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FMI demanda mayor austeridad
¡Indonesia ya pagó sus deudas!

por Michael O. Billington

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial llegaron a un acuerdo con Indonesia. Junto con otras naciones e instituciones financieras acreedoras, prometieron 3.140 millones de dólares en créditos nuevos, lo cual es una tercera parte menor que lo prestado el año pasado. Sin embargo, de los 4.800 millones de dólares que se prometieron el año pasado, apenas si se entregaron 2.600 millones de dólares, a causa de que lo que el Banco Mundial llamó "fallas de reformas y proyectos", lo que significa que Indonesia no cumplió por completo las condiciones del FMI en cuanto a la eliminación de subsidios a los alimentos básicos, la privatización de las industrias del sector estatal y otras disposiciones librecambistas y globalizadoras. La verdad es que casi la mitad de los nuevos préstamos están condicionados al "progreso significativo en el cumplimiento del programa", como explicó el vicepresidente del Banco Mundial para Asia Oriental y el Pacífico, Jemmal-ud-din Kassum.

El FMI justifica dichas medidas draconianas por la existencia de una enorme deuda externa, pública y privada, que suma unos 140.000 millones de dólares, la cual asfixia a la economía indonesia. Para conseguir alivio de deuda o nuevos créditos, el país tiene que cumplir esos dictados colonialistas, o será apartado de la "comunidad mundial", como suele decir el FMI.

Pero la verdad es que Indonesia, en los tres últimos años, pagó toda su deuda externa. Desde 1997 el ataque contra las monedas del sureste asiático, como se demostrará aquí, la combinación de fondos especuladores y el FMI han extraído 180.000 millones de dólares de la economía indonesia en pago de la deuda, ¡pero sólo se le reconoce que ha pagado 54.000 millones de dólares! La diferencia entre las dos cifras —más de 134.000 millones de dólares— es (por coincidencia) aproximadamente igual a la deuda externa pública y privada actual.

Este truco, que se conoce en Iberoamérica como la "aritmética de los banqueros", término ideado por los investigadores de EIR que descubrieron manejos similares en dicha parte del mundo, no es difícil de describir. El ingrediente faltante es el deseo de decir la verdad de lo que ocurre a la luz del día.

Pérdida de la soberanía

Quienes afirman que este crimen no es sino "la forma en la que funcionan las cosas" obran según la regla de que tenemos que aceptar la pérdida de la soberanía impuesta en todo el mundo el 15 de agosto de 1971, cuando el presidente de la Estrategia Sureña, Richard Nixon, separó al dólar del oro, con lo que le puso punto final al sistema de Bretton Woods que rigió desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Con esta decisión el sistema financiero mundial cayó en una orgía de especulación.

Las naciones, en especial las del sector pobre, de buenas a primeras se quedaron con muy pocos medios, y en muchos casos sin ninguno, para proteger sus monedas y sus economías de los enormes flujos de capital a disposición de los conglomerados bancarios occidentales y sus instituciones políticas. Para 1997, la mayoría de las naciones de Iberoamérica y del Asia habían sido forzadas a abrir sus economías a los flujos virtualmente ilimitados de los capitales creados por la burbuja de la "nueva economía" en Londres y en Nueva York. La burbuja estalló en julio de 1997, en parte a consecuencia de las leyes de la naturaleza, pero también con la ayuda de George Soros y de sus compinches especuladores, que saquearon todo lo que pudieron en el río revuelto del pánico que ellos mismos crearon.

Un resultado del hundimiento de las monedas asiáticas fue que tanto los gobiernos como los bancos privados y las industrias se enfrentaron al aumento súbito de su deuda externa en 200–300 por ciento, medida en sus propias monedas. En Indonesia, por decir algo, la rupia, aunque representaba aún la misma cantidad de trabajo realizado por sus ciudadanos, la misma cantidad de producción agrícola, minera o industrial, perdió la mayor parte de su capacidad adquisitiva internacional, incluido el pago de sus deudas externas.

Es común oír que la causa de este problema se encuentra en la corrupción del gobierno del ex presidente Suharto. Es cierto que allá a principios de los noventa, cuando el dinero de la especulación fluía incesante a las economías de los tigres de Asia, casi todos los contratos se dirigieron a Indonesia por conducto de parientes o amigos de Suharto, y que con frecuencia se emplearon en su beneficio. Pero esos contratos corruptos no sólo beneficiaron también en grande a los inversionistas extranjeros, sino que se diseñaron para poner en la parte indonesia —y en el gobierno mismo— todo el riesgo con respecto a las fluctuaciones de la moneda, así como otros tipos de riesgos.

La gráfica 1 muestra cómo se hizo esto. El cambio de la deuda total, en dólares, se compara con la misma deuda en rupias en cuatro períodos. A principios de los noventa se devaluó la rupia a un ritmo de aproximadamente 4 por ciento anual. Esto se reflejó en las cifras de los lapsos anteriores a 1994 y 1996, cuando el aumento de la deuda en dólares es algo menor que la deuda en rupias. Esto fue un problema, pero manejable. Sin embargo, entre 1996 y 1998, con el embate contra la rupia, la deuda aumentó tan sólo 17 por ciento en dólares, pero creció un espantoso 294 por ciento en rupias. Desde el punto de vista de Indonesia, su deuda se había triplicado ¡sin que se le hubiese prestado ni un céntimo!

