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El futuro es resultado de nuestras decisiones

30 de abril de 2024 (EIRNS) — Estamos en una época de cambios dramáticos, en la que la humanidad se enfrenta a decisiones en un futuro próximo cuyas consecuencias se dejarán sentir durante generaciones. 

¿Va a llevar la OTAN anglo-estadounidense su enfrentamiento con Rusia hasta el borde del abismo termonuclear? ¿llevará el canalla dirigente de Israel, Benjamín Netanyahu, sus continuas barbaridades militares, hasta sumir a la región en un conflicto con Irán como posible justificación? ¿Dejará Estados Unidos sus sermones y sanciones comerciales contra China, la primera economía mundial, para forzar directamente la confrontación militar en torno a Taiwán que, según ellos, China está planeando? 

El conflicto no es inevitable y el colonialismo no es eterno. El futuro se construye con las acciones cotidianas, tanto de los dirigentes como de los ciudadanos. La inercia mental no tiene por qué imponerse a la razón; ¡aún no es demasiado tarde para cambiar! 

Hay indicios de una transformación de la política oficial y del papel que las naciones y los pueblos se atribuyen a sí mismos a la hora de deliberar sobre ella. Hawái es hoy el primer estado de Estados Unidos que exige a su gobierno que apoye un alto al fuego inmediato en Gaza. La juventud del país se opone abrumadoramente a la política de Biden respecto a Israel. Las protestas en las universidades continúan y se extienden, quizá de forma más notable en la Universidad de Columbia, en Nueva York, donde el lunes por la tarde venció el plazo impuesto por la dirección de esta institución para que los estudiantes y demás se dispersaran y abandonaran la manifestación. Informes procedentes de Israel indican que Netanyahu está tratando de averiguar cómo detener lo que parecen ser próximas órdenes de detención a su persona y otras de su gabinete dictadas por la Corte Penal Internacional. 

¿Qué ha hecho China tras la visita del desagradable secretario de Estado de Estados Unidos, Blinken, entre el 26 y el 29 de abril, que acudió allí para transmitir una escandalosa reprimenda? China ha pedido una investigación independiente sobre la voladura de los gasoductos Nord Stream, que sea dirigida por la Organización de Naciones Unidas (ONU). China identificó de forma contundente la hipocresía de Estados Unidos. Sobre la destrucción de Gaza, el portavoz de política exterior de la nación afirmó: "Que esto siga ocurriendo en el siglo 21 es un ultraje a la conciencia moral de la humanidad, y pisotea el aspecto más fundamental de la justicia internacional". Dijo que Estados Unidos, "no debe seguir haciéndose el sordo ante el clamor de justicia de las personas con conciencia de todo el mundo. No debe seguir hablando de la necesidad de un alto al fuego al mismo tiempo que está enviando armas a Israel para inflamar el conflicto, ni hablar de ayuda al mismo tiempo que obstaculiza el acceso de la ayuda humanitaria. Debe cumplir de inmediato las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU, hacer efectivo un alto al fuego incondicional y duradero, y tomar medidas concretas para poner fin de una vez por todas a esta la mayor tragedia humanitaria del siglo 21". 

Ciertamente, nada sería más razonable, desde el punto de vista del verdadero interés propio de Estados Unidos y de su pueblo, que volver a los conceptos revolucionarios que llevaron a su fundación. En lugar de construir una nueva flota de aviones apocalípticos, Estados Unidos puede adoptar, de nuevo, el Sistema Americano de economía que impulsó sus asombrosos éxitos en los dos últimos siglos, un sistema cuyos ecos, irónicamente, tienen su mejor exponente hoy, en China. 

Un renacimiento del Sistema Americano, adoptando nuevas formas adecuadas al presente, colocaría a Estados Unidos en la senda adecuada para tener un hermoso futuro. Liberará a las naciones de la OTAN de la actitud miope y servil de mantener su protagonismo impidiendo que otros crezcan. 

Nuestra es la abundancia, si eso es lo que elegimos.

 

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