29 de abril de 2024 (EIRNS) — Estados Unidos tendrá motivos para lamentar la ley que el Congreso acaba de aprobar y que autoriza la incautación directa de más de $300.000 millones de dólares en reservas de divisas de Rusia para dárselos a Ucrania, si el gobierno de Biden decide a aplicarla. 

Como reacción inmediata a la "Ley REPO para Ucrania", un tribunal ruso congeló $440 millones de dólares en fondos de JPMorgan Chase en el banco ruso VTB. Esto es solo un pinchazo para JPMorgan Chase, pero hay muchos más activos estadounidenses, financieros y físicos, en Rusia por embargar; se calcula que su valor es al menos igual al de las reservas de divisas rusas congeladas. 

En 2012, un tribunal estadounidense de Nueva York ordenó el embargo total de los activos de Argentina de cuentas en Estados Unidos en beneficio de fondos de cobertura (fondos buitre), y desde entonces el Tesoro estadounidense congela casi rutinariamente los activos de países en desarrollo que no están bien situados para resistir. Pero Rusia se resistirá y tomará represalias, y Estados Unidos tendrá que forzar a los tribunales y bancos europeos, donde están congelados la mayoría de los activos rusos. Incluso el portal dedicado a la guerra judicial, Lawfare, publicó en enero "Algunos consejos para el Congreso sobre cómo incautar activos rusos", en el que advierte: "El mayor riesgo que conlleva la incautación de activos rusos es que los gobiernos extranjeros dejen de ver a Estados Unidos como una jurisdicción segura en la que mantener sus propios activos (especialmente los de los bancos centrales)". Y el autor del artículo en Lawfare, Scott Anderson, se refería a los gobiernos europeos. 

Si Rusia demandara a los bancos europeos, incluidas las filiales extranjeras de bancos estadounidenses, y a la firma de compensación financiera Euroclear en Bruselas, que posee la mayor parte de las reservas rusas congeladas por el Tesoro de Estados Unidos y la Unión Europea, esos bancos podrían acogerse a la Cláusula de Expropiación de la legislación estadounidense para obtener una compensación por cualquier pérdida que sufran, que pagarían los contribuyentes estadounidenses. Estarían en juego cientos de miles de millones y la desdolarización.