Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

¡Atención patriotas!: Lo que tiene que entenderse

De: Lyndon H. LaRouche,

Asunto: Rusia, China y EU: la crisis

22 de octubre de 2007 — Desde el inicio de la colonización sistemática europea de Norteamérica, a principios del siglo 17, las corrientes patriotas que generaron la independencia de Estados Unidos organizaron lo que vino a ser con el tiempo, la más destacada organización de inteligencia nacional de EU. Tal fue la Sociedad de Cincinato, una organización privada. Esa tradición, aunque herida y aparentemente frágil, persiste aún hasta nuestros días en EUA.

En otras naciones hay experiencias comparables. Contrario a algunas doctrinas muy difundidas, el éxito en forjar la historia no se limita a la conducción de las políticas oficiales adoptadas actualmente; el futuro de cualquier nación depende de crear y adoptar descubrimientos científicos fundamentales y otros necesariamente revolucionarios, de los cuales depende la continuación de la vitalidad cultural. El caso de la Sociedad de Cincinato es, al igual que la tradición en la composición clásica rigurosa de J.S. Bach, pasando por Beethoven y Schubert, una de las mejores ilustraciones de esta cuestión. Aquéllos en el exterior que todavía no hayan entendido este hecho sobre la fundación y desarrollo de EUA no podrían comprender la naturaleza del desafío existencial que enfrenta la civilización global en este momento.

La función de dicha asociación privada, ya sea constituida formalmente u organizada informalmente de alguna manera eficiente, se ha vuelto indispensable por el hecho de que, incluso presidentes o vicepresidentes notables de EU, han sido de hecho traidores, tal como el agente de la cancillería británica Aaron Burr o los presidentes Andrew Jackson, Martin van Buren, Polk, Buchanan, Teodoro Roosevelt y Woodrow Wilson o agentes miserables de facciones dirigidas desde el exterior, como el presidente Richard Nixon. Núcleos de hombres y mujeres con las destrezas adecuadas y conciencias bien formadas se dedican en privado a alimentar el propósito de nuestra república.

A este respecto, la situación al interior de EU es mucho peor que lo que lo fue en las dos décadas inmediamente después del fallecimiento del presidente Franklin Roosevelt, especialmente desde que los patriotas bien informados de mi propia generación fueron remplazados por la generación actualmente dominante nacida entre 1945 y 1958. Como puede ilustrarlo la búsqueda de colaboración con EU del presidente ruso Vladimir Putin, la desaparición de la generación de los patriotas de marras de las filas de los veteranos de la guerra de 1939 a 1945, ha dejado a EU con un estrato gobernante menos equipado cultural e intelectualmente, por mucho, para hacerle frente a los desafíos más cruciales de nuestro planeta actualmente, de lo que estaban los referidos veteranos de la última gran guerra.

Sin embargo, a pesar de esas dificultades aludidas en la diplomacia de hoy, la única esperanza de evitar que la crisis de desintegración económica mundial que hoy embista tenga un pronto desenlace desastroso, es mediante la clase de colaboración informada entre Rusia y Estados Unidos que sólo podría provenir, de parte de EU, de las fuerzas enraizadas en una tradición que se remonta hasta la Sociedad de Cincinato. Pueda que Rusia y EU no decidan el resultado de la actual crisis global mundial, pero si no hay una colaboración apropiada entre los dos países no hay salida para el mundo en general. El proyecto de transporte y túnel por el estrecho de Bering es un ejemplo excelente del asunto práctico.

Yo creo que, en este momento, sería muy útil compartir algunas ideas pertinentes con ciudadanos sensibles de nuestro socio en perspectiva, Rusia. ¿En qué tipo de colaboración debemos comprometernos, en cooperación con otras naciones relevantes, para rescatar a un mundo amenazado de su presente lío mortal?

Como ejemplo de esto, tome en cuenta los rasgos siguientes de la situación de la actual crisis mundial.

El mejor precedente pedagógico de lo que ahora le pasa a la economía mundial fue lo que le sucedió a la Alemania de Weimar con la crisis de desintegración hiperinflacionaria de 1923. Los aliados del liberalismo angloholandés, que prepararon y crearon la gran guerra de 1914-1917, habían impuesto lo que devino en una hiperinflación monetaria sobre el reichsmark de la Alemania de Weimar después de la guerra. Esa inflación puso el potencial productivo de Alemania totalmente a la disposición de los liberales angloholandeses que habían fraguado las dos guerras geopolíticas generalizadas entre 1895 y 1945. Al apoderarse del sistema financiero de Alemania a través de la fundación, en 1931, del Banco de Pagos Internacionales (BIS) en Basilea, Suiza, los liberales angloholandeses que llevaron al poder a la dictadura de Adolfo Hitler, hubieran podido aplastar para siempre a Eurasia continental si no hubiera sido por la llegada inesperada de Franklin Delano Roosevelt a la Presidencia de EU.

