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LaRouche exige que el Congreso emprenda una investigación inmediata
¡ El caso Pollard nunca se cerró !

Washington, 9 de septiembre (EIRNS)—Lyndon LaRouche, aspirante a la candidatura presidencial del Partido Demócrata para las elecciones de los Estados Unidos del 2004, informó a través de su comité de campaña, "LaRouche in 2004", que ahora existen pruebas contundentes de que la ofensiva en marcha para inducir al presidente George W. Bush a lanzar una guerra contra Iraq, es una política del gobierno de Israel que data de 1996, y que un nido de espías israelíes dentro del gobierno de los EU pretende imponerle al Presidente. Esta red israelí de espionaje dentro de los EU no logró su objetivo sino hasta que el presidente Bush quedó entrampado por los sucesos del 11 de septiembre de 2001, y por los informes fraudulentos sobre esos sucesos que proporcionó este aparato de inteligencia extranjera, que lo atrajeron a sus planteamientos. Lyndon LaRouche exige saber: ¿no es este el motivo que explica el quién y el porqué de los ataques del 11 de septiembre de 2001? LaRouche exige que el Congreso emprenda una investigación inmediata, para ayudar a purgar al gobierno estadounidense de este aparato de inteligencia extranjera que trató, con los sucesos del 11 de septiembre, de apoderarse de las riendas de la política exterior de los Estados Unidos. La red de integrantes de la "retaguardia" de Pollard en el gobierno de Bush, perpetra un fraude descarado para inducir al Presidente y al Congreso de los EU a irse a la guerra.

Cuando lean las pruebas sumarias que siguen, de seguro llegarán a la misma conclusión que Lyndon LaRouche: que debe despedirse a toda esta gente de sus cargos en el gobierno inmediatamamente, y que el Congreso debe realizar audiencias públicas para llegar al fondo de esta intriga criminal.

A continuación, el resumen de los hechos:

El 8 de julio de 1996, Richard Perle, quien ahora encabeza la Junta sobre Política de Defensa del Pentágono, un grupo de asesoría bajo el subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz, le presentó un documento al entonces primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, detallando una nueva política exterior israelí, de repudio a los Acuerdos de Oslo y al concepto subyacente de "tierra por paz". El documento también planteaba la anexión permanente de toda la Ribera Occidental y la Franja de Gaza, y la eliminación del régimen de Saddam Hussein en Bagdad, como un primer paso para derrocar o desestabilizar a los gobiernos de Siria, Líbano, Arabia Saudita e Irán. El documento se preparó para el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticos Avanzados (IEEPA), un centro ideológico con sedes en Jerusalén y Washington, y financiado por Richard Mellon Scaife. Los autores del documento —titulado "Un rompimiento limpio: Una nueva estrategia para asegurar el reino"— fueron Perle, Douglas Feith, actual secretario auxiliar de Defensa encargado de política; David Wurmser, asesor especial de John Bolton, negociador de control de armas del Departamento de Estado; y Meyrav Wurmser, ahora director de política para el Oriente Medio del Instituto Hudson.

Dos días después de Perle entregarle este plan de política exterior, Netanyahu, a la sazón primer ministro de Israel, pronunció un discurso ante una sesión conjunta del Congreso de los EU, en el que se hizo eco del plan del IEEPA. Ese mismo día, el Wall Street Journal publicó extractos del documento del IEEPA, y el día siguiente, el 11 de julio de 1996, este periódico le dio su respaldo editorial al documento de Perle.

A partir de febrero de 1998, el gobierno británico del primer ministro Tony Blair emprendió un esfuerzo concertado con el gobierno de Netanyahu en Israel, y las redes de los agentes de influencia israelí de Perle en los EU, para inducir al presidente William Clinton a lanzar una guerra contra Iraq, precisamente en los términos que se le plantearon a Netanyahu en el documento "Un rompimiento limpio". La guerra se lanzaría por las "armas de gran poder destructivo" supuestamente en manos de Iraq. Los inspectores de armas de las Naciones Unidas a la sazón todavía seguían activos en Iraq.

Para impulsar el proyecto de guerra, el secretario de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña, Robin Cook, emitió un mentiroso "informe oficial" sobre las acciones iraquíes para obtener armas de gran poder destructivo. El 19 de febrero de 1998, Richard Perle y el ex congresista Stephen Solarz presentaron una "Carta abierta al presidente" en la que exigían una movilización total encabezada por los EU, para "cambiar el régimen" de Bagdad. El peligrosamente incompetente plan militar para derrocar a Saddam que apareció en la "Carta abierta", lo revivió no hace mucho la red de "gallinazos" en la oficina del secretario de Defensa que comanda Perle, pero el Estado Mayor Conjunto lo rechazó de plano. Entre los firmantes de la carta original de Perle y Solarz se encuentran los siguientes funcionarios actuales del gobierno de Bush: Elliot Abrams (Consejo de Seguridad Nacional), Richard Armitage (Departamento de Estado), John Bolton (Departamento de Estado), Doug Feith (Departamento de Defensa), Fred Ikle (Junta sobre Política de Defensa), Zalmay Khalilzad (Casa Blanca), Peter Rodman (Departamento de Defensa), Donald Rumsfeld (Secretario de Defensa), Paul Wolfowitz (Departamento de Defensa), David Wurmser (Departamento de Estado) y Dov Zakheim (Departamento de Estado).

El presidente Clinton rechazó la solicitud de ir a la guerra en de 1998, lo que hizo rabiar a Netanyahu y a Blair.

El 6 de agosto de 1998, Angelo Codevilla, codirector del IEEPA en Washington (junto con David Wurmser), escribió un editorial en el Wall Street Journal, exigiendo la libertad del espía israelí convicto Jonathan Pollard. Codevilla argumentó que Pollard tuvo razón en darle material clasificado de los EU a Israel, por la amenaza que representaba Saddam Hussein. Días más tarde, dos miembros del gabinete de Netanyahu contactaron al vicepresidente Al Gore, para exigir la liberación de Pollard.

El presidente Clinton, tras rechazar nuevamente, en noviembre de 1998, la exigencia de Netanyahu y de Blair de ir a la guerra —bajo la presión de la embestida del juicio político en su contra, encabezada por el aparato financiado por Mellon Scaife—, por fin cedió y autorizó la Operación Zorro del Desierto en diciembre de 1998, cuando regresaba de un viaje a Israel a bordo del avión presidencial. Pero los 70 días de bombardeo no eliminaron al régimen de Saddam Hussein, y el asunto permaneció en estado latente durante los 3 años siguientes... hasta el 11 de septiembre de 2001.

Minutos después de los ataques del 11 de septiembre contra Washington y Nueva York, las mismas redes de los EU ligadas a Pollard que habían trazado la política exterior de Netanyahu, se pusieron en pie de guerra, exigiendo que el presidente Bush se lanzara contra Iraq, a pesar de que, hasta la fecha, no hay pruebas plausibles que vinculen a Iraq con los ataques de guerra irregular de septiembre de 2001. Al instante, el gobierno israelí de Sharon declaró que los ataque los había ordenado Saddam Hussein, e instó a lanzar ataques de represalia a gran escala contra Bagdad.

El 22 de septiembre de 2001, en una reunión en Campo David con el presidente Bush y la mayor parte del gabinete, el subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz febrilmente propuso lanzar una guerra contra Iraq. Wolfowitz ingresó al círculo íntimo de George Bush un año antes de las elecciones de 2000, por iniciativa del ex secretario de Estado George Schultz. Para 1999, Wolfowitz y Condolezza Rice ambos estaban a cargo de juntar al equipo de política exterior y de seguridad nacional de la campaña de Bush, mismo al que la señorita Rice le puso el mote de "Los vulcanos". Wolfowitz de inmediato metió a Richard Perle, agente de influencia israelí y miembro del "Comité X", en los círculo más íntimos del entorno de Bush, desde donde se ha ocupado de vender el plan de política exterior de Israel y Netanyahu desde el principio. Entre sus recientes fechorías, Perle organizó la sesión de la Junta sobre Política de Defensa del 10 de julio de 2002, en la que se exigió purgar del Estado Mayor Conjunto a todos los oponentes a la guerra contra Iraq, y se propuso que las Fuerzas Armadas de los EU tomaran y ocuparan los campos petroleros de Arabia Saudita, y un rompimiento total con la dinastía Saud, tal y como había propuesto su documento de 1996 para el IEEPA, "Un rompimiento limpio".

Este no es sino el más breve resumen de la gran cantidad de pruebas a mano. La actual campaña para inducir al presidente Bush y al Congreso de los EU a irse a la guerra contra Iraq, una guerra que de seguro desatará un "choque de civilizaciones", es una continuación directa del caso Pollard. Así, presionan al presidente Bush —desde dentro de su propio aparato de seguridad nacional— para que adopte la política exterior ¡del Likud de Israel! ¿Qué nación dicta la política de los EU? Este es un fraude escandaloso, mucho peor que el supuesto incidente del golfo de Tonkín de finales de los 1960.

Desde que Perle, Feith, los Wurmser, y demás, primero le entregaron la política de "Un rompimiento limpio" a Netanyahu, la obsesión de esta turba ha sido inducir al gobierno de los EU a adoptarla y aplicarla. Todos sus anteriores intentos fracasaron, hasta que el 11 de septiembre de 2001 se creó un nuevo marco para revivir e impulsar esta política, so pretexto de la "guerra al terrorismo". ¿No lleva esto a preguntarse quiénes fueron los verdaderos y misteriosos autores de los ataques del 11 de septiembre? ¿Cuáles son los vínculos entre los sucesos del 11 de septiembre y la ofensiva subsiguiente que no amaina para ir a la guerra contra Iraq?

Desde Perle y Faith, hasta otros que impulsan el plan Netanyahu desde fuera del gobierno —incluyendo a Frank Gaffney, Steven Bryen y Michael Ledeen—, todo los que conforman este equipo se cuentan entre los principales sospechosos del aparato de espionaje israelí que le encomendaron a Jonathan Pollard robar los secretos de seguridad más preciados de los EU, desde dentro del aparato de seguridad nacional de Reagan y Bush. Eludieron el enjuiciamiento, y después surgieron como "Los vulcanos", asignados a "enseñarle" al presidente Bush los pormenores de política exterior y de seguridad nacional. ¿No es hora de que estos conspiradores se reúnan con Jonathan Pollard tras las rejas? ¿No es tiempo de que el presidente Bush le dé a estos payasos una "sorpresa septembrina"?

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