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El problema no es Netanyahu, sino Estados Unidos; la solución es Beethoven

8 de mayo de 2024 (EIRNS) — En las negociaciones con Hamás sobre un acuerdo que incluya la liberación de los rehenes y la consecución de la paz, uno de los principales puntos de fricción ha sido la insistencia de Hamás en que se ponga fin a la guerra. Los principales elementos de ese paquete incluyen la disolución del ala militar de Hamás y un período de reconstrucción de Gaza de entre 3 y 5 años. Sin embargo, el dilema ha consistido en saber si, durante las tres fases de 42 días de liberación de rehenes, lucha contra el hambre y las enfermedades y retirada de las fuerzas de Israel, Washington es capaz de utilizar lo que está sucediendo sobre el terreno para acabar realmente con el militarismo de Netanyahu. 

El punto de conflicto se encuentra en la insistencia de Hamás en que se utilice un lenguaje que afirme que la guerra ha terminado, y en el intento de Estados Unidos de sustituirlo por un lenguaje que puedan vender a Netanyahu, como una "calma sostenible".Hamás tiene buenas razones para poner en duda que Washington pueda realmente conseguir que se ponga fin a una guerra que en realidad no lo es; ya han visto cómo Netanyahu juega con los intentos de manipulación de Washington. 

Ciertamente, en las últimas 24 horas, cuando Hamás aparentemente aceptó seguir adelante con el lenguaje de la "calma sostenible", una gran apuesta por su parte, Netanyahu dio una respuesta fulminante y asesina, bombardeando a civiles en Rafah y cortando toda la ayuda vital. ¿Qué hizo el gobierno de Biden? Oyeron a Netanyahu invocar la frase "acción limitada", así que ellos invocaron la frase "ninguna acción de gran alcance". ¿Cómo ha funcionado eso hasta ahora? 

Para decirlo de manera más directa, Occidente se ha comprometido a gestionar una situación sin ningún desarrollo económico significativo para la región y un Israel que, en otros tiempos, podría haber sido más receptivo a la eminente sensatez de la propuesta del "Plan Oasis" (para generar abundante agua limpia, abundante energía barata y mucha tierra que irrigar y cultivar) en su lugar ha sido testigo de cómo los locos fanáticos sionistas de la pandilla de "Eretz Yisrael" se apoderan del presente de Israel y amenazan su futuro. (Y efectivamente, ésta es la misma pandilla que el 4 de noviembre de 1995 asesinó al Primer ministro Yitzhak Rabin, cuando estaba avanzando en el marco de los Acuerdos de Oslo, cuando la sensatez del sentido común tenía algo más que una pizca de posibilidades). El cínico y calculador, Benjamin Netanyahu, se mueve a sus anchas en un entorno así. 

La cuestión es que Washington, si deseara una solución, no tiene la capacidad de ponerla en práctica, porque es completamente adicto a ganar dinero sin hacer nada. El liderazgo en un año electoral como éste, congregaría a la población estadounidense para darle a los jóvenes la esperanza de un futuro productivo, una misión que ponga a Estados Unidos a la altura (o incluso, para comenzar a competir) de China en la erradicación de la pobreza en todo el mundo. El estallido de las manifestaciones de jóvenes universitarios lo pide a gritos; sin embargo, las patéticas figuras de personajes como el Presidente Biden y el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, se empeñan en emprender una carrera hacia el abismo, para ver quién puede aplastar mejor el espíritu del país. 

Lo que Xi Jinping, Presidente de China, explicó en Francia, en su primera parada de la gira que está realizando por Europa del 5 al 10 de mayo, puede resultar difícil de asimilar para un Occidente cínico, pero es exactamente la calidad del arte de gobernar que Occidente necesita para sobrevivir. Xi comenzó proponiendo a Francia que los dos países deben tener el particular estado de ánimo que propició el establecimiento de relaciones diplomáticas hace 60 años, para poder ahora promover juntos la paz y el desarrollo en todo el mundo. Hay más, pero cielos, ¿cómo puede un país adoptar un estado de ánimo? 

Ayer se cumplieron 200 años del nacimiento de la única, incansablemente optimista, Novena Sinfonía de Beethoven, la Sinfonía "Coral" basada en el revolucionario poema de Federico Schiller, An die Freude (Himno a la Alegría). Daniel Barenboim, cofundador y director de la única orquesta conjunta israelí-palestina, celebró el nacimiento de la Novena reivindicando el genio de Beethoven: "La grandeza de la música, y de la Novena Sinfonía, reside en la riqueza de sus contrastes. La música nunca simplememnte ríe o llora; siempre ríe y llora al mismo tiempo. La creación de la unidad a partir de contradicciones: eso es Beethoven para mí. La música, si se estudia bien, es una lección para toda la vida. Podemos aprender mucho de Beethoven. Es el maestro de la unión de la emoción y el intelecto. Con Beethoven, debes ser capaz de estructurar tus sentimientos y sentir la estructura emocionalmente, ¡una lección fantástica para la vida!". 

Beethoven vive allí donde la mente y el corazón humanos han encontrado su razón de existir en el mismo ser humano, donde los dos descubren el lugar que les corresponde y su potencial en el matrimonio. En ese sentido, Beethoven había dominado realmente la educación de las emociones o la "Educación Estética" de Federico Schiller, porque luchaba con las penas del mundo siempre desde la rigurosa compasión por toda la humanidad, impulsando las soluciones necesarias; eso que llamamos "genio". 

Un país puede adoptar un estado de ánimo porque tiene que hacerlo, porque el horror de no hacerlo es intolerable, porque la alegría de hacerlo es tan enormemente humana. Así que canten el cumpleaños feliz con la Novena de Beethoven y su continuación, la pena y la alegría del "Plan Oasis", y compartan con los demás la alegría de cambiar de estado de ánimo. 

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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