La situación del mundo hoy representa la reanudación de los rasgos esenciales de la misma política ("neomaltusiana", "geopolítica") imperialista del liberalismo angloholandés. Desde el instante mismo en que murió el presidente Franklin Roosevelt, los acomodos del presidente Harry S. Truman a las políticas anti Franklin Roosevelt de Winston Churchill y demás, fueron con la intención de fraguar el equivalente funcional de una "tercera guerra mundial geopolítica" de nuevo, como ocurre ahora.

La presente crisis monetario-financiera mundial actual no es una crisis del dólar estadounidense; es una crisis de desintegración del actual sistema monetario-financiero mundial, una desintegración comparable en esencia con el desplome de 1923 del marco de la Alemania de Weimar, pero a escala mundial. La presente crisis en realidad fue desencadenada por una serie de acciones lunáticas recientes (que tienen que ver tanto con la moneda de China como la de Taiwán) llevadas a cabo en contra de China (a pesar de mis insistentes advertencias a los senadores). Esa provocación en contra de China fue decisiva para incitar a China y a Japón a deshacerse de una enorme cantidad de dólares estadounidenses en julio. Sin embargo, aun si no hubiera sucedido así, la situación ya estaba más madura para que cualquier otro suceso tuviera consecuencias similares. El sistema monetario-financiero mundial hoy está condenado sin remedio. Nunca habrá una recuperación de la crisis de desintegración financiera mundial en marcha con el sistema monetario actual.

Sólo si ponemos en marcha un nuevo sistema monetario y crediticio en el mundo podríamos parar la crisis de desintegración, y permitir el desarrollo de un nuevo sistema que detenga el creciente pánico global.

Por lo tanto, el asunto crucial a entender es que, a menos que EU cambie totalmente su política, el desplome monetario-financiero mundial, que ahora llega a su fase concluyente, tenderá a crear una situación sin remedio para la humanidad en todo el mundo por varias generaciones. Si las fuerzas patrióticas de EU no tratan de remediar el daño en conjunto con algunas de las otras potencias relevantes del mundo, la humanidad de este planeta no tendrá una esperanza razonable por varias generaciones.

Así es que, para Rusia al igual que otras naciones, la pregunta decisiva es: ¿Cuáles son las fuerzas en EU que más probablemente intenten cambiar las tendencias políticas actuales en su país hacia una orientación más cuerda, que se aparte de las tendencias que han prevalecido, del modo más enfático, en los últimos casi siete años? Así es como sale a relucir la memoria de la Sociedad de Cincinato.

Esa memoria también la estimula el desplome tremendo de la credibilidad del Congreso de EU bajo la conducción demócrata del senador Harry Reid y la congresista Nancy Pelosi, en el intervalo que va desde las elecciones intermedias de noviembre del 2006 a la fecha. (La credibilidad de los republicanos, con el albatrós de Bush y Cheney al cuello, es todavía peor). La popularidad del Congreso entre la ciudadanía ha caído de lo que era más o menos una clara popularidad mayoritaria entonces, a un 10,7% hoy. La arremetida de ejecuciones hipotecarias en masa en contra de la ciudadanía, y la amenaza de desplome de bancos de relieve crea temores sobre quién va a estar colgando del árbol de Navidad de 2007, si es que en realidad habrá arbolitos disponibles. La situación por toda Europa occidental y central en realidad no está mejor, ni en lo político ni en lo económico.

La situación mundial de hoy es, por tanto una situación que repugna sin remedio o, hablando literalmente, una de revuelta. La interrogante es: ¿qué clase de revuelta sería posible en contra del presente estado tan crasamente carente de liderazgo?

El primer paso que tiene que tomarse muy rápidamente, es la adopción del proyecto de legislación que congela todos las ejecuciones hipotecarias de viviendas y protege a todas las instituciones bancarias con patente federal o estatal, para que mantengan su funcionamiento social normal esencial dentro de sus respectivas comunidades. Sólo un incompetente, social peligroso en nuestro Gobierno objetaría esta legislación de emergencia.

Sin embargo, dichas medidas no son más que parches absolutamente indispensable para parar la sangría, por así decirlo. El objetivo es allanar el camino para: 1) Emprender un programa de recuperación económica general, fundado en gran parte en usar el crédito constitucional federal para llevar a cabo la construcción de infraestructura económica básica esencial; 2) Usar dichos programas de infraestructura para crear los mercados para la recuperación del sector privado.

Estas medidas de recuperación tienen que ir de la mano con un regreso a un modelo de sistema monetario mundial proteccionista, con tasas de cambio fijas. Sin esto, nunca habría una recuperación económica por generaciones por venir.

Para crear dicho sistema mundial lo suficientemente rápido para que sea eficaz, y de una forma coordinada, es indispensable la participación de EU en colaboración con naciones relevantes tales como Rusia, China e India. Esas cuatro grandes naciones pueden ser el eje en torno al cual agrupar a naciones más pequeñas en un nuevo sistema equitativo de tasas de cambio fijas. Sin semejante medida no existe al presente ninguna esperanza para la humanidad en general por generaciones por venir.

De esta forma, en Nueva York, Lady Mcbeth dá pasos al frente del escenario gritando, "¡Fuera, mancha maldita!" y entonces echa a la señora Lynne Cheney al foso,¡ acompañada por los vitores de un público enorme y enormemente agradecido!