En los tres años siguientes, Indonesia siguió pagando sus deudas, a pesar de la gravísima crisis económica y social que destruía el tejido de su sociedad. A pesar del cacareado "rescate" del FMI y de otros, la deuda total de Indonesia se redujo entre 1998 y 2001 de 151.000 millones de dólares a 139.000 millones de dólares, una reducción de casi el 8 por ciento. Pero, para Indonesia, la deuda creció 21 por ciento en rupias. La aritmética de los banqueros.

Qué se pagó en realidad?

Examinemos cuánta deuda se pagó en la crisis monetaria de los años 1997 y 1998. El cuadro 1 muestra los pagos de la deuda de los años 1998, 1999 y 2000, medidos primero en dólares y luego en rupias. La tercera columna muestra la valuación en dólares de los pagos anuales en rupias, calculados como si el tipo de cambio hubiese permanecido como en 1996, en 2.383 rupias por dólar. En los tres años Indonesia pagó un total de 54.200 millones de dólares, pero el costo real para la economía indonesia fue el equivalente a ¡187.700 millones de dólares¡ Si a esta cantidad se le restan los 54.200 millones de dólares que pagó Indonesia en dólares, la cifra resultante son 133.500 millones de dólares —cantidad que en realidad para la "comunidad internacionales" no significa nada—. Estos 133.500 millones de dólares son casi los 140.000 millones dólares que debe Indonesia, tanto en su deuda pública como en la privada.

Esto continuó este año de forma aún más cruel. Tan sólo en los tres últimos meses, la moneda se devaluó en el mercado libre de unos 8.500 a casi 11.000 rupias por dólar, lo que significa que la deuda total ha crecido otro 30 por ciento. Con esto se puede asegurar que Indonesia no sólo ha pagado toda su deuda, sino que ha pagado de más una cantidad considerable, si se toma en cuenta tan sólo la paridad. Si se consideran otros aspectos, como la manipulación de los términos comerciales, el pago de más sería mucho mayor.

Al igual que el gobierno, las principales compañías de Indonesia han pagado cantidades exorbitantes, pero la rupia está tan devaluada que apenas se toma en cuenta una fracción de sus pagos. Se escucha con regularidad enfermiza en los círculos del FMI y de la Hacienda estadounidense que tal o cual empresa de Indonesia es "inviable", y que por tanto se tiene que vender a intereses extranjeros al precio que éstos ofrezcan . Pero no son inviables desde el punto de vista de la producción física, sino sólo por la forma en la que se cuenta su deuda con la "aritmética de los banqueros".

Desastre nacional

El pasado 11 de noviembre el ministro de Economía, Dorodjatum Kuntjoro-Jakti, dijo a las naciones e instituciones acreedoras reunidas en el llamado Grupo Consultor para Indonesia (CGI), que la exigencia de que Indonesia liquide lo mejor de su economía —el banco central y la compañía sementera Gresik— simplemente no se cumpliría este año; en primer lugar porque el mercado está extremadamente deprimido. El ministro dijo: "Cuando vemos el año 2002, es evidente que la recesión mundial, que ya comenzó, deprimirá los precios de las mercancías y de las exportaciones y hará muy difícil que se cumplan los objetivos".

De la misma forma, la presidenta Megawati Sukarnoputri hizo proyecciones desalentadoras en caso de continuar la crisis económica. El 30 de octubre, la fiesta nacional indonesia que celebra el inicio de la lucha nacional de Indonesia contra el colonialismo en los años veinte dijo: "Con toda honestidad y con profundo sentido de gratitud, hemos admitido que hasta hace cuatro años habíamos alcanzado un nivel de vida que era mucho de ser mejor que cuando alcanzamos la independencia. Está muy lejos también de nuestra condición actual. Llegamos a esa condición con lucha y con mucho trabajo... con gran preocupación tenemos que reconocer que hoy estamos en una situación muy compleja y difícil... Si esta situación continúa, y si no la detenemos, es casi seguro que como nación pereceremos en un futuro no muy distante. Nos fragmentaremos en pequeñas naciones y en pequeños Estados, vulnerables a la presión de las fuerzas externas. Nos convertiremos en los Balcanes del hemisferio oriental. Cuando esto suceda, no nada más nosotros no disfrutaremos de la paz, sino que otros países de la región también estarán propensos al peligro".

Ante la Asamblea Consultiva del Pueblo, el primero de noviembre, fue aún más explícita: "Esta crisis es parte y continuación de las crisis monetaria, económica, de confianza, política y de seguridad que nos ha abrumado desde 1997. Una crisis que fundamentalmente no fuimos capaces de gobernar.... A últimas fechas nos convertimos en una nación pobre con ingreso per per muy pequeño y con un enorme desempleo, mientras que los potenciales de producción duermen. Esta condición puede empeorar si no aumenta la producción de alimentos como debiera... La inversión internacional y nacional casi se detuvo... Una gran parte del presupuesto se tiene que destinar a pagar las deudas principales y sus intereses. Tenemos que cumplir los compromisos hechos por el gobierno cuando se solicitaron los préstamos... La experiencia ha demostrado que con la privatización se ha dejado de lado la atención de otros asuntos que reclaman atención urgente. La privatización se tendrá que conducir con cautela".

Hablar con la verdad no es aceptable para ciertos centros de las finanzas internacionales. Una semana después de esas declaraciones, Standard and Poor's redujo la condición de Indonesia en varias categorías de deuda y crédito, de CCC+ a CCC, y advirtió que fue debido a las declaraciones del ministro Dorodjatun en el sentido de que Indonesia tendría que pedir que se olvidara su deudas.

Hoy, todos los ojos están puestos en Argentina, la cual acaba de anunciar la moratoria más grande de la historia reciente. ¿Las instituciones financieras angloamericanas volverán a cometer los mismos errores en Indonesia?

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