo, y vayamos a hechos recientes sucedidos en el gobierno de Bush, ellos sabían de los atentados que se iban a producir en los Estados Unidos, pero los dejaron venir con la finalidad de iniciar la guerra en el Medio y en el Extremo Oriente, jactándose en un lamentable discurso que todos escuchamos, que la guerra en Afganistán era la primera del siglo. Entonces, yo que soy soldado y conozco la guerra, le preguntaría al señor Bush, ¿cuántas guerras más planea tener? Sinceramente, jamás escuché tamaña locura.

En cambio, nosotros, queridos hermanos, por gracia de Dios contamos con proyectos y planes de desarrollo para todo el mundo y que coinciden con lo establecido en los mandatos divinos. Yo los conozco a todos y allí frente a ustedes tienen al doctor, el gran patriarca y señor de la humanidad, doctor Lyndon LaRouche, quien con la bandera de la fé y de la esperanza lucha, al lado de su señora, denodadamente para enseñar y convencer a los gobernantes sobre el camino a adoptar antes de que sea tarde.

Nosotros, brasileiros y argentinos, sin dudar y sin perder un minuto, ya empezamos a trabajar bajo la maravillosa concepción del doctor Lyndon LaRouche. Las pruebas hoy están a la vista.

Los felicito por este buen momento que están pasando. Los quiero mucho. Sigan adelante.

Aprovecho para mandar saludos a mis hermanos Eneas Carneiro, general Tasso de Aquino, vicealmirante Tasso de Aquino, y a mi gran amigo el coronel Schirmer, y tantos otros que tengo en Brasil.

Ruego a Dios y María de la Merced por todos ustedes, familias, y que nos ayude en este camino maravilloso, aunque duro, que hemos elegido.

Por Dios y la gran patria iberoamericana,

Mohamed Alí Seineldín

[APLAUSOS]

LYNDON LAROUCHE: Bueno, esto es para el coronel Seineldín: ¡tenemos la oportunidad de hablarnos! Así que yo asumiré que usted de hecho está participando, de una manera u otra, en esta conferencia que ocurre aquí hoy.

Yo solamente me puedo referir a lo que Helga informó aquí hoy, sobre el resumen noticioso de Europa de esta mañana: un reconocimiento general de que el mundo ahora está en una crisis financiera catastrófica; que el peligro de guerra está relacionado muy estrechamente a esta crisis financiera; y que la gente ahora, en un momento de crisis, como usted sabe de su experiencia militar, se llega a la hora de la verdad, cuando las ilusiones desaparecen. Tenemos que actuar rápidamente para mover los acontecimientos en una dirección fresca. Asumo que usted comprende este principio bien. Y mientras esperamos su llegada— y yo entiendo exactamente lo que pasa por su mente sobre esto—, nosotros cumpliremos con nuestro trabajo, y apreciaremos y seremos ayudados por su apoyo activo, con la capacidad que tiene.

Así que le mando mis mejores saludos, y espero verlo pronto.

[APLAUSOS]

SEINELDIN: Bueno, yo quiero agradecerle al doctor Lyndon LaRouche sus palabras, que las guardo en mi corazón. Hoy es un día feliz; con mucha emoción he participado de esa maravillosa conferencia. Un nuevo amanecer se aproxima. El mundo está en una total debacle, y estamos todos apoyados en el digno patriarca y señor de la humanidad que es el doctor don Lyndon LaRouche, con el apoyo siempre de su maravillosa señora. Todos lo seguimos detrás, sin ninguna vacilación.

LAROUCHE: Gracias.

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