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LaRouche en reunión realizada en Washington
El FMI causó la bancarrota de Argentina

29 de enero (EIRNS)—El propio Fondo Monetario Internacional causó la quiebra de Argentina adrede, dijo Lyndon LaRouche, precandidato demócrata para las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en 2004, ante una reunión que se realizó en Washington el jueves 24 de enero. En el diálogo, al que se sumaron personas de todo el mundo por teléfono e internet, LaRouche respondió a una pregunta que le hizo un argentino prominiente desde Buenos Aires, sobre cómo solucionar la crisis económica que ha estallado en ese país, la cual pone en peligro la libertad, la tranquilidad y la estabilidad de Argentina.

LaRouche respondió que lo primero es reconocer que "tenemos un sistema quebrado. La quiebra la impusieron el FMI e instituciones afines. Así que el que causó la bancarrota es en gran medida el sistema del FMI, en su encarnación posterior a 1971. Es fácil documentarlo; es un hecho.

"La bancarrota vino a agravarse metiendo a un hombre con el curioso nombre de Cavallo —que yo traduciría como Cábala— quien jugó un papel importante en agravar el daño a un extremo indecible, con su gestión y otras parecidas. Pero el culpable es, en esencia, el sistema del FMI, por la forma en que se administró el régimen de tipos de cambio flotantes en América Central y del Sur. Y Argentina fue marcada como blanco especial de destrucción, porque Argentina fue, en varios momentos del siglo recién pasado, tercero y cuarto en el mundo por su nivel de vida, su productividad, etc. Digan lo que digan sus detractores, fue una gran economía y, por tanto, una afrenta para todos aquéllos que en Norteamérica piensan que los sudamericanos deben ser estúpidos e incapaces. Argentina es, pues, patente ejemplo de lo que puede ser, en potencia, un país sudamericano, y por eso mismo la odian.

"Pero volvemos al punto esencial, el mismo problema básico: el FMI causó la bancarrota de Argentina, bancarrota que en estos momentos, si prevalecen las condiciones actuales, destruirá a la Argentina, biológicamente y como nación, quizás en forma horrible.

"Por consiguiente, si queda algún atisbo del principio de derecho natural en las mentes del pueblo de los Estados Unidos —los presidentes, etc.— el punto es que se tiene que dejar libre a la Argentina, en medio de su bancarrota, para que se reorganice en la forma necesaria. Eso significaría: número uno, la creación de una nueva moneda, ajena al sistema existente, sin ningún vínculo ni obligación con ese sistema. Esa moneda se usaría en gran medida para garantizar la seguridad interna, la seguridad económica, etc. Ello tendría que ir acompañado de una serie de medidas proteccionistas muy estrictas. Y se tendría que entrar en un conjunto de acuerdos comerciales, de largo y mediano plazo, con países vecinos tales como el Brasil (para lo que ya están dadas algunas precondiciones) y algunos más.

"Y debe entenderse muy ampliamente que hay que darle a la Argentina la oportunidad de elaborar tal acuerdo. Ya no deben preocuparnos aquéllos que fueron responsables de administrar la destrucción de una nación. ¡Eso es un crimen! ¡Un delito moral! Si usted le impone a una nación medidas que la llevarán a la quiebra, que amenazan biológicamente a su población, que conllevan efectos genocidas, entonces sus derechos financieros, derivados de ese sistema, de suyo pierden toda autoridad moral. Por ende sus reclamos quedan sujetos a revisión, desde el punto de vista del proceso de bancarrota, conforme al principio del Bienestar General.

"Las naciones, pues, deben adoptar el criterio de que se aplique el principio del Bienestar General en la bancarrota de Argentina. Que la Argentina se declare en bancarrota, y anuncie que su gobierno asumirá, como entidad soberana, la responsabilidad de reorganizar sus asuntos, y buscará la colaboración de otros países soberanos para poner las cosas en orden duradero, de mediano a largo plazo. La Argentina requiere, como elemento integral de todo esto, una nueva moneda independiente, impoluta por la corrupción de las monedas anteriores. Y así deben quedar las cosas, entonces.

"Pero también hay que considerar el contexto en que se tome esa decisión. ¡Lo que está en bancarrota es todo el sistema, incluido el estadounidense! Incluida Europa, que también está en quiebra; incluida el Africa, que está más que en quiebra. Las únicas naciones no quebradas son algunas del Asia, tales como China, India, etc.; ellas no han quebrado. Pero el resto del mundo, en realidad, está esencialmente en bancarrota, como lo demostraría una bancarrota en el Japón, en relación con los Estados Unidos.

"Por tanto, puesto que estamos todos en un sistema en bancarrota, en lo que hay que estar pensando es una serie de medidas que nos permitan reorganizarnos en medio de esta bancarrota, y efectuar una recuperación de estas condiciones de quiebra... ¡de cualquier quiebra! En el caso de la Argentina, se debe aplicar ese criterio político, y decirle: ¡adelante, Argentina! Ahora cooperaremos con ustedes, en su reorganización de bancarrota. Adelante: establezcan una nueva moneda; adminístrenla bien; tomen las medidas que hagan falta; conversémoslo, y busquemos formas de cooperar en la recuperación de su economía.

"Esa es la única manera de abordar la cosa", dijo LaRouche.

El diálogo en su totalidad puede verse, con traducción simultánea al español, en el sitio de la internet www.larouchepub.com/spanish.

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