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Todos tenemos derecho al desarrollo y a la paz

29 de abril de 2024 (EIRNS) —El finado economista y estadista Lyndon LaRouche señaló hace años que lo más difícil, lo más prohibido en la política estadounidense, es que decir que los palestinos son seres humanos. Esto se está poniendo de manifiesto de nuevo ahora, pero en esta ocasión por la irrupción de las protestas cada vez más numerosas de los jóvenes, estudiantes de bachillerato y universitarios, y otras personas, contra la masacre perpetrada por Israel en Gaza, entre los que hay muchos que protestan porque creen firmemente que los palestinos son seres humanos y tienen derechos inalienables que les han sido negados durante mucho tiempo. 

Toda la clase política estadounidense, los grupos de presión y los medios “informativos” nacionales, además del gobierno de Netanyahu desde el extranjero, se están movilizando para detenerlos, castigarlos, y erradicar esa idea. Sean cuales sean sus defectos, los manifestantes se enfrentan a la indiferencia que se ha apoderado de la mayoría de los estadounidenses y europeos ante esta realidad: Todas las personas que se ven atrapadas y asesinadas en guerras geopolíticas (¡que pronto estarán incluidos entre ellos!) son seres humanos que tienen derechos inalienables, entre ellos la búsqueda de la felicidad y su propia creatividad. 

El derecho a la búsqueda de la felicidad de los seres humanos, incluye el derecho y el interés de toda nación al desarrollo económico y científico, que da libertad a la creatividad e innovación de sus ciudadanos. 

Helga Zepp-LaRouche, fundadora del Instituto Schiller e iniciadora de la Coalición Internacional por la Paz (CIP), dice al concluir sus Diez Principios para una Nueva Arquitectura Internacional de Seguridad y Desarrollo: "El supuesto básico para el nuevo paradigma es, que el hombre es fundamentalmente bueno y capaz de perfeccionar infinitamente la creatividad de su mente y la belleza de su alma, siendo la fuerza geológica más avanzada del universo, lo que demuestra que la leyes de la mente y las del universo físico están en correspondencia y cohesión, y que todo el mal es el resultado de una falta de desarrollo, y por lo tanto puede ser superado". Este principio significa que el desarrollo es el medio para alcanzar la paz, y que la base de la “seguridad” de una nación (que tan absurdamente se afirma ahora que reside en la guerra y en la preparación para la guerra) reside en realidad en el crecimiento y el desarrollo de todas las demás naciones. 

Los que abogan por poner fin a la guerra (¡por un alto al fuego!) deben ofrecer una perspectiva del "mejor día" que seguirá a ello, una mejora de la condición humana en la que las partes enfrentadas puedan cooperar si están hartas de la guerra. Zepp-LaRouche organizó el 13 de abril una conferencia internacional sobre el Plan Oasis para la construcción de proyectos de agua potable, energía, transporte, nuevos puertos y corredores de desarrollo en todo el Sudoeste de Asia, como parte de un "Puente Terrestre Mundial" de este tipo de infraestructura. En su intervención en la reunión de la Coalición Internacional por la Paz del 26 de abril, dijo: "Creo que tenemos que ser conscientes del hecho de que en realidad existe un empuje bélico estratégico global que está volviéndose cada vez más fuerte. En realidad es un proceso de militarización que está involucrando paso a paso a todos los ámbitos de la sociedad". 

Y concluyó: "El proceso organizativo en torno al Plan Oasis debe acelerarse hasta que tengamos una mayoría de personas que estén de acuerdo en que el nuevo nombre de la paz tiene que ser desarrollo, y que no hay alternativa a la cooperación de todos los países mayores y menores del mundo".

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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