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¿Ven los niños de Gaza a Estados Unidos como un templo de libertad y un faro de esperanza?

3 de mayo de 2024 (EIRNS) — Cuando el día de ayer llegaba a su fin, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los republicanos de la Cámara de Representantes, encabezados por el Presidente de la Cámara, Mike Johnson, se enfrascaban en un feo abrazo, sin ofrecer nada sustancial al electorado estadounidense, salvo la broma de mal gusto de aplastar la democracia a nombre de detener a manifestantes supuestamente violentos y antisemitas. Sin embargo, eso es lo que acompaña a la decisión de la semana pasada, con una deuda nacional de $34 billones de dólares que se encamina rápidamente hacia el desastre, con una militarización de la economía y del discurso político, de echar a la olla otra cuota de $95 mil millones en armamento militar. 

La semana pasada, Johnson dio el pistoletazo de salida a esta extraña farsa, yendo hasta la Universidad de Columbia, en Nueva York, para presentarse ante los estudiantes, provocarlos y crear cobertura mediática en las redes sociales y fotos para el menosprecio de la población. Ayer, Biden se dirigió a los estadounidenses para pontificar sobre que se deben proteger las manifestaciones pacíficas, pero hay que detener las violentas; aunque la única violencia ha venido de quienes se oponen a los manifestantes. Mientras hablaba, el campamento de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), que acababa de ser asaltado físicamente por unos rufianes, estaba siendo desmantelado por la policía, la misma policía que un día antes no había hecho nada para detener a los rufianes ni había intentado detener a ninguno de los atacantes. 

Sin embargo, las acciones de los manifestantes, las más visibles en docenas y docenas de campus universitarios de Estados Unidos, amenazan con provocar que los ciudadanos estadounidenses se pregunten por fin: ¿por qué estamos promoviendo guerras? ¿Por qué se reducen las perspectivas para mis hijos? ¿Qué pasará si el dólar se hunde? ¿Por qué China no promueve guerras, sino que está por delante nuestra en lo que a proyectos de economía física se refiere? 

Independientemente de que algún manifestante en particular haya ido muy lejos en sus propios pensamientos hasta ahora, el simple hecho de levantarse y decir "no" a los asesinatos en masa reintroduce en el discurso público del país la noción de moralidad, largamente ridiculizada y descuidada. Algo se perdió cuando el Dr. King fue asesinado en 1968, y el movimiento antibelicista se fue al garete. Levantarse, y mantener la posición, amenaza con un brote de cordura pública. 

Ayer, médicos, enfermeras, personal sanitario y niños palestinos, después de todo lo que han soportado, hicieron una pausa para enviar un mensaje a los estudiantes estadounidenses que protestaban, agradeciendóles por reconocer simplemente que son humanos y que han estado sufriendo. La CNN mostró al Dr. Saad Abu Sharban diciendo que estaba "encantado" con las imágenes de los manifestantes en otros países. Dijo que significaba "que en todo el mundo hay seres humanos que saben lo que está pasando aquí en la Franja de Gaza en este momento". Los niños se dirigieron a la cámara para dar las gracias personalmente a los estudiantes de Columbia y de otras escuelas estadounidenses. Una de las madres, Nadia Al-Dibs, declaró a la CNN: "Las poblaciones árabes no se han preocupado por nosotros, mientras que los estudiantes de las universidades estadounidenses han sentido con nosotros, han sentido la sangre que se derrama de nosotros, nuestros edificios que son destruidos y nuestros niños cuyas vidas son destruidas... mil gracias a ellos". 

El hecho de que una población oprimida perciba que los estadounidenses actúan realmente de acuerdo con un impulso moral sugiere que Estados Unidos lleva mucho tiempo vagando por el desierto y que la tenue luz de Estados Unidos como "templo de la libertad y faro de esperanza" para el mundo aún puede cobrar vida. 

La forma más directa de avivar esas débiles llamas es fundamentar esas esperanzas en lo que siempre ha sido la base para que judíos y musulmanes, supervivientes del nazismo y de la Nakba, conquisten el desierto, el "Plan Oasis" de LaRouche: abundante agua dulce para proyectos de regadío que reverdezcan el desierto, mucha educación y puestos de trabajo para que israelíes y palestinos, además de toda la población árabe de la región, mantengan a sus familias sin codiciar la tierra del vecino. Tanto potencial que incluso algunos bancos occidentales podrían salvarse de su avanzada enfermedad de especulación. 

Pero los manifestantes necesitan el "Plan Oasis" para flanquear a los agentes provocadores, aquellos que tratarán de convertir la frustración en violencia. Los estadounidenses lo necesitan para evitar descender a bandas rivales, discutiendo sobre quién puede fingir mejor defender a los judíos de todos los no-ataques. Los políticos lo necesitan desesperadamente, ya que se ven empujados cada vez más a defender un estado policial, porque el cáncer financiero sigue exigiéndolo. 

Y si los niños palestinos, al ver que los estadounidenses defienden un principio moral, contribuyen a ayudar a los estadounidenses a recuperar su identidad, tal sería la operación de fuerzas más en contacto con la realidad que cualquier cosa que emita el programa de Joe Biden-Mike Johnson.